¡°La ortograf¨ªa mejora al escribir sobre papel¡±

?Por qu¨¦ cre¨® sus zuadernos?
Mi hermana es zurda e insist¨ªa mucho. Y a m¨ª me ven¨ªa muy bien dirigirme a una minor¨ªa. Lo habl¨¦ con varios amigos zurdos y convocamos un taller. Les ped¨ª que escribieran sobre un folio en blanco. La mayor¨ªa, me di cuenta, forzaba bastante la mu?eca, para no pasar la mano por encima de lo que escrib¨ªan. Les ven¨ªa de peque?os. Es algo que se le escapa a algunos maestros.

Algo que solucion¨® inclinando los renglones.
Y abriendo los cuadernos del rev¨¦s, para dar m¨¢s peso a la p¨¢gina izquierda. En cualquier caso, no se trata de que los zurdos solo puedan escribir en los zuadernos. M¨¢s bien, creo que valen para volver a educar la mano y la mu?eca hacia posturas m¨¢s naturales, en las que no se hicieran da?o. Tambi¨¦n pienso en los ni?os. La idea funcion¨®: lanzamos un crowdfunding y alcanzamos nuestros objetivos en apenas tres d¨ªas con 700 mecenas.

Resulta chocante que a un ingeniero inform¨¢tico le interese tanto el papel.
Me ocurre desde peque?o. Ol¨ªa los libros nuevos al llegar al colegio. Dibujaba mucho, trazaba bocetos. Me encantaba el material de papeler¨ªa. A m¨ª el l¨¢piz y el bol¨ªgrafo me ayudan mucho: solo veo claras mis ideas si las escribo a mano. Puedo dibujar, calcular, romper, pegar.

?Es m¨¢s relajante escribir a mano que hacerlo a m¨¢quina?
Depender¨¢ de cada uno. Habr¨¢ quien se relaje al escuchar los golpes de los dedos sobre las teclas. Pero el grifo de mi cabeza se abre mejor al notar mi pulso sobre el papel. Ahora ando aprendiendo caligraf¨ªa: y me recuerda a las largas horas que invert¨ªa en escribir bien de peque?o en el colegio. Creo que entre el pulgar y la pantalla, eso, tristemente, se pierde. Hasta nuestra ortograf¨ªa mejora cuando escribimos sobre papel: la inmediatez asociada a la tecnolog¨ªa nos lleva a dejar faltas por todas partes.
?Vio claro, en plena era digital, el modelo de negocio?
Encuentro cierta pujanza, ahora que todo tiende a la inform¨¢tica, hacia lo manual. Tambi¨¦n me pareci¨® que la papeler¨ªa maltrataba al p¨²blico masculino. Hab¨ªa agendas Moleskine, lisas y muy austeras. El resto del material estaba orientado a las mujeres o a los ni?os. Y sent¨ªa que habr¨ªa un lugar en el mercado para algo elegante, que se pudiera mimar y cuidar, y no dejara de lado a los hombres. As¨ª que, tras alguna experiencia como emprendedor, y rebotado del trabajo asalariado, supe que quer¨ªa dise?ar cuadernos.

?Ha encontrado ese lugar en el mercado?
A¨²n hoy, tres de cada cuatro clientas de Imborrable son mujeres. M¨¢s all¨¢ del sesgo de g¨¦nero, s¨¦ que, desde que fund¨¦ la firma, muchos eligen los cuadernos como un regalo. Una de mis l¨ªneas de negocio se dirige a trabajar con empresas. Otros los compran como diarios. Y estoy encontrando distribuci¨®n en el Reino Unido. En Espa?a hay menos cultura del papel. No envolvemos los regalos, ni compramos tarjetas de felicitaci¨®n. No como en el extranjero.

?Entendieron sus allegados que se lanzara a dise?ar cuadernos?
Mi familia me dec¨ªa que la vida del aut¨®nomo era muy dura. Que me planteara si quer¨ªa carecer de n¨®mina. Cuando fui pagando mis facturas, o lanz¨¢bamos alg¨²n proyecto, lo compart¨ªa con ellos. Ahora ando pegado al tel¨¦fono y al ordenador, pero cuento con la libertad de trabajar en lo que quiero. Una libertad parecida a la de escribir sobre papel.