Listas y magdalenas

Como en aquella pel¨ªcula, vivimos d¨ªas de extra?os. Con valores cambiantes, cuestionados y cuestionables. Si hace unos a?os los valores que representaban las organizaciones pol¨ªticas y obreras eran aceptadas con todas sus consecuencias, hoy recibimos con aplausos pr¨¢cticas cuando menos dudosas con el esp¨ªritu participativo en la pol¨ªtica. Y nos parece estupendo y saludable la nueva corriente que resta poder a los partidos a¨²n en aquellas cuestiones que hemos considerado esenciales. Ahora aplaudimos que no sean los partidos los que confeccionen las listas electorales. Y sonre¨ªmos c¨®mplices a que sea solo una persona quien decida quien y en qu¨¦ puesto debe presentarse para su ratificaci¨®n en las urnas.

El desencanto con partidos, unos corruptos y otros incapaces, o la desafecci¨®n hacia organizaciones en las que la sociedad no se siente representada, tiene mucho que ver con el ¨¦xito de lo que se llama proyecto personal. Ocurri¨® ya con los sindicatos. Hace unos a?os asistimos a una ofensiva contra las centrales obreras de las que se dec¨ªa que solo serv¨ªan para cobrar dinero p¨²blico. La crisis hizo rectificar cuando los despedidos no encontraron otro consuelo para defender sus derechos que los sindicatos de clase.

Ahora asistimos, cada vez menos at¨®nitos, a proyectos personales, escasamente democr¨¢ticos, que apuestan por llevar a la pol¨ªtica actitudes que se acercan mucho a una concepci¨®n populista de la pol¨ªtica. Hasta los propios partidos parecen renunciar a una de las pr¨¢cticas m¨¢s importantes: la confecci¨®n de las listas. Se impone por la decisi¨®n del l¨ªder.

Las cosas son m¨¢s graves cuando ni siquiera detr¨¢s de una lista est¨¢ una organizaci¨®n pol¨ªtica, sino una sola persona que con su carisma ha conseguido una relevancia extraordinaria. El caso de la capital y la Comunidad es buen ejemplo de ello. Las listas al Ayuntamiento de la actual regidora Manuela Carmena ha sido confeccionada exclusivamente desde su criterio personal. No solo no ha admitido participaci¨®n de la organizaci¨®n que la llev¨® a la alcald¨ªa, es que ha rechazado expresamente la posibilidad de integrar en ella a miembros de esa organizaci¨®n. En el caso de las listas a la Comunidad, ese egocentrismo ha llegado a extremos tales que el candidato propuesto por Podemos ha preferido una lista bendecida por Carmena y con los mismos supuestos de alejamiento de partido que la del Ayuntamiento.

Es una deriva peligrosa. El populismo no se debe a ideolog¨ªa alguna con lo que el elector no tendr¨¢ entre sus razones para optar a una u otra opci¨®n, el peso de los principios que defiende una u otra organizaci¨®n. Le bastar¨¢ con el pensamiento ¨²nico del candidato, su simpat¨ªa, su capacidad de comunicaci¨®n... y ni siquiera se preguntar¨¢ qu¨¦ faculta a una persona para la confecci¨®n de una lista que habr¨¢ de tomar decisiones que pueden cambiar la vida de sus conciudadanos.

Y es una deriva peligrosa porque lleva impl¨ªcito un desprecio hacia los partidos, una de las formas organizativas y participativas de la sociedad, y un desprecio hacia una ciudadan¨ªa a la que se le puede contentar con magdalenas y no con pensamiento.