?Es positivo para la lucha por la igualdad que tres candidatas lideren una lista electoral?

Manuela Carmena en las primarias de M¨¢s Madrid para la Alcad¨ªa de la capital sit¨²a a Marta Higueras y Rita Maestre como n¨²meros dos y tres, sin el principio de la cremallera que alterna hombres y mujeres. Dos mujeres dedicadas a la pol¨ªtica explican sus razones de estar a favor o en contra de esta propuesta. Clara Serra, portavoz del Grupo Parlamentario de Podemos en la Comunidad de Madrid est¨¢ a favor, y? ?ngeles ?lvarez, hist¨®rica feminista, diputada en el Congreso y portavoz en la Comisi¨®n de Igualdad por el PSOE en el Parlamento, se manifiesta en contra.

A favor. M¨¢s all¨¢ de la cremallera, por Clara Serra

Cuando defendemos pol¨ªticas de acci¨®n positiva lo hacemos porque sabemos que, sin ellas, no tenemos la meritocracia que algunos defienden como alternativa a las cuotas, tenemos una discriminaci¨®n de las mujeres. La pregunta es, ?es el sistema de cremallera el m¨¢s ¨²til para revertir esa desigualdad? ?Hay otros sistemas mejores?

Cuando fui responsable del ?rea de Igualdad de Podemos nos enfrentamos a este dilema con las numerosas primarias de Podemos, donde se votaba a toda la lista y no solo al cabeza de lista. Ten¨ªamos un doble reto: velar por la igualdad en la presentaci¨®n de las listas, antes de ser votadas, y tener sistemas de correcci¨®n para evitar posibles discriminaciones de las mujeres posteriores a la votaci¨®n de la lista.

Al principio, Podemos no ten¨ªa sistema de correcci¨®n de g¨¦nero en la presentaci¨®n de listas, solo en el resultado posterior a las primarias mediante cremalleras. En general observamos que las mujeres eran m¨¢s votadas en las primarias y elecciones internas y que ordenar las listas finalmente en una cremallera beneficiaba a los hombres y perjudicaba a las mujeres, que acababan perdiendo posiciones

Entonces propusimos otro sistema que fue responsable de que Podemos fuera el partido que llev¨® al Congreso en la XII legislatura m¨¢s porcentaje de mujeres en sus listas, en la c¨¢mara m¨¢s paritaria de la historia de nuestra democracia. Las listas que se presentan a las primarias han de estar ordenadas como m¨ªnimo en una cremallera, pero esa cremallera puede romperse a favor de las mujeres si existieran m¨¢s mujeres que hombres en la lista, as¨ª aseguramos que no se produce un agrupamiento de hombres en los primeros puestos que las mujeres tuvieran que remontar. Tras el proceso de votaci¨®n las listas quedan reordenadas, pueden aparecer algunos hombres juntos y algunas mujeres seguidas y ese orden debe ser respetado a no ser que su reordenaci¨®n en cremallera supusiera garantizar m¨¢s la presencia de las mujeres. De este modo, garantizamos un punto de partida muy igualitario, a la vez respetamos el resultado de la votaci¨®n y, al mismo tiempo, estamos elaborando listas que, en caso de no estar ordenadas en cremallera, ser¨ªa porque su ordenaci¨®n es a¨²n mejor para las mujeres.

Las conclusiones son que son principalmente quienes conforman los equipos, normalmente hombres que eligen con l¨®gicas de compadreo masculino, quienes m¨¢s ahondan en la discriminaci¨®n de las mujeres, y no lo son los y las votantes que participan en los procesos de elecci¨®n. La gente quiere a mujeres en pol¨ªtica, pero los aparatos de los partidos siguen seleccionando hombres, as¨ª que la democracia beneficia a las mujeres. Por eso, m¨¢s all¨¢ de la cremallera, la apertura de los partidos a sistemas m¨¢s participativos y democr¨¢ticos, abre para la igualdad nuevos retos y mayores oportunidades.

En contra. La mitad. Ni m¨¢s ni menos, por ?ngeles ?lvarez

La ley de Igualdad promovida por el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero supuso la principal apuesta pol¨ªtica por garantizar la presencia equilibrada de mujeres y hombres en las listas electorales. Pero ¡°presencia equilibrada¡± no es ¡°paridad¡±. La paridad garantiza el equilibrio 50/50 y es el sistema m¨¢s justo ya que, no deja margen para que prime un sexo sobre otro.

En las anteriores elecciones, tanto PSOE como Unidos-Podemos optaron libremente por componer unas listas electorales bajo la premisa de alternar ¡°un hombre, una mujer¡± a pesar de que la Ley no les obligaba a ¡°listas cremallera¡±. El PSOE incluso comprometi¨® program¨¢ticamente una reforma para convertir en ley ese sistema m¨¢s justo de representaci¨®n.

Era la respuesta al hecho de comprobar que la discrecionalidad que permit¨ªa la Ley de Igualdad (40/60), jugaba de manera sistem¨¢tica a favor de los varones que acaparaban los tres primeros puestos de los tramos de cinco, dejando menos opciones de presencia a las mujeres.

La ¡°lista cremallera¡± apenas deja margen al desequilibrio, pero el sexo que encabece la lista tendr¨¢ ventaja si los esca?os conseguidos no son pares.

En estos d¨ªas hemos conocido que Manuela Carmena presentar¨¢ una lista encabezada por tres mujeres. Esa propuesta cumple con la ¡°presencia equilibrada¡± a que obliga la ley, pero retrocede respecto de lo conseguido en la anterior legislatura donde se apost¨® por la PARIDAD a trav¨¦s de una lista cremallera. El sistema ¡°cremallera¡± es una conquista que asegura la igualdad total en las listas electorales. Es el sistema m¨¢s eficiente y salt¨¢rsela en cualquier sentido no es progresista. Abrir la puerta a las excepciones a favor de cualquiera de los sexos es un error estrat¨¦gico para la agenda del feminismo, porque sabemos que la excepci¨®n, a la larga, termina por volverse en contra de las mujeres.

Para favorecer la paridad, los partidos deben encabezar sus candidaturas-cremallera con mujeres, ya que las peque?as circunscripciones donde solo pueden conseguir un diputado/a inclinar¨¢ la balanza en uno u otro sentido. Y ya puestos a buscar un sistema justo, quiz¨¢s el puesto de salida deba alternarse (un hombre, una mujer) en cada convocatoria. As¨ª se limita una sistem¨¢tica de ventaja.

La propuesta de Carmena, lo vendan como lo vendan, atiende a resolver la perversi¨®n que el sistema de primarias de Unidos-Podemos introdujo al combinar la lista abierta con el sistema ¡°cremallera¡±, de tal suerte que candidatos con pocos votos se colocaban por delante de otras que hab¨ªan recibido un gran apoyo.

A m¨ª se me ocurren varias f¨®rmulas para corregir ese desajuste, pero nunca una que pase por retroceder en un concepto clave del feminismo: Queremos la mitad del cielo, la mitad de la tierra y la mitad del poder. Ni m¨¢s, ni menos.