Actores con discapacidad se integran en el escenario

"En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme¡­", la voz de Pili Garc¨ªa, 39 a?os, llena la sala durante el ensayo. En el escenario sus manos no tiemblan y mantiene la cabeza alzada y firme. Ni rastro de su s¨ªndrome de Williams. "Para Pili el teatro es la vida. Si nos pudi¨¦ramos dedicar el d¨ªa entero a esto, Pili no tendr¨ªa momentos malos", explica Almudena Santos, directora de la compa?¨ªa de teatro Luna y Tramoya, integrada por actores con alguna discapacidad intelectual.

Santos fund¨® la compa?¨ªa en 2014, con el apoyo log¨ªstico de los due?os de la sala Plot Point, en el barrio de Embajadores, convencida de la capacidad de las tablas para integrar a las personas con discapacidad. "Les permite experimentar en el escenario situaciones que quiz¨¢s no se encuentren en sus vidas", explica esta educadora social, terapeuta ocupacional y apasionada del teatro, y pone el ejemplo de Garc¨ªa, quien tuvo que "romper algunas barreras" y besar a una chica cuando hace unos a?os comparti¨® elenco con otra compa?¨ªa que interpretaba Menage ¨¤ trois en Plot Point.

Sue?o de una noche de verano, interpretada por la compa?¨ªa Luna y Tramoya.

Para eludir el escollo de la comprensi¨®n lectora, la compa?¨ªa trabaja sin guion. Santos explica la trama a los actores hasta que la interiorizan. A partir de ah¨ª interpretan, adaptando los di¨¢logos a su forma de sentir y de expresarse, cl¨¢sicos como Don Juan Tenorio, Fuenteovejuna. "La m¨²sica es fundamental", afirma la directora, quien la escoge intentando que las melod¨ªas rellenen los huecos que puedan crearse.

"Esta canci¨®n no es", avisa Leticia Hern¨¢ndez, de 24 a?os, quien adem¨¢s de a sus personajes en Sue?o de una noche de verano, Bodas de Sangre y Quijote interpreta los de un compa?ero que ha faltado al ensayo. Entre ella y Rodolfo Tato, 42 a?os, se saben casi al dedillo todos los papeles de las obras de la compa?¨ªa, que act¨²a en Plot Point m¨ªnimo una vez al mes.

Mientras Santos busca la m¨²sica correcta para dar paso a una escena de Quijote, las carcajadas de Claudia Arenas, 31 a?os, llenan la sala: Tato se ha puesto en la cabeza una bolsa de pl¨¢stico, que estaba usando en su papel de Sancho para simular a un cerdo, y est¨¢ haciendo bromas. Las relaciones sociales son uno de los beneficios que tiene el teatro para las personas con otras capacidades, y que se ve reforzado cuando viajan fuera de Madrid, donde conocen al personal de otras salas y teatros. "Los propios t¨¦cnicos flipan al ver que necesitan menos ayudan de lo que pensaban", expone Santos y pone de ejemplo a Arenas: "Claudia es muy colaboradora. Cuando salimos fuera siempre est¨¢ pendiente de todo: las bolsas, los decorados¡­".

En la misma l¨ªnea pero m¨¢s tajante, Carlos de Matteis, el director de Plot Point, asegura que muchos? de los espectadores se liberan del prejuicio de pensar que los discapacitados "tienen que estar en su casa viendo la televisi¨®n".?Luna y Tramoya ha recorrido, adem¨¢s de teatros de toda Espa?a ¡ª"hay que visibilizarlo. La gente tiene que ver lo que son capaces de hacer y de transmitir", reitera su directora¡ª, universidades y colegios. Actuaciones que, seg¨²n Santos, tienen una importancia doble porque "es educar en la diversidad desde la infancia".

Han actuado malos, con fiebre¡­ o, incluso, reci¨¦n operados. Como Mar¨ªa Jes¨²s Casanova, 63 a?os, a quien las grapas que a¨²n tiene en el abdomen no le han impedido dar vida hoy al Ama de Don Quijote. Casanova afirma que la pr¨¢ctica ha mejorado su dicci¨®n. Algo de lo que Jorge Lizcano, 44 a?os, es un claro ejemplo: al hablar sus ganas de querer transmitir demasiado en poco tiempo dificultan la comprensi¨®n; pero cuando interpreta a Ober¨®n no deja lugar a dudas de que ¨¦l es el jefe del bosque en Sue?o de una noche de verano.

?Adem¨¢s, salir a escena les empodera al hacerles protagonistas de las historias y situarles frente a un aplauso final. "El teatro nos hace sacar nuestra fuerza interior", resume la actriz Pilar Garc¨ªa una vez finalizado el ensayo.