Desde la platea

La comedia es la ant¨ªtesis de la tragedia. Y si es cierto que la diferencia es que invierten los t¨¦rminos y lo que en una empieza mal para acabar bien en la otra es lo contrario, ?qu¨¦ estamos viviendo?, ?qu¨¦ obra nos est¨¢n representando? ?de qu¨¦ g¨¦nero teatral somos espectadores cuando no part¨ªcipes? ?es comedia o es tragedia?

Observar con cierta atenci¨®n lo que nos depara este tiempo err¨¢tico y parad¨®jico supone tener que asumir sus turbulencias y contradicciones. Vivir en un permanente vaiv¨¦n que en nada tranquiliza y en mucho perturba. Excepto a aquellas personas que, como la peluquera de una amiga m¨ªa, parece que todo les resbala porque se enteran de poco y se sorprenden tarde y mal de lo acontecido meses antes. La colega me lo cuenta entre divertida y perpleja mientras me da muestras de una cierta envidia hacia quien ha optado por ser un poco m¨¢s feliz. Y si adem¨¢s la ignorante est¨¢ menos lejos de la verdad que del prejuicio ¡ªcomo defin¨ªan los sabios¡ª se habr¨¢ ahorrado disgustos y por m¨¢s fresca estar¨¢ mejor preparada para enfrentarse a los grandes retos que se avecinan que su clienta. Una mujer ¨¦sta, de car¨¢cter, que ha vivido los ¨²ltimos d¨ªas con la mirada algo estr¨¢bica al tener que dispersarla en la doble direcci¨®n que han marcado pol¨ªtica y justicia.

El legislativo y el judicial se han contraprogramado y repartido la presencia en la doble pantalla de la actualidad. A la derecha, imputados, togas y pu?etas. Seriedad y voluntad de orden. A la izquierda, vocingleros, estilismo y desparpajo. Aquelarre y deseo de foll¨®n. Pero con un mar de fondo y un com¨²n denominador convertido en el polo de atracci¨®n de todas las perturbaciones que sufre Espa?a: Catalu?a. Cuentas y cuentos de los ¨²ltimos tiempos vinculados. Debe y haber del balance eterno nunca cuadrado. Y que cuando algo indicaba que pod¨ªa empezar a corregirse la desviaci¨®n, al final, las buenas intenciones han saltado por los aires porque todos sospecharon de todos y nadie confi¨® en nadie. As¨ª empez¨® todo, as¨ª sigue y as¨ª seguir¨¢.

No son estos momentos para previsiones ni siquiera a corto plazo. M¨¢s all¨¢ de lo que se espera de la hora siguiente cualquier prop¨®sito puede convertirse en un deseo no cumplido. Fij¨¦monos en la figura del relator que tantas horas de absurdo debate y nervios institucionales nos depar¨® la semana pasada. ?D¨®nde est¨¢ hoy? ?Qui¨¦n se acuerda? ?Qui¨¦n lo reclama? Rebobinando los d¨ªas alterados por lo que deb¨ªa ser la soluci¨®n y se convirti¨® en el problema, nos damos cuenta de hasta qu¨¦ punto una decisi¨®n poco ajustada puede transformarse en una imprevisible y nefasta consecuencia. Y visto hoy, s¨®lo unos d¨ªas despu¨¦s, se nos antoja como una simple an¨¦cdota porque los lodos posteriores han enterrado los polvos precedentes. Y aqu¨ª estamos, sin presupuestos, esperando elecciones y observando como nadie asume la responsabilidad de tama?o desbarajuste que nos empuja a un falso final.

No hace falta caer en la tentaci¨®n de la profec¨ªa para pronosticar que por mucho que las urnas decidan, y decidir¨¢n, es tan posible como probable que al d¨ªa siguiente tengamos que recurrir a Benny Goodman y recuperar su gran versi¨®n del Begin the Beguine de Cole Porter para continuar program¨¢ndola como irresistible e incombustible banda sonora de nuestro tiempo. Los problemas end¨¦micos persistir¨¢n porque los sentimientos no se alteraran con la facilidad que unos esperan y otros quisieran. La fractura emocional no se soldar¨¢ con cuarenta d¨ªas de yeso y descanso. Ah¨ª est¨¢n las radiograf¨ªas a modo de encuestas describiendo la solidez de unas convicciones apuntaladas por sus contrarios con la contumacia de similares argumentos pero en direcci¨®n contraria. Y pensar que las trincheras ser¨¢n zanjas apaciguadoras es como aspirar a que Junqueras y Puigdemont se hagan amigos. Aqu¨ª no va a haber playa ni tranquilidad de balneario. A lo sumo, un estancamiento moment¨¢neo que rezuma a enquistamiento y nos convenza que la enfermedad antes fatal ha evolucionado a cr¨®nica.

¡°Yo desun¨ª a personas muy unidas y ahora tengo, ay de m¨ª, los sesos lejos de su ra¨ªz que en este tronco estaban¡± lamenta Dante Alighieri en su Comedia. Que no es ¡°divina¡± porque el adjetivo fue a?adido posteriormente a ra¨ªz de una definici¨®n de Bocaccio que qued¨® para la historia seg¨²n explica Jos¨¦ M? Mic¨® en el excelente pr¨®logo de la no menos excelsa versi¨®n reci¨¦n editada del cl¨¢sico de cl¨¢sicos. Aquel que, ¡°al final, de luz en luz, por este cielo he visto cosas que, si las repito, amargaran a muchos paladares¡±.

Queda mucha tela por cortar y mucha noticia desacomplejada por narrar. Puede suceder, no obstante, que al ritmo que vamos y a la velocidad que nos movemos, algunos protagonistas la seccionen y la lean en la placidez que les espera. La de su cementerio pol¨ªtico.