El d¨ªa que Jos¨¦ Menese hizo llorar a Rafael Alberti
Unas fotos in¨¦ditas recuerdan el 70 cumplea?os en casa del poeta, mientras escucha una mariana del cantaor. Madrid le dedica un templete al m¨²sico.
Jos¨¦ Menese nunca se movi¨® de su sitio. Siempre fiel en sus palos e inalterable en sus ideales. Ten¨ªa 25 a?os su nombre ya aparec¨ªa en el Diccionario Larousse , pero la fama nunca le sac¨® del barrio de Puerta del ?ngel, en Madrid, a donde hab¨ªa llegado desde Sevilla, con su mujer Encarna Gil, para aprender a ser cantaor. Le esperaba en Arg¨¹elles su otra alma gemela, Francisco Moreno Galv¨¢n, autor de todas las letras de una carrera de cinco d¨¦cadas y 30 discos. De todas las que le escribi¨®, Menese quer¨ªa una sobre todas, que sol¨ªa cantar por tiento, que dice: ¡°Firme me mantengo,/ firme hasta la muerte,/ confirmo y afirmo/ que no he de cambiar,/ que como firme/ me he de sostener./ Cuando muera dir¨¢n siempre:/ muri¨®, pero firme fue¡±.
?Esa firmeza le llev¨® desde aquel barrio obrero donde vivieron casi cincuenta a?os a cantar en el Teatro Olympia de Par¨ªs, en Nueva York, en el Teatro Real. Fue con su firmeza de ideales con la que pag¨® las cuotas del Partido Comunista hasta el ¨²ltimo mes de vida y la que le llev¨® a conocer a Blas de Otero, a Caballero Bonald y Rafael Alberti. Aquel d¨ªa Rafael cumpl¨ªa 70 a?os, 16 de diciembre de 1972 y Jos¨¦ le cant¨® una mariana en ¨¦l sal¨® de su casa: ¡°Cu¨¢ndo llegar¨¢ el momento/ en que las ag¨¹itas vuelvan a sus cauces/ y las esquinas con sus nombres/ ni reyes ni roques/ ni santos ni frailes [¡] Ya las tormentas pasaron/ las tormentas est¨¢n como lagunas/ serenas lagunas./ T¨² no pierdas hermano la esperanza/ que el ma?ana llegar¨¢/ que donde hubo candela/ rescoldo queda/ y humo saldr¨¢¡±.
¡°Le ca¨ªan lagrimones mientras cantaba¡±, le contaba Jos¨¦ a Encarna, que lo recuerda al otro lado del tel¨¦fono. Se hab¨ªan conocido unos a?os antes, cuando el cantaor payo vol¨® a Roma a doblar una saeta, que el personaje que interpretaba el actor Ugo Tognazzi cantaba a una monja de la que se hab¨ªa enamorado. All¨ª, una colaboradora de la pel¨ªcula lleva a Menese a que se encuentre con Albert¨ª y con Mar¨ªa Teresa Le¨®n, en su casa de la V¨ªa Garibaldi, n¨²mero 88. Un edificio rojizo, que en otros tiempos fue convento para ¡°j¨®venes descarriadas¡±. La amistad que se forj¨® en aquel momento dur¨® hasta el final. Ese mismo d¨ªa Albert¨ª se lo llev¨® a la boda de un familiar y Menese volvi¨® con unas peladillas de la boda para Encarna. ¡°Los dos eran unos rom¨¢nticos¡±, dice la viuda del m¨²sico.
?En el segundo piso vive la pareja de exiliados, tras su estancia en Argentina, y all¨ª volver¨¢n a encontrarse Menese y Albert¨ª, el d¨ªa que le canta la dichosa mariana que le rompe el alma al poeta. A la guitarra Manolo Brenes. Moreno Galv¨¢n tambi¨¦n estaba delante, como la sobrina de Albert¨ª, Teresa, que toma las fotos del momento, que ahora hacemos p¨²blicas. ¡°Salieron de Madrid dos aviones para el cumplea?os de mi t¨ªo¡±, recuerda Teresa, que recita de corrido la mariana. ¡°Era muy nost¨¢lgica y ¨¦l echaba mucho de menos a su Espa?a. F¨ªjate que levant¨® el suelo de la casa y encontr¨® cer¨¢mica sevillana y aquello le hizo much¨ªsima ilusi¨®n. Luego, cuando lleg¨® a Espa?a tuvo muchos problemas con la extrema derecha. El 18 de julio no pod¨ªamos salir de casa¡±, cuenta.
A los pocos d¨ªas del encuentro, el de Puerto de Santa Mar¨ªa le devuelve las l¨¢grimas al cantaor en forma de poema: ¡°Tan solo penando/ sin saber que un d¨ªa/ una voz que me vino de lejos/ me consolar¨ªa./ Voz que me cantaba/ los a?os oscuros,/ la fatiga de todos mis muertos/ entre cuatro muros/ el arranque ciego,/ la sangre valiente,/ ese toro metido en las venas/ que tiene mi gente¡±. Es el mismo que Teresa recitar¨¢ este s¨¢bado en el templete de Puerta del ?ngel que, por iniciativa de la Junta de La Latina, llevar¨¢ el nombre de Jos¨¦ Menese.
Encarna recuerda ese templete con mucha ternura. Pasaban por delante y echaban en falta que all¨ª hubiera m¨¢s m¨²sica. ¡°El Ayuntamiento nos ha prometido que a partir de ahora van a programar m¨¢s actividades all¨ª¡±, dice la compa?era de Jos¨¦. All¨ª ¡°Jos¨¦ era uno m¨¢s¡±. Era su barrio, popular y obrero, ¡°hac¨ªa honor a sus letras y a su lucha¡±. ¡°Nunca pens¨® en la riqueza¡±, asegura Encarna. En Puerta del ?ngel tuvieron a sus cinco hijos, en el barrio donde se llega para prosperar y se termina sobreviviendo. Ese templete all¨ª plantado, en medio de los m¨¢rgenes y del paisaje humanizado por el aluvi¨®n de esperanzas enlatadas en bloques de ladrillo, aligera.
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