Olivos, serpientes, Ibiza y m¨¢s
Nunca hasta finales del siglo XX hab¨ªan existido serpientes en las islas del sur de las Baleares
Las islas de Ibiza y Formentera aparecen representadas, no oficialmente, por el perfil de la sargantana (lagartija). Se ve en camisetas, llaveros, pegatinas, joyas, calzado, puertas o portadas de los libros. Es su icono natural sobrevenido que tambi¨¦n usan algunas marcas de Menorca. Estos reptiles muy extendidos en el litoral e islotes son los vestigios diversos de una diversidad de ra¨ªz primitiva, prehumana. Otro rasgo de las llamadas islas Pitiusas era la ausencia de serpientes y otros bichos venenosos.
Nunca hasta finales del siglo XX ¡ª anteayer¡ª en las islas del sur de las Baleares hab¨ªan existido serpientes, que es el primer depredador de las sargantanas. Dos cronistas cl¨¢sicos subrayaban la ausencia de estos ofidios m¨¢s que simb¨®licos y cr¨ªpticas tambi¨¦n.
Ahora los dos logos/iconos antag¨®nicos coexisten, han entrada en colisi¨®n de supervivencia. Las serpientes son contempor¨¢neas, invasoras, ajenas. Llegaron a las islas ocultas o en huevos en los pies de grandes olivos continentales, que fueron arrancados y trasladados masivamente, por puro negocio, para ser trasplantados, en un artificio de mercadeo, a veces en ofertas outlet.
El peque?o lagarto ¡ªcon muchas especies¡ª decrece porque miles de serpientes han emprendido una vertiginosa invasi¨®n de la naturaleza de Ibiza, Formentera y tambi¨¦n en Mallorca. Los expertos vinculan el asunto a la importaci¨®n de miles y miles de olivos viejos, enraizados. Y las serpientes tienen en las sargantanas la mitad de su dieta. En dos a?os se han capturado m¨¢s de 3000 serpientes ya en las Baleares del sur con trampas.
Los olivos viejos, centenarios, no milenarios, robustos, torturados y tan usados en la pintura y la po¨¦tica cl¨¢sicas, est¨¢n ahora ligados a la decoraci¨®n y creaci¨®n r¨¢pida de jardines y rotondas. Ponga un olivo monumental en su casa. En el pan de tierra de las ra¨ªces viajaron las serpientes peninsulares en hibernaci¨®n o en puesta. En las dos ¨²ltimas d¨¦cadas se ha generado un grav¨ªsimo problema medioambiental, simb¨®lico, y social.
No son serpientes peligrosas para las personas pero su leyenda aun genera entre algunos p¨¢nico, asco o sorpresa. La invasi¨®n, el incidente ecol¨®gico, no altera el crecimiento de los nuevos olivares de Ibiza. Benet, Oliada, Balanzat, Can Nefra, Garrovers, Can Domo, es Pla de n¡¯Ortiz, can Miquel Guasch, Rich, son algunas de las referencias casi artesanas del Oli d¡¯Eivissa, de la tierra ahora con serpientes y lagartijas.
No lejos de una carretera donde hay muchos olivos enanos, p¨²blicos, de importaci¨®n, Cuco ¡ªpodador e injertador¡ª usa una botella de aceite del olivar joven que cre¨® para los se?ores de S¡¯Horta Vella y que el artista Fabrizio Plessi ilustr¨® con un tronco de un olivo grueso del que brota un manantial. Con la esencia se pint¨® el ¡®pa amb oli¡¯ inevitable que ayudar a sostener una merienda at¨¢vica, rural, al paso. All¨ª no hay ficciones vegetales.
Una sobrasada de Vic, o blanca, antigua, ¡ªque solo reconocen en Mallorca, en algunos lugares¡ª ayud¨®, a peque?as dosis, en finas lonchas. La sobrasada/sobrasada madur¨® bien, se deja cortar. Es un s¨¢bado fr¨ªo y soleado, en un lugar de Mallorca hacia el sur. Aparece la primera flor negra de las alcachofas aut¨®ctonas, tan caras, tan breves y que desean ser r¨¢pido un cardo azul y espinoso.
Es indiferente d¨®nde y de qui¨¦n es porque es un no-lugar, la inmensa normalidad y escasa fanfarria de los entornos y la gente de la isla profunda interior, que no est¨¢ en los mapas, ni en los libros de lujo y no geolocalizan las redes y sus trampas.
En el exterior de una vivienda payesa suficiente, usando una parrilla de hogar de m¨¢s de 70 a?os sobre unas brasas tenues, nacidas de ramas de podas y cad¨¢veres de ¨¢rboles, Cuco as¨® finas porciones de xulla, tocino, ventresca salada y curada, una cata rara del cerdo de la matanza.
Es una cita anual del grupo de meriendas y tertulias diarias infinitas, circulares y apasionadas: de gente jubilada o con tiempo para el ocio: el pay¨¦s, un m¨¦dico, un ex bancario, un ex t¨¦cnico chacinero; el caballista amable con todos est¨¢ en Francia con los trotones. Fall¨® tambi¨¦n el m¨¢s discursivo, un ex joven jubilado; no lleg¨® el carpintero que se cuida. Los nombres de los convocados son reflejo de la tradici¨®n insular: Miquel, Miquel, Miquel, Biel, Joan, Toni, Bernat. Dos de ellos preguntaron sobre Treufoc y otro apostill¨® sobre Amor de Cans, dos series novedosas y distintas de IB3.
El coro de los cuatro presentes mira al asador junto al tronco seco y roto del almendro titular de la fachada de la casa cerca de la palmera ic¨®nica. Hay decenas de ¨¢rboles m¨¢s que han agonizado de pie, como los almendros de 35 a?os que Cuco sembr¨® y educ¨® con la poda. ¡°Las higueras mueren, se secan y no rebrotan; el mal empieza en la copa y va hasta la ra¨ªz, de arriba abajo¡±, observa.
En las traves¨ªas por la Menorca singular, otro grupo, Toni y sus amigos reportan en las redes sus caminatas semanales en las que festejan a lo grande su vida y el paisaje m¨¢s limpio y ventoso, con guisos de temporada ( frito, habas y pasteles). El inventario de aceites menorquines cuaja y progresa: Son Felip, Pont Modorro, Morvedra y Olivaret, por ejemplo.
Pep Solivellas, otro de las meriendas sabatinas, cre¨® su marca de referencia global, como los de Aubocassa y ambos coexisten, con la macro plantaci¨®n de olivos de Baleares con el latifundio de Son Mesquidassa de los Rossell¨®. Un paisaje de 150.000 olivos en l¨ªnea, regados y cosechados con m¨¢quinas. En Son Moragues y las finca adquiridas agregadas, Bruno Entrecanales, rescata la finca de s¡¯Arxiduc, los grandes olivares antiguos y vende el aceite m¨¢s caro, casi 100 euros.
La siembra de olivos por doquier, algunas replantaciones de almendros y mucha, mucha vid, tinta de colores algunos espacios de la geograf¨ªa rural insular que no fue abandonada al olvido selv¨¢tico, la garriga primitiva o la urbanizaci¨®n dispersa.
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