Marta Orriols: ¡°Hoy estamos menos entrenados que nunca ante la muerte¡±
La autora de los elogiados relatos 'Anatomia de les dist¨¤ncies curtes' convierte en literatura el fallecimiento de su pareja en 'Aprendre a parlar amb les plantes', su primera novela
El dolor ¨ªntimo no se destruye, nunca se marcha; a lo sumo se transforma y s¨®lo en ese estadio, tras un notable lapso de tiempo, quiz¨¢ se pueda conllevar. Es la dura ense?anza que, tras pasar por la rabia o el miedo, experimenta Paula, neonat¨®loga de 40 a?os que pierde inopinadamente a su compa?ero en un accidente. Marta Orriols, celebrada autora de los relatos Anatomia de les dist¨¤ncies curtes con que debut¨® hace dos a?os, se define como ¡°una escritora de personajes: nunca me planteo qu¨¦ pasar¨¢ sino a qui¨¦n le pasar¨¢¡±, admite. Pero esta vez no tuvo que imaginar mucho porque la voz de Paula, protagonista de Aprendre a parlar amb les plantes (Edicions del Periscopi; Lumen, en castellano), su segundo libro y primera novela, es en buena parte la suya tras la muerte de su compa?ero y padre de sus dos hijos en accidente a¨¦reo.
En una de las diversas sorpresas de forma y fondo que depara la novela, Paula no es una mu?eca rota. ¡°Es un personaje duro: su faceta humana s¨®lo la exterioriza con los neonatos, no quise que respondiera al clich¨¦ de la figura femenina llorona; la muerte la deja en un estado absoluto de alerta, de desconcierto; s¨ª, de dolor, pero tambi¨¦n de enfado, una actitud casi de venganza por ese mundo de fantasmas al que ha ido a parar; quise darle la vuelta a la novela de la muerte¡±, perfila Orriols (Sabadell, 1975) hablando de su personaje. O no.
He querido huir del clich¨¦ de la figura femenina llorona;? hay dolor, pero tambi¨¦n enfado, una actitud casi de venganza por ese mundo de fantasmas al que ha ido a parar ¡±
¡°Cada vez que me toca o me da un beso y no estamos dentro de la burbuja del sexo, alguna cosa chirr¨ªa; no me sale devolverle el afecto y descubro que estos gestos tampoco me hacen sentir afecto hacia m¨ª misma¡±, reflexiona Paula ante un amante que no pasar¨¢ de ocasional, un ¡°hombre-cuerda¡± que no hace olvidar al ausente, sombra que impregna muebles, s¨¢banas, el cepillo de dientes.... ¡°Paula se prueba d¨ªa a d¨ªa; la p¨¦rdida pesa, pero lo hace m¨¢s el desconcierto, el decirse: ¡®?Y ahora qu¨¦ hago, adem¨¢s de levantarme y respirar?¡¯; y tampoco quiere atarse a nadie para sufrir¡±, explica su creadora. Desde su concha, la protagonista parece lamentar m¨¢s que la p¨¦rdida de Mauro la de esa rutina de las relaciones que proporciona seguridad, que protege. ¡°No es tanto que sea ego¨ªsta como individualista: ella era una feliz treinta?era con piso y moto que se enamora locamente de golpe y ve c¨®mo la felicidad va languideciendo¡ Pero ah¨ª, con alguien a su lado, unos libros y unas plantas, se da cuenta de que eso le gustaba y por ello ahora se mueve entre la tristeza y la culpabilidad: la vida le da una segunda oportunidad, alcanzar lo que quer¨ªa, pero le ha negado la otra persona¡ S¨ª, lo que le ha pasado a uno se acaba volcando, ficcion¨¢ndolo, en tus personajes¡ Me gustar¨ªa ser una mujer m¨¢s dura, como es Paula, es un buen escudo ser duro¡±.
No fue f¨¢cil para Orriols desdoblarse: el origen de la novela lleg¨® tras una charla con su editora en castellano, Silvia Querini, que, ¡°sin decirme nada m¨¢s¡±, le regal¨® el libro de Colm T¨®ib¨ªn Nora Webster, novela de una viuda que consigue tirar adelante. Le encant¨®. Y as¨ª se junt¨®, recuerda hoy, que ¡°los cuentos funcionaban y decid¨ª dedicarme a escribir, la p¨¦rdida de una persona y la posibilidad de afrontar una novela¡±. Admite que hubo una primera versi¨®n que tir¨® porque ¡°era incapaz de enfadarme con quien hab¨ªa muerto porque yo pensaba en mi pareja; hasta que no pude hacer el clic y decir ¡®Esta mujer ha de ser distinta a ti¡¯, la cosa no iba; y de ah¨ª la infidelidad de ¨¦l, por ejemplo¡ Ahora veo que la novela me ha servido para ordenar el tema de la muerte y el momento de la vida en que me encuentro; por eso a veces la Paula marcha y entra m¨¢s la Marta reflexiva¡ Quer¨ªa verosimilitud y eso en parte solo se consigue si eres t¨² misma¡¡±. Y por si pudiera dar a entender lo contrario, matiza rauda: ¡°En cualquier caso, no es autobiogr¨¢fica: no tengo la templanza vital para escribir sobre nuestra historia y su muerte y tambi¨¦n por respeto a ¨¦l: no le hubiera gustado¡±.
La tristeza no se acepta;?la gente se ve como volcada a estirarte hacia esa presunta normalidad que has perdido, te has de reponer ya: los psic¨®logos te medican a la primera para que no lo pases mal...
¡°La muerte manda a la vida y nunca al rev¨¦s¡±, sostiene Paula en una novela que parece destilar que no hay posibilidad de rehacer una vida lacerada hasta tal punto. ¡°Pues creo haber dado una imagen distinta con un final luminoso: que el dolor no marcha, que se transforma, que has de dejar que exista y sea y mute; en mi caso, tener hijos te hace tirar adelante ni que sea por ellos; en Paula es, por ejemplo, querer cerrar bien las relaciones con su padre¡±. Y da una vuelta de tuerca, como siempre hace su protagonista: ¡°Con la muerte aprendes a descartar r¨¢pidamente las tonter¨ªas de la vida, pero junto a ello queda que, de repente, todo es una amenaza, ese paso de la muerte te ha dejado el poso de estar como en alerta permanente; el miedo me puede, pero has de pensar que la vida se rehar¨¢, s¨ª o s¨ª¡±.
Otro aprendizaje de Paula (o de Marta) es que ¡°no hay atajos para evitar el dolor de la muerte¡±, se dice en el libro. ?La acepta mejor la sociedad ahora que hace 50 a?os? ¡°Hoy estamos menos entrenados que nunca ante la muerte, y de una manera exagerada: la tristeza no se acepta, la gente se ve como volcada a estirarte hacia esa presunta normalidad que has perdido, te has de reponer ya: los psic¨®logos te medican a la primera para que no lo pases mal; la gente no ve que la tristeza es tu espacio, un estado reconfortante porque, aunque te pueda hacer da?o, es el ¨²nico enlace que te queda con seg¨²n qu¨¦; esta necesidad de mostrarnos en sociedad y en las redes tan felices es brutal¡±.
Dejo de leer a Rodoreda y a Salter unos meses antes de escribir para que su estilo no me influya
El confort, la tranquilidad dom¨¦stica y profesional que transmit¨ªan los protagonistas de Anatomia¡ distan mucho de la situaci¨®n de Paula. ¡°Los relatos eran m¨¢s un retrato generacional, un diccionario de las emociones, una oda a la cotidianeidad, mientras que aqu¨ª domina la p¨¦rdida, aunque quiz¨¢ los una un tono ¨ªntimo que yo aprecio literariamente¡±. Quiz¨¢ Paula sea un personaje que podr¨ªa protagonizar alguna obra de la irlandesa Edna O¡¯Brien, de quien Orriols se ha encargado de la edici¨®n de una antolog¨ªa de sus cuentos, Objeto de amor. ¡°Sus personajes est¨¢n muy perdidos, a punto de caer, los deja aislados en sus conflictos; y aun as¨ª, la elegancia y sensualidad de O¡¯Brien est¨¢ siempre; mi Paula tiene la mirada de los otros, que le dan la posibilidad de reconstruirse y salir del par¨¦ntesis en el que est¨¢ encerrada¡±.
M¨¢s cercana se ve de Merc¨¨ Rodoreda, de la que tiene un deje en esas reflexiones de corte intimista (¡°con ella supe que se puede abordar todo eso con la escritura, pero siempre tocando con los pies en el suelo¡±) o de James Salter (¡°su descripci¨®n e introducci¨®n de personajes es genial¡±). Tanto le gustan que ¡°cuando escribo, debo parar de leerlos unos meses antes para que no me influyan sus estilos¡±. Pero Orriols no es ajena al mundo del cine (estudi¨® escritura de guiones) y no le cuesta citar las propuestas de Mar Coll. Y hasta le parece que Paula ¡°tiene algo de mujer Almod¨®var: valientes, apasionadas, a las que les pasan cosas¡ En cualquier caso, escribo pensando en dejar espacio al lector para interpretar¡±. Y, en este caso, tambi¨¦n dej¨¢rselo a la propia autora.
Escribir¡ s¨®lo si te traducen
Marta Orriols escribe, aunque el resultado en forma y fondo la desmienta, "inicialmente a chorro¡ Pero es que luego reescribo mucho", deshace la posible contradicci¨®n. Lo hace solo por las ma?anas, tras dejar a sus hijos en la escuela, porque "las tardes son para ellos". Lo que queda depurado en el papel lo recita en voz alta "para detectar la musicalidad, el ritmo". Ocasionalmente lectora para editoriales, ahora podr¨¢ dedicarse a las letras m¨¢s tranquilamente, al menos durante un a?o, el plazo que ha ganado tras vender los derechos de Aprendre a parlar amb les plantes al franc¨¦s, alem¨¢n, holand¨¦s, hebreo, italiano y castellano, esta ¨²ltima traducci¨®n realizada por ella misma ("entr¨¦ a un nivel ling¨¹¨ªstico tan profundo que, al final, me llev¨® a retocar expresiones del original catal¨¢n"). ?Puede ya Orriols plantearse vivir de manera estable de la literatura? "Dif¨ªcil, es tan brutal la diferencia que se paga en el extranjero en relaci¨®n a lo que se percibe aqu¨ª¡".
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