Mi balc¨®n favorito
Un trozo de mi historia en un rinc¨®n de Lavapi¨¦s
Hoy, que abandona el calor, que el fr¨ªo vuelve a las calles de Madrid, que las motas de polvo bailan suspendidas entre los jers¨¦is de lana al sacarlos de los cajones, que a los term¨®metros apenas les quedan fuerzas para subir un par de grados, que las mantas desocupan armarios y acarician nuestras manos, las mismas que vuelven a buscarse, que vuelven a necesitarse.
Hoy, que piden las abuelas por nuestro abrigo, que buscamos con la nariz la llama del mechero al prender el cigarrillo, que duelen los pies al pisar el mismo asfalto que antes nos asfixiaba, que los abrazos a los desconocidos duran uno, dos segundos m¨¢s.
Hoy, que pensamos en los que duermen en la calle y nos lamentamos lo que dura un caf¨¦, el mismo que nos saca de las carreteras, que nos duelen los huesos de las rodillas aunque no pasemos de los veinte a?os, que no cedemos el asiento, nunca, que nos a?adimos dos o tres kilos a la espalda,aunque nuestra fuerza sea cada vez menor.
Hoy, que las playas se vac¨ªan de fotograf¨ªas y solo quedan aquellos que quieren huir sin saber si llegar¨¢n a alg¨²n sitio, sin saber si en ese sitio quedar¨¢ espacio, sin saber siquiera si pasar¨¢n del hambre de la tercera ola.
Hoy, que los planes se reducen a cerrar con llave la casa, peinarnos las canas, encender las facturas cada vez m¨¢s caras e imposibles y esperar a que vuelvan los nuestros, nuestros hijos, nuestros nietos, porque un mal viento puede llevarse por delante ocho d¨¦cadas de vida.
Hoy, que todo corta, que todo es fuera, que no queda nada dentro, que todo lo que queda cuesta.
Hoy, que recuerdo tu nombre y te llamo, por si acaso, y que recorro andando despacio, por si acaso tambi¨¦n, aquella media hora breve que se volvi¨® interminable y que separa nuestras vidas, y que me quedo quieta en tu puerta mientras pienso en c¨®mo se congelan los recuerdos, con qu¨¦ facilidad se enfr¨ªan los labios cuando los besos tardan un poco m¨¢s de lo esperado, de qu¨¦ modo se hiela todo un mar, y que me vuelvo a casa, por si acaso sales, por si acaso te veo, por si acaso vuelvo a tropezar.
Hoy, que el invierno se adelanta, recuerdo aquel balc¨®n de la calle Lavapi¨¦s, lleno de flores, de ¨¢rboles frondosos con nombre de verano, de p¨¦talos de tantos colores como el restaurante hind¨² de abajo, alegre como la algarab¨ªa del barrio, vivo como los besos que te daba cada vez que pas¨¢bamos por debajo y te dec¨ªa: "Este es, este es mi lugar favorito del mundo, mi balc¨®n favorito de Madrid", ese mismo que hoy yace vac¨ªo, completamente abandonado, deshabitado de color y riego, sin rama de helecho que se cuele por los barrotes defendiendo la libertad, la misma que sent¨ªa al levantar la cabeza y verlo durante esos d¨ªas de mi vida tan fr¨ªos, esos en los que caminaba sola por debajo de mi balc¨®n favorito de Madrid.
Madrid me mata.
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