Galgos o podencos
Con la aparici¨®n de Vox crecen los chirridos de los candados, cada vez m¨¢s agudos, y se oye cada vez m¨¢s cerca la jaur¨ªa de Trump, Salvini, y sus cachorros
Preguntaba Sancho a don Quijote: ¡°?por qu¨¦ dicen Santiago y cierra Espa?a, est¨¢ por ventura Espa?a abierta y de modo que es menester cerrarla, o qu¨¦ ceremonia es esta?¡± La pregunta tiene cuatrocientos a?os. La respuesta, desde entonces, se viene repitiendo, dram¨¢ticamente, como una imparable maldici¨®n peri¨®dica de nuestra historia. Ahora, cuando, tras innumerables esfuerzos, errores e insuficiencias, est¨¢ por ventura Espa?a razonablemente abierta desde hace cuarenta a?os, resurgen los chirridos de los cerrojos ancestrales. Son los cerrojos del herrumbroso port¨®n de VOX, que viene a cerrar Espa?a, otra vez.
Son los cerrojos que, si pudieran, cerrar¨ªan inmediatamente las autonom¨ªas, y, desde luego, la primera la de Catalu?a, criminalizando a los partidos pol¨ªticos y entidades independentistas porque ¡°persiguen la destrucci¨®n de la unidad territorial de la Naci¨®n y de su soberan¨ªa¡±. Transformar¨ªan el constitucional Estado Auton¨®mico en un ¡°Estado Unitario¡±. Su frontispicio: ¡°Un solo gobierno, un solo parlamento¡±. Una escasa variaci¨®n de aquel tenebroso ¡°una, grande y libre¡±.
Mantendr¨ªan cerradas las fosas de las v¨ªctimas del franquismo que ni siquiera se han abierto todav¨ªa. Derogar¨ªan, en cuanto pudieran, la ley de Memoria Hist¨®rica, porque, seg¨²n su criterio, ¡°hay que homenajear conjuntamente a todos los que, desde perspectivas hist¨®ricas diferentes, lucharon por Espa?a¡±. Es un modo m¨¢s c¨ªnico que sutil de decir que el Valle de los Ca¨ªdos, si pudieran, no se cerrar¨ªa nunca, con los huesos del dictador dentro, naturalmente.
Si en alg¨²n caso la frase de ¡°cierra Espa?a¡± cobra toda su literalidad es cuando se refiere a la inmigraci¨®n irregular, que llaman ilegal. El cerrojazo contra los inmigrantes irregulares es un ejemplo de insolidaridad sin complejos. Lo primero de todo, una medida preventiva: en Ceuta y Melilla levantar¨ªan ¡°un muro infranqueable¡±. El mismo ladrido que Trump. Solo admitir¨ªan, si pudieran, a los inmigrantes que convenga ¡°en funci¨®n de las necesidades de la econom¨ªa nacional¡±. Los dem¨¢s ser¨ªan ilegales. Estos ser¨ªan incapacitados ¡°de por vida¡± para alcanzar la legalizaci¨®n y para cualquier ayuda de la Administraci¨®n, y deportados a sus pa¨ªses. Y si acabaran en prisi¨®n se les eliminar¨ªan los derechos penitenciarios de salario por el trabajo y de seguridad social. Para las ONG que, seg¨²n ellos, colaboren con las mafias de la inmigraci¨®n irregular ya tienen previstas rigurosas penas de prisi¨®n. Ladrido modelo Salvini. El problema es qu¨¦ entienden por colaborar, porque el modelo italiano abarca a cualquier salvamento en el mar a embarcaciones que zarparon a impulso de las mafias. Es la criminalizaci¨®n de la ayuda en circunstancias de extrema necesidad que siempre ha sido una causa de justificaci¨®n, un reconocimiento del m¨¦rito humanitario, altruista y solidario.
El cerrojo principal, el m¨¢s autoritario y ancestral, es el que encerrar¨ªa para siempre a las mujeres en su condici¨®n hist¨®rica de sometimiento, suprimiendo todas las hist¨®ricas conquistas igualitarias. Si pudieran derogar¨ªan la ley de violencia de g¨¦nero y ¡°toda norma que discrimine a un sexo de otro¡±. Suprimir¨ªan los ¡°organismos feministas radicales subvencionados", que son el instrumento m¨¢s b¨¢sico y directo de autoprotecci¨®n. De eso a penalizar las organizaciones feministas solo hay un paso. Es el ladrido del machismo ancestral.
Seg¨²n la Ley Org¨¢nica 1/ 2004 la violencia de g¨¦nero es el s¨ªmbolo m¨¢s brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Desde que entr¨® en vigor surgieron cr¨ªticas, pretendiendo que significaba una desigualdad para los hombres, al penalizar m¨¢s gravemente las agresiones en el ¨¢mbito dom¨¦stico si ellos eran los agresores. El Tribunal Constitucional zanj¨® el problema afirmando que la ley se ajusta plenamente a la Constituci¨®n. Sentenci¨® que esas agresiones del var¨®n son m¨¢s graves, mereciendo m¨¢s pena, porque son el trasunto de una desigualdad de grav¨ªsimas consecuencias para quien de un modo intolerable ostenta una posici¨®n subordinada. Con la agresi¨®n del var¨®n ¡ªsigue diciendo el TC¡ª la mujer ve intensificado su sometimiento a la voluntad del agresor, y ve da?ada su dignidad, al ser agredida al amparo de una arraigada estructura desigualitaria. Este s¨®lido razonamiento no les importa a los de VOX, porque tambi¨¦n cerrar¨ªan el Tribunal Constitucional y, adem¨¢s, suprimir¨ªan el amparo de organismos europeos, como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, para hacer imposible cualquier control externo sobre unos jueces que desear¨ªan sacralizar.
Crecen los chirridos de los candados, cada vez m¨¢s agudos, y se oye cada vez m¨¢s cerca la jaur¨ªa de Trump, Salvini, y sus cachorros. Parece que los o¨ªmos con la naturalidad con que soportamos el ruido de la calle mientras debatimos nuestros problemas. Ojal¨¢ no llegue el d¨ªa en que nos sorprendan mientras discutimos si son galgos o podencos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.