Escuela y barrio
El Cervantes es uno de esos 'coles gueto' a los que nadie quiere ir. Entre sus consecuencias est¨¢ que la ratio de alumnado por clase sea baj¨ªsima
¡°Cuando yo era peque?o, los profesores daban clase sobre una tarima y hab¨ªa que llamarles de usted¡±, dice Juli¨¢n, docente de lengua en el Centro de Educaci¨®n Infantil, Primaria y Secundaria Cervantes. Nuria, compa?era de profesi¨®n, comenta que por eso intentan ser el profe que nunca tuvieron.
La pedagog¨ªa pret¨¦rita era cuestionable, a algunas ya no nos toc¨® sujetar libros contra la pared, pero no se atend¨ªa ni se entend¨ªa la diversidad como ahora. El recreo pod¨ªa ser m¨¢s salvaje que el m¨¢s salvaje de los oestes y no tanto por las peleas como porque antes no ten¨ªamos un suelo blando para amortiguar las ca¨ªdas. Yo dir¨ªa que el 80% de mis cicatrices nacieron en el cemento del Vicente Aleixandre, un colegio que ahora es un parking, porque la natalidad es inversamente proporcional al n¨²mero de coches. O no, pero ya me entienden.
De eso ya han pasado muchos m¨¢s a?os de los que me gustar¨ªa y toca hablar del presente y de c¨®mo se ha producido una evoluci¨®n en las escuelas para adaptarse a un mundo diferente.
El Cervantes est¨¢ en Alcorc¨®n, aunque Carmen, otra de sus docentes, prefiere decir que est¨¢ situado extramuros del Municipio, puesto que se erige al otro lado de la frontera natural que es el puente de la Renfe, lejos de todo. Juli¨¢n explica que se trata de un 'cole gueto', de esos a los que nadie quiere ir. Lo cual demuestra que la distancia no tiene tanto que ver con los kil¨®metros, como con las murallas invisibles que se han levantado para apartarles.
Entre sus consecuencias est¨¢ que la ratio de alumnado por clase sea baj¨ªsima. Nuria, que imparte la asignatura de ingl¨¦s, comenta que en una clase de 2?de ESO tiene ¨²nicamente catorce estudiantes de ocho nacionalidades distintas y que en otra de 1? de secundaria, solo diez, provenientes de una decena de pa¨ªses. Antonio, el de Historia, apunta que los debates medi¨¢ticos sobre educaci¨®n se encallan en asuntos superficiales, cuando uno de los pilares educativos deber¨ªa ser lograr que hubiera menos personas por aula.
Salma, una ex alumna del Cervantes, de origen marroqu¨ª, qued¨® entre las quince mejores de la Comunidad de Madrid en el concurso de matem¨¢ticas Pangea y en 2018 el centro recibi¨® el Premio Nacional de Educaci¨®n para el Desarrollo Vicente Ferrer. Detr¨¢s de estas cifras, hay esfuerzo, creatividad, vocaci¨®n y una convicci¨®n que se ha traducido en la implementaci¨®n de multitud de programas. Los hay centrados en el medio ambiente y tambi¨¦n en la convivencia, como el de mediaci¨®n, en el que las y los propios estudiantes interceden para resolver los conflictos que se producen en las aulas, evitando as¨ª que se den casos de bullying. Nos lo cuentan Eric y Domilena, que se sienten felices ayudando. Y se nota. Buena parte del alumnado no tiene la oportunidad de pasar tiempo con su familia porque trabajan muchas horas al d¨ªa, de modo que en la escuela sienten que est¨¢n en casa y en ella, reciben charlas como la de la monologuista feminista Pamela Palenciano o la visita de la laureada fot¨®grafa Ang¨¦lica Dass, de cuyo proyecto, Humanae, ha donado una parte al centro.
Las etiquetas, tanto en las personas como en la ropa, es mejor cortarlas porque molestan y casi nunca sirven para nada.
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