¡°Todo el mundo en Sant Roc corre el riesgo de desahucio¡±
Vecinos de Badalona que han ocupado pisos acuden al grupo Sant Roc-Som Badalona en busca de ayuda
Tom¨¢s, de 21, a?os, est¨¢ casado y tiene un beb¨¦ de dos a?os. Trabaja de barrendero en Badalona y ha ido empalmando contratos. Tiene una fecha marcada en rojo en el calendario: el 28 de febrero se enfrenta a un desahucio. Hace dos a?os, abandon¨® la casa familiar y ocup¨® ilegalmente un piso previo pago al anterior ocupante de 800 euros. Quiere regular su situaci¨®n y, una vez m¨¢s, ha acudido a la plataforma Sant Roc-Som Badalona para que negocie una salida con el fondo bancario titular de la vivienda. Ya han conseguido con antelaci¨®n frenar cinco veces el desalojo.
Poco antes, Adrian Dragusin, de 32 a?os, de origen rumano, que lleva en Espa?a desde los 14 y trabaja de cocinero en un bar, ha salido de la entrevista y est¨¢ desconsolado. Tiene tres hijos peque?os en edad escolar y se enfrenta a la misma suerte que Tom¨¢s. ?l pagaba desde hac¨ªa ocho a?os el alquiler hasta que en verano se present¨® en su casa el nuevo due?o que no le dio opci¨®n a negociar otra renta: le pidi¨® que se marchara. ¡°Pero ?ad¨®nde voy a ir?¡±, se pregunta compungido. ¡°Yo quiero pagar y darle una educaci¨®n a mis hijos¡±.
¡°La ocupaci¨®n de pisos es un s¨ªntoma de la pobreza y precariedad laboral¡±, afirma Enric Marin, de la plataforma
¡°Solo queremos tener un techo y estar tranquilos. Yo es que ya estoy amargado¡±, se sincera al final Tom¨¢s. ¡°?Si conozco a m¨¢s gente en esta situaci¨®n? S¨ª, mis cuatro primos. Bueno, todo el barrio entero est¨¢ igual¡±. Son las 17.00 horas y en una sala del Consorcio Badalona Sud, en Sant Roc, no paran de desfilar afectados ante un posible desahucio de los bancos o los fondos de inversi¨®n nuevos propietarios de las viviendas. Muchos de ellos han ocupado pisos vac¨ªos por necesidad. Enric Mar¨ªn, miembro de la plataforma, que ayer por la ma?ana fren¨® cinco desalojos ¡ªtres negociados y dos desde la calle¡ª se re¨²ne uno por uno con todos los afectados que aguardan tanda con la misma paciencia y silencio que si estuvieran en un ambulatorio. ¡°Albiol criminaliza al d¨¦bil y estas son historias de precariedad laboral, de no poder pagar un piso. La ocupaci¨®n es el s¨ªntoma de un problema de pobreza. Y de la nueva pobreza: gente que trabaja, cobra 800 euros y no puede pagar 600 de alquiler¡±, explica.
¡°Solo queremos tener un techo. Yo ya estoy amargado¡±, se sincera Tom¨¢s, uno de los afectados
El incendio de San Roc, que, seg¨²n Mar¨ªn, se produjo en una de las zonas menos deterioradas del barrio, ha destapado la realidad de que muchos vecinos han ocupado casas, previo pago de un particular traspaso, porque no han tenido otra salida. No tienen un documento legal que certifique que viven all¨ª y las el¨¦ctricas se acogen a ello para no darles de alta en la luz. No es as¨ª, sin embargo, en el caso del suministro del agua. Hay otro problema a?adido: la red el¨¦ctrica est¨¢ obsoleta y necesita, cuentan en la plataforma, que Endesa la modernice. La plataforma ya avis¨® al Ayuntamiento en oto?o de ese riesgo de sobrecargas. No es la primera vez que ha habido incendios. Mar¨ªn asegura que el porcentaje de personas que pinchan expresamente y deliberadamente para no pagar es m¨ªnimo.
Dolors Sabater: ¡°Entramos en una espiral sin fin¡±
La exalcaldesa Dolors Sabat¨¦ critic¨® ayer el retrato que hizo su sucesor, ?lex Pastor, de la situaci¨®n en Sant Roc. ¡°Entramos en una espiral sin fin. Tenemos a empresas multimillonarias no invirtiendo en instalaciones; grandes tenedores de pisos que no mantienen las propiedades; ocupantes con cero o ning¨²n recurso a quienes se les exige que hagan todo. Y procedimientos que son un callej¨®n sin salida¡±, dijo. Sabater entendi¨® que los Mossos act¨²en cuando hay un sobreconsumo en narcopisos pero record¨® que Endesa acept¨® instalar contadores sociales en las viviendas que no los tuvieran en caso de vulnerabilidad social.
Albiol anunci¨® querellas por homicidio imprudente contra los supuestos autores del pinchazo que desencaden¨® el incendio. ¡°Claro que nos preocupa. Eso le puede pasar a cualquiera¡±, cuenta Adri¨¢n. ¡°Me da mucha rabia lo que dicen de nosotros. Si pudi¨¦ramos pagar, no estar¨ªamos aqu¨ª¡±, dice. ¡°Si me echan, luego entrar¨¢ otro¡±. Elena, nombre falso, tiene cuatro hijos de entre 16 y seis a?os. Hace dos sali¨® de su casa de alquiler a otra ocupada. Ahora se arriesga a un desahucio. ¡°?Qu¨¦ har¨¦? No lo s¨¦. Da rabia e impotencia. Ir¨¦ a buscar a alguien del Ayuntamiento y me ir¨¦ a su casa¡±, apunta con hartazgo. ¡°Todos tenemos miedo con el tema de la luz. Deber¨ªan facilitar el cambio de nombre para poder pagar. Pero Endesa no lo regulariza¡±.
Una colaboradora de la plataforma avisa del efecto rebote que tendr¨¢n los desahucios en el barrio por la incapacidad de muchos vecinos de asumir el aumento de los alquileres. De hecho, la plataforma apenas afronta ya impagos por hipotecas. Esta historia interminable, de pobreza enquistada, segu¨ªa ya de noche cerrada en el local. Carmen, de 61 a?os, nombre ficticio, con las manos en su regazo, dec¨ªa. ¡°Nos quieren echar a m¨ª y a mi marido. Le queda una pensi¨®n muy baja¡±, cuenta. ¡°?Qu¨¦? ?Qu¨¦ hacemos con todas estas personas?¡±, se pregunta Mar¨ªn, que solo este mes negocia frenar 80 desahucios.
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