Triangulaciones
Hablar de Catalunya, su proc¨¦s, sus privilegios, su provocaci¨®n y su fortaleza vende. Es donde m¨¢s andaluces viven fuera de Andaluc¨ªa
Tan ajustado es relacionar la pol¨ªtica con el futbol como cansino reiterar su v¨ªnculo. Por la progresiva evidencia del paralelismo m¨¢s que por la insistencia en la semejanza. Cada debate parlamentario, cada mitin, cada arenga medi¨¢tica en cualquiera de las dos grandes ciudades parecen reflejar un constante Bar?a-Madrid donde cabe incluso el juego sucio escudri?ado por el equivalente al VAR de los estadios. Y as¨ª, una de las muchas c¨¢maras que hay en el Congreso o en el Parlament, simulan aquella antigua moviola pero con mayor precisi¨®n t¨¦cnica, para determinar si hubo falta grave en el supuesto escupitajo de un diputado a un ministro. O motivo de agitaci¨®n en las gradas y consecuente desconcentraci¨®n del delantero por el exceso de gesticulaci¨®n de los miembros de uno de los equipos principales acostumbrados como est¨¢n a provocar primero y protestar despu¨¦s cuando se les recuerda que donde las dan las toman. O causa de expulsi¨®n de un jugador parlamentario siempre provocador que molesta al ¨¢rbitro m¨¢s que al contrario ya que, de tanto sufrir sus agarrones, ¨¦ste ya no sabe si su penalizaci¨®n es la causa o el efecto de su propia actitud marrullera.
Ser¨¢ por esta relaci¨®n que quienes juegan con la met¨¢fora ven ahora triangulaciones en la mayor¨ªa de las t¨¢cticas pol¨ªticas. Como si esta figura encumbrada por Cruyff y sofisticada por Guardiola cual ballet arm¨®nico a fuerza de pases cortos y precisos con la finalidad de romper el esquema al rival fuera el gran descubrimiento del a?o. Como si los cl¨¢sicos no la hubieran aplicado en la construcci¨®n de las pir¨¢mides y definido para calcular las medidas de distancia y como si nunca hubiera estado presente en nuestros estudios elementales cuando nos adentraban en el espeso mundo de las ¨¢reas solap¨¢ndolas con el teorema de Pit¨¢goras.
Ser¨¢ por el valor de la hipotenusa pero sobre todo por el peso de los catetos -¡ªen la doble acepci¨®n de la palabra¡ª que el tri¨¢ngulo ha cobrado vida pol¨ªtica antes de que ¨¦sta acabe engullida por el de las Bermudas.
El centro de gravedad de estos comicios no est¨¢ en Sevilla, ni en el eje que dibuja con Madrid, sino en el escaleno que tiene su tercer v¨¦rtice en Barcelona
Hay triangulaci¨®n forzada en la campa?a electoral andaluza. El centro de gravedad ya no est¨¢ en Sevilla, ni en el eje que la ciudad hispalense dibuja con Madrid, sino en el escaleno que tiene su tercer v¨¦rtice en Barcelona. Hablar de Catalunya, su proc¨¦s, sus privilegios, su provocaci¨®n y su fortaleza vende. Lo sabemos. Tambi¨¦n porque es en Catalunya donde m¨¢s andaluces viven fuera de Andaluc¨ªa. Mencionar a los pol¨ªticos encarcelados preventivamente para negarles el potencial indulto antes de haberles condenado porque todav¨ªa no han sido juzgados, anima al sur resignado. Desviar la atenci¨®n de una autonom¨ªa tan rica como castigada y dedicarle escasos minutos de los muchos que se emplean en m¨ªtines y escenificaciones equivale a disimular que no se tienen soluciones ni proyecto para ella. Es lo que hizo Pablo Casado ante los andaluces de Ja¨¦n, aceituneros altivos, quiz¨¢s para que no tuvieran oportunidad de recordarle quien, quien levant¨® los olivos. Y que no le contaran que no los levant¨® la nada, ni el dinero ni el se?or, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor.
S¨®lo la proximidad tanto geogr¨¢fica como interesada del Pe?¨®n de Gibraltar ha desviado parcialmente la atenci¨®n catalana de unos comicios que han desplazado hacia el sur los problemas con el norte. All¨ª donde se cuecen las aut¨¦nticas habas de nuestro porvenir. Europa. La potencia descapitalizada por la incapacidad de revertir el declive del proyecto tentador que fue dejando su erosi¨®n en manos de los populismos m¨¢s enervados tanto de derechas como de izquierdas sin apenas r¨¦plica.
El Brexit y sus consecuencias. Una nueva triangulaci¨®n inesperada que tras simular una danza macabra entre Londres y Bruselas ha encontrado inesperadamente en Madrid y por unos d¨ªas al cisne negro amenazador. Mientras, la pol¨¦mica rejuvenec¨ªa a trav¨¦s de la peor de las pesadillas lo que la roca fue para tantas generaciones de espa?oles: una excusa, un pretexto, una huida, una cortina de humo para desviar la atenci¨®n de tantos desprop¨®sitos. Los mismos que ha atizado la oposici¨®n haciendo creer en vano que en tres d¨ªas pod¨ªa resolverse un contencioso de trescientos a?os.
Hay triangulaci¨®n tambi¨¦n en los debates presupuestarios. Ayuntamiento de Barcelona, Generalitat y gobierno central necesitan de diferentes apoyos para aprobar sus respectivas cuentas. Los comunes de Colau se empe?an en condicionar las catalanas a las espa?olas por la v¨ªa de lo mucho que se pierde si los independentistas no contemplan el haber antes que el debe. El cr¨¦dito antes que el riesgo. Y de paso, que esta danza de los velos envuelva tambi¨¦n las previsiones para una ciudad expectante que ve acercarse unas elecciones tan imprevisibles como impredecibles.
Y si esta triangulaci¨®n no funciona es porque est¨¢ supeditada a la que se dibuja entre Barcelona, Madrid y Waterloo. Los v¨¦rtices reales del dibujo elemental.
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