Todos mis amigos los conoc¨ª navegando en Internet

A P le conoc¨ª en la red, m¨¢s concretamente por Wallapop. Buscaba una mesa plegable barata para mi cuarto, esas que anuncian en La Tienda en Casa. Quedamos en la Plaza Santa B¨¢rbara enfrente de un peque?o parque para ni?os en el que un culturista gru?¨ªa mientras hac¨ªa flexiones topless en pleno invierno. Yo miraba al m¨®vil para evitar cualquier intercambio de miradas inc¨®modas.

"Ah¨ª nos desvirtualizamos, ?Te acuerdas?", dijo P mientras se desenredaba la bufanda gris del cuello en la inauguraci¨®n de la exposici¨®n Sororidades Instagramer en la Sala de Arte Joven. Desvirtualizar. As¨ª lo llamamos entre mis amigos, cuando conoces a alguien en las redes sociales y le desvirtualizas en la esfera f¨ªsica, lejos de nuestros cuartos conectados, como dir¨ªa Remedios Zafra. Nos hicimos amigas mientras me vend¨ªa la mesa plegable, y para que el ritual de la venta por Wallapop no fuera tan impersonal, le invit¨¦ a un caf¨¦.

Ahora que lo pienso, todos mis amigos los conoc¨ª en la red. Excluyendo aquellas amistades de la infancia que fueron forjadas por compartir el mismo odio hacia las clases de educaci¨®n f¨ªsica y las firmas falsificadas para evitarlas. Me atrever¨ªa hasta a decir que esto forma parte de nuestra cultura digital, de nuestra capacidad para abrirnos a valorar las posibilidades del ciberespacio para crear una nueva forma de colectividad.

La muestra, comisariada por Ana Cebri¨¢n y Carmen Oviedo Cueva, se "constituye como un laboratorio de investigaci¨®n que pretende trascender la separaci¨®n entre el producto cultural en los espacios art¨ªsticos y las redes sociales". Sent¨ªa c¨®mo se desdibujaban los l¨ªmites entre la "realidad" y la realidad virtual. Reflexiona en torno a la creaci¨®n de nuevas est¨¦ticas con un componente pol¨ªtico-social, los feminismos y la autorrepresentaci¨®n de g¨¦nero. La muestra parte del fen¨®meno de Instagram, una red social que funciona como ¨¢lbum fotogr¨¢fico colectivo en el que podemos seguir los pasos de la resignificaci¨®n pol¨ªtica de lo femenino. De repente, se hizo silencio y empez¨® la performance de Xirou y su obra Me Importa un Pimiento, en la que pretend¨ªa mediar un espacio para mujeres chinas con el objetivo de que trazasen en ¨¦l sus experiencias vitales.

Ve¨ªa c¨®mo los pasillos de la Sala de Arte Joven se transformaba en mi feed de Instagram y por cada paso que daba sent¨ªa c¨®mo scrolleaba, c¨®mo las obras de arte se asemejaban a las publicaciones de los usuarios seguidos. Ah¨ª estaba la publicaci¨®n de @Sscopeta retratando a @Uwasakinki. Ah¨ª estaba @Parchitapower. Y me di cuenta de que siempre ¨¦ramos los mismos. Estamos hiperconectados. Nos vemos los stories, coincidimos en los Lives, prestamos nuestros cuerpos virtuales cuando uno experimenta violencia por las redes. Ah¨ª estamos, buscando memes y gifs de Rihanna para publicar extensos textos hablando sobre el ataque a la sede del centro LGTBI de Barcelona, o sobre las violencias recibidas a una compa racializada que quiso crear un espacio seguro no mixto para personas racializadas.

Estamos sumergidas en nuestra burbuja, confeccionada a partir de hilos, de redes que conectan, de gustos y experiencias similares, hashtags y algoritmos, dentro y fuera de nuestros cuartos conectados.