Aznavour en la ¡®chanson¡¯
El cantante es cantidad ¡ªm¨¢s de mil canciones publicadas¡ª y calidad, oscilante, sin duda, porque tiene de todo
Paseando por Nueva York en el verano de 1995 me asombr¨¦ al ver como el escaparate de la m¨¢s conocida tienda de discos de Manhattan estaba dedicada enteramente a Charles Aznavour. Desde que era peque?o siempre fui un devoto admirador del cantante franc¨¦s, pero no sab¨ªa que, siendo ya un veterano de la chanson, su fama se hab¨ªa extendido hasta Estados Unidos. Tiempos aquellos, con una muy incipiente implantaci¨®n de internet, ah¨ª estaban infinidad de CD con sus canciones, las que yo ten¨ªa todav¨ªa en vinilos ¡ªantes les llam¨¢bamos discos o placas¡ª de 45 o 33 revoluciones.
El pasado 1 de octubre, todav¨ªa en plena juventud, Aznavour muri¨® a la provecta edad de 94 a?os. Como creo dijo Picasso ¡ª pienso que la frase no es ni de Churchill ni de Oscar Wilde¡ª ¡°cuando uno es joven, ya lo es para toda la vida¡±. As¨ª de joven fue siempre el peque?o cantante nacido en Paris pero de ascendencia armenia.
Aznavour es el pen¨²ltimo representante vivo ¡ªtodav¨ªa est¨¢ entre nosotros la gran Juliette Gr¨¦co¡ª de una generaci¨®n extraordinaria de poetas-cantantes franceses que empez¨® a darse a conocer hacia 1950. Ciertamente ven¨ªan de una tradici¨®n antigua que tuvo amplia continuaci¨®n en los a?os treinta y cuarenta, con Maurice Chevalier y Charles Trenet y ?dith Piaf como m¨¢s notorios, pero en los cincuenta la calidad se elev¨® hasta alturas que, desgraciadamente, no se han repetido.
En efecto, a mediados de los a?os sesenta, la influencia anglosajona del rock y el pop result¨® funesta para la chanson: a los j¨®venes franceses, de golpe, les dio por entusiasmarse con Johnny Halliday y Sylvie Vartan, una pareja olvidable, por cursis empalagosos como Adamo o rebeldes del 68 como Antoine. Los que siguieron la tradici¨®n antigua, que a¨²n son muchos, no han alcanzado, ni de lejos, la altura de los compa?eros de generaci¨®n de Aznavour, un grupo extraordinario fuertemente influido por cierto jazz norteamericano, aquel swing inigualable de Duke Ellington y Count Basie.
En definitiva, y aqu¨ª est¨¢ posiblemente el secreto de su ¨¦xito, Aznavour es todo. El m¨¢s parecido a Serrat, o viceversa, perdonen ustedes
Me refiero, claro, a Georges Brassens, siempre en la cima de todos ellos, con los dem¨¢s a distancia: la citada Juliette Gr¨¦co, Catherine Sauvage, L¨¦o Ferr¨¦ (como compositor, no como cantante), Jacques Brel, Barbara y, en tono menor, aunque de calidad, por Gilbert B¨¦caud, Henri Salvador o Yves Montand. Entre todos ellos, Aznavour se sit¨²a entre los grandes, por debajo de Brassens, claro, pero no inferior a ninguno de los dem¨¢s.
En Espa?a muchos dicen que conocen a Aznavour porque han escuchado Que c'est triste, Venise o La mamma. Quienes esto dicen no conocen a Aznavour, se trata de dos canciones facilonas, pegadizas y vulgares, comerciales en el peor sentido de esta palabra. Es como decir que te gusta Sabina porque conoces aquella de ¡°y nos dieron las diez y las once, las doce y la una, y las dos y las tres¡¡±, sin duda su peor canci¨®n aunque haga suspirar de envidia a hombres y mujeres con experiencias rom¨¢nticas muy limitadas. Aznavour ¡ªy Sabina¡ª tienen canciones rom¨¢nticas ¡ªy no rom¨¢nticas¡ª mucho mejores.
Vale la pena quiz¨¢s recordar algunas, hoy todas f¨¢cilmente accesibles en la red. Me permito recomendarles, entre las de amor, Parce que, Trousse Chemise y Apr¨¨s l'amour; entre las de desamor, Bon anniversaire y Tu t'laisses aller; y, finalmente, entre las que podr¨ªamos denominar amargas-nost¨¢lgicas, Je m'voyais d¨¦j¨¤, Hier encore e Il faut savoir. Empleen, por favor, un rato de su vida en escucharlas: son po¨¦ticas y realistas, nos recuerdan muchos pasajes de nuestras vidas, tanto alegres como tristes.
Aznavour es cantidad ¡ªm¨¢s de mil canciones publicadas¡ª y calidad, oscilante, sin duda, porque tiene de todo: canciones buenas, regulares y malas, tambi¨¦n extraordinarias, insuperables. Pero el juicio de que era s¨®lo un cantante comercial y rom¨¢ntico, si lo comparamos con Ferr¨¦, o conservador al lado de Brel, me parece injusto. Aznavour tiene de todo. En el estilo es un crooner al estilo Sinatra, quiz¨¢s de ah¨ª su ¨¦xito en Nueva York, en algunas de sus letras es tierno e ingenuo ¡ªParce que, es un ejemplo¡ª pero tambi¨¦n es duro, como el pedernal, un realista implacable cuando retrata la vida infeliz de ciertas parejas ¡ªTu t'laisses aller llega hasta la crueldad¡ª y realista cuando afronta, con sano humor, la vida, la vida misma en las que hemos denominado canciones amargas nost¨¢lgicas. En definitiva, y aqu¨ª est¨¢ posiblemente el secreto de su ¨¦xito, Aznavour es todo. El m¨¢s parecido a Serrat, o viceversa, perdonen ustedes.
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