Le llamaban Roda
Quince a?os despu¨¦s de la muerte de ?tienne Rueda-Gil, un documental recuerda el letrista m¨¢s importante de la m¨²sica moderna en Francia, hijo de republicanos catalanes
En las mesas de La Closerie des Lilas, la legendaria brasseriea un extremo del bulevar Montpartnasse de Par¨ªs, est¨¢n marcados sobre una peque?a placa los nombres de algunos de los clientes ilustres. Lenin, Orwell, Scott Fitzgerald¡ Falta uno: ?tienne, o Esteve, Roda-Gil (1941-2004), hijo de republicanos exiliados, figura de culto de la m¨²sica pop francesa y cliente asiduo de La Closerie, su cuartel general hasta los ¨²ltimos d¨ªas.
¡°Aqu¨ª conversaba, beb¨ªa, escrib¨ªa, dibujaba y seduc¨ªa¡±, recordaba este mi¨¦rcoles, mientras cen¨¢bamos, su buena amiga, la cineasta Charlotte Silvera.
Cuatro d¨ªas antes de morir Roda-Gil, Silvera se encontr¨® en La Closerie con ¨¦l y con una de sus cantantes predilectas, con quien hab¨ªa conseguido esta rara simbiosis que solo un letrista como ¨¦l ¡ªautor de algunos de los hits musicales que marcaron la vida francesa de los ¨²ltimos cuarenta a?os¡ª sab¨ªa conseguir. La cantante era Vanessa Paradis, pr¨¢cticamente descubierta por Roda-Gil, que le escribi¨® la letra de su primer y gran ¨¦xito, Joe le Taxi, en 1987, cuando Paradis ten¨ªa 14 a?os. La n¨®mina de artistas que cantaron las canciones de Roda-Gil es un resumen de la m¨²sica francesa contempor¨¢nea. Juliette Gr¨¦co, Barbara, France Gall, Fran?oise Hardy, Claude Fran?ois, Julien Clerc, Johnny Halliday, Louis Bertignac ¡ªalgunos m¨¢s conocidos fuera, otros menos, pero todos esenciales en la m¨²sica francesa moderna¡ª interpretaron sus versos. Tambi¨¦n artistas internacionales como Roger Waters, Marianne Faithful¡ o Julio Iglesias.
¡°Mi objetivo era destruir la industria, pero resulta que era la industria la que me pagaba¡±, dec¨ªa Rueda-Gil
Roda-Gil, Paradis y Silvera se encontraron aquel d¨ªa en La Closerie de Lilas para rodar escenas del documental On el appelait Roda (Le llamaban Roda), dirigido por Silvera y estrenado en octubre de 2018. La pel¨ªcula, que desgraciadamente no se puede ver en las salas y merecer¨ªa una difusi¨®n m¨¢s amplia, presenta un retrato subjetivo, impresionista, del letrista que se describ¨ªa a s¨ª mismo como un ¡°poeta industrial¡±.
Poeta, porque su vida consist¨ªa en escribir versos desde que un d¨ªa, en 1967, un debutante Julien Clerc ¡ªel rockero mel¨®dico que acaba de celebrar los 50 a?os de carrera¡ª pregunt¨® en un caf¨¦ junto a la Sorbona si alguien le pod¨ªa escribir las letras de sus canciones, y Roda-Gil se ofreci¨® a hacer el trabajo. Con el par¨¦ntesis de una ruptura temporal en los ochenta, Clerc y Roda-Gil formaron una marca, un equipo muy rodado, creadores de cl¨¢sicos c¨®mo Si on chantait o Ce n¡¯est rien. Pero el poeta Roda-Gil se calificaba de ¡°industrial¡± ¡ªy as¨ª se quitaba importancia¡ª porque era consciente de que trabajaba para una industria, la de la m¨²sica popular, y que su contribuci¨®n era parte de un engranaje mucho mayor.
Puede parecer extra?o, visto de lejos, que un letrista adquiera la importancia que ten¨ªa Roda-Gil. Hay que tener en cuenta, para entenderlo, la tradici¨®n de la canci¨®n francesa, donde la letra no es un mero complemento, sino que tiene tanto o m¨¢s peso que la m¨²sica. Y hay que tener en cuenta, tambi¨¦n, que ?tienne Roda-Gil no era un parolier cualquiera. Sus letras, incluso las de apariencia m¨¢s banal, tienen varios niveles de lectura, est¨¢n llenas de alusiones y dobles sentidos, son peque?os poemas a la vez ligeros y con chispas de profundidad. ¡°Textos muy abstractos¡±, los describ¨ªa Claude Fran?ois, int¨¦rprete, entre otros, de la rodagiliana Alexandrie, Alexandra, aut¨¦ntico himno de la m¨²sica disco francesa.
¡°Mi madre vivi¨® la guerra, pero la de verdad. Mi padre hizo la guerra durante tres a?os, y despu¨¦s la Resistencia¡±, explica Roda-Gil en el documental de Charlotte Silvera.
¡°Viv¨ªa en Antony [ciudad de la periferia de sur de Par¨ªs] con su madre. Su padre ya hab¨ªa desaparecido. ?l hab¨ªa nacido en un campo de refugiados en Montauban [en el sur de Francia]¡±, recuerda Julien Clerc.
¡°?Qui¨¦n era Etienne?¡±, se pregunta el escritor Philippe Sollers, con quien sol¨ªa coincidir en La Closerie des Lilas. ¡°?tienne era Espa?a en aquello que Espa?a tiene de m¨¢s fundamental: la anarqu¨ªa¡±.
C¨®mo conjugaba su anarquismo ¡ªsiempre fue fiel a los amigos de la CNT y no se perd¨ªa ninguna mani del 1 de Mayo¡ª con el hecho de trabajar para la industria del entretenimiento de masas es uno de los temas que sobrevuela la pel¨ªcula. ¡°?tienne no era m¨¢s que un rom¨¢ntico, un inmenso rom¨¢ntico. Sent¨ªa devoci¨®n por el romanticismo de la pol¨ªtica. La idea de ser un poeta industrial era muy rom¨¢ntica¡±, recuerda otro buen amigo, Roger Waters, alma de Pink Floyd, con quien Roda-Gil cre¨® la ¨®pera ?a ira, sobre la Revoluci¨®n Francesa.
¡°Mi objetivo era destruir la industria, pero resulta que era la industria la que me pagaba¡±, dec¨ªa Roda-Gil. Fue un personaje, como se dir¨ªa en ingl¨¦s, larger than life, literalemente, ¡°m¨¢s grande que la vida¡±: bohemio, contradictorio, lapidario. En el documental ocupa la pantalla, la desborda. ¡°Calm¨¦monos: lo que yo hago no es poes¨ªa¡±, reconoce. En otro momento, el protagonista est¨¢ en La Closerie des Lilas dibujando, con Vanessa Paradis al lado, y dice: ¡°Yo hac¨ªa polaroids emocionales¡ Hac¨ªa dos trazos y te juro que nadie pod¨ªa sospechar que estos dos trazos me evocaban una situaci¨®n o una emoci¨®n¡±, dice. Habla de los dibujos, pero podr¨ªa estar hablando de sus 747 canciones.
¡°A diferencia de Gainsbourg, Brassens, Barbara o Aznavour, ¨¦l nunca cant¨® las canciones en escena. Era un hombre a la sombra¡±, recuerda, quince a?os despu¨¦s, en el mismo lugar, Charlotte Silvera. ¡°Pero como Aznavour, que era armenio, Roda, que era catal¨¢n, escogi¨® la lengua francesa para expresarse¡±.
Encontrar su tumba en el cementerio de Montparnasse, donde fue enterrado con Nadine, la mujer de su vida, es una aventura. La secci¨®n 6 de cementerio es una jungla de l¨¢pidas y panteones de todas las ¨¦pocas. El guarda del cementerio nos explica con un mapa c¨®mo llegar: hay que situarse en la esquina suroeste de la secci¨®n, contar 12 tumbas verticales en direcci¨®n norte y seguir un camino levemente inclinado. La tumba de los Roda-Gil son unos arbustos. Alguien ha puesto un cartel del documental On el appelait Roda¡ Cerca reposan los restos de Cort¨¢zar y Baudelaire.
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