Flamenco
En mi tribu de jubilatas hay hasta entendidos de flamenco, qu¨¦ digo, casi catedr¨¢ticos
En mi tribu de jubilatas hay hasta entendidos de flamenco, qu¨¦ digo, casi catedr¨¢ticos, especialmente uno que, adem¨¢s de conocer con profundidad todos los palos del cante, llega a distinguir, por ejemplo, m¨¢s de 25 fandangos de Huelva, cada uno de un pueblo distinto, y tambi¨¦n los de inspiraci¨®n y sello personal, desde Pepe el de la Nora hasta Paco Toronjo.
En ese tipo de fandangos alosneros, en los cantes abandolaos de su tierra malague?a y en los cantes grandes primitivos, polos, ca?as, soleares, siguiriyas, etc., es donde este miembro del grupo hace alarde de su conocimiento y de su cante, algunas veces hasta arranc¨¢ndose por lo bajini con Malague?as de Chac¨®n o de El Mellizo, o incluso siguiriya de Manuel Torre. Me dice y no me extra?a que obtuvo un premio de Cante Grande en el a?o 1966, en Granada, patrocinado por una importante entidad bancaria, compitiendo en la final con dos gitanos, haciendo unos cantes de fragua, martinete y debla; es que, por lo que veo, este t¨ªo debi¨® estudiar Derecho en el Sacromonte, entre derivaciones de jarchas morunas y zambras gitanas. Solo hay que decirle: ¡°Dite algo¡± y no hace falta m¨¢s. En el fondo lo necesita. Pero tambi¨¦n en su excesivo purismo menosprecia las supuestas evoluciones del cante hacia el denostado flamenco-fusi¨®n.
Para los amantes de este arte es significativo que el flamenco haya sido declarado por la Unesco, hace unos ocho a?os, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esto ha contribuido a su inmensa proyecci¨®n internacional, habiendo pa¨ªses, incluso del Lejano Oriente, que cuentan con innumerables escuelas, por no recordar el tan estomagante como impactante boom de las sevillanas de hace ya a?os.
Os puedo decir que en la actualidad, gracias a la navegaci¨®n por las redes sociales, podemos gozar de m¨¢s flamenco del que nadie hubiera pensado jam¨¢s. Se pueden encontrar grabaciones que ya hubiesen querido tener para su disfrute y sabidur¨ªa los ilustres doctores de este arte.
Mi compa?ero entiende que el flamenco no llega a ser una forma de ser, como algunos han pretendido significar, pero es una carta de identidad del pueblo andaluz; y cuando se dice el cante de forma ortodoxa, con coraz¨®n y sentimiento, ahuyentando las penas con sublimes quej¨ªos, voz afill¨¢ y quejumbrosa, sentenciando locuras, penas y alegr¨ªas de la misma vida, va a ser dif¨ªcil que nadie se sienta conmovido y no lance al aire en forma de susurro un espont¨¢neo ?le que le ha salido del alma y adem¨¢s en forma de sonrisa, como alegr¨¢ndose de participar en tan excelso momento. Y otros, hasta dan palmas jaleando el contenido del mensaje encubierto en esa expresi¨®n art¨ªstica, ¨²nica en el mundo, m¨¢s por la forma de decirlo, por sus melismas, por sus duendes, a veces por su comp¨¢s, o su gracia, que por la denuncia ¨ªnsita en la sentencia de su libreto. ?Lo que dice, buen¨ªsimo, pero c¨®mo lo canta, sublime!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.