C¨®mo jugar a pistoleros en un b¨²nker de 1938 en Colmenar de Arroyo
La Comunidad convertir¨¢ por primera vez una fortificaci¨®n de la Guerra Civil, el Blockhaus 13, en Bien de Inter¨¦s Cultural, la m¨¢xima protecci¨®n regional
¡ª Te he matado, cabr¨®n.
¡ª No, no me has dado.
¡ª Mu¨¦rete.
Los juegos de guerra tornan rudo el lenguaje. La cabeza de un ni?o de doce a?os asoma por la tronera de un b¨²nker de la Guerra Civil en Navalagamella. Sostiene una pistola de juguete con la que apunta hacia el interior. Ha matado a su amigo, que no quiere darse por muerto. Otros ni?os corretean entre las paredes y techos de la fortificaci¨®n, tambi¨¦n con pistolas de juguete. Emulan a quienes, hace 80 a?os, se dejaron la vida en los muros de la denominada Posici¨®n Calvario en una guerra fratricida.
A tan solo nueve kil¨®metros de all¨ª, otro b¨²nker permanece solitario. Solo alguno de los pocos coches que circulan por la serpenteante carretera que enlaza Navalagamella con el vecino Colmenar de Arroyo (a unos 60 kil¨®metros de la capital) rompen el silencio del paraje. Estamos ahora en el Blockhaus 13, uno de los 22 b¨²nkeres que el bando nacional proyect¨® construir en este frente en 1938, despu¨¦s de la cruenta batalla de Brunete. La Comunidad de Madrid acaba de iniciar los tr¨¢mites para declararlo Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC), la m¨¢xima protecci¨®n regional, que se concede por primera vez a una fortificaci¨®n defensiva de la ¨¦poca.
¡°Este b¨²nker de Colmenar de Arroyo es un blockhaus, un tipo de fortificaci¨®n defensiva que se inici¨® en la I Guerra Mundial¡±, explica junto a la construcci¨®n Paloma Sobrini, directora general de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid. ¡°Es muy importante porque de aquellos 22 solo se llegaron a construir dos, y este es el que est¨¢ m¨¢s terminado, mejor conservado y tiene una tipolog¨ªa que re¨²ne todas las caracter¨ªsticas m¨¢s relevantes. Aqu¨ª se puede estudiar este tipo de arquitectura defensiva de la Guerra Civil como un elemento ¨²nico¡±, a?ade. Desde 2013, las fortificaciones de la contienda en la regi¨®n est¨¢n catalogadas como Bienes de Inter¨¦s Patrimonial (BIP), pero en este caso se ha apostado por aumentar el grado de protecci¨®n.
Desde el exterior, esta pieza viva de la historia de Espa?a muestra cuatro semiesferas de hormig¨®n unidas a una semiesfera central, todas ellas jalonadas por troneras, las aberturas por las que asomar¨ªan los fusiles y ametralladoras. El acceso principal mira hacia la carretera. Cruzarlo es hacer un viaje en el tiempo y transportarse al perido b¨¦lico de hace ocho d¨¦cadas. La entrada se sumerge bajo la tierra y llega a una primera b¨®veda de techos bajos donde nos invade una sensaci¨®n de historia detenida, pero tambi¨¦n de agobio. ¡°Este tipo de edificios te sobrecogen. Me da congoja entrar a su interior, se me encoge el coraz¨®n pensando en los j¨®venes que vinieron aqu¨ª a luchar en la guerra, y en lo que debieron sufrir ellos y sus familias¡±, cuenta Sobrini.
El grueso y estrecho pasillo circular de techo abocinado permite acceder a los cuatro nidos semiesf¨¦ricos con troneras m¨¢s grandes donde se debieron situar las ametralladoras. Otro pasillo, todav¨ªa m¨¢s estrecho, conecta con la escalera que permite acceder a la parte superior. Desde arriba se observa su curiosa estructura en forma de ex¨®tica palmera y se ven las banquetas para los soldados. La construcci¨®n se completar¨ªa en su momento con una estructura de malla para una mayor protecci¨®n. ¡°Esta parte central superior estaba preparada para colocar ah¨ª un ca?¨®n antia¨¦reo con el que disparar a los aviones. Tiene adem¨¢s una inscripci¨®n del batall¨®n de zapadores¡±, cuenta Miguel ?ngel Garc¨ªa Valero, subdirector de Protecci¨®n y Conservaci¨®n del Gobierno regional.
En opini¨®n de Valero, ¡°este es el b¨²nker mejor conservado de la Guerra Civil¡±, por lo que se ha apostado por ¡°declararlo BIC, la misma catalogaci¨®n que tienen grandes monumentos como el Palacio Real¡±. Un honor teniendo en cuenta que la Comunidad ha identificado cerca de 2.000 elementos defensivos en la regi¨®n ¡ª desde trincheras a puestos de tirador¡ª gracias al Plan de fortificaciones de la Guerra Civil. El consejero de Cultura, Jaime de los Santos, defiente este plan, que arranc¨® hace tres a?os: ¡°La conservaci¨®n y protecci¨®n de fortificaciones de este conflicto contribuye a explicar una parte de la historia de Espa?a que todav¨ªa es poco conocida y que tiene a la Comunidad como tr¨¢gica protagonista¡±.
Un plan para rescatar estas construcciones
El Plan Regional de Fortificaciones de la Guerra Civil (1936-1939) se puso en marcha en 2016 para documentar, proteger y conservar la arquitectura defensiva construida durante el conflicto b¨¦lico. En 2017, se invirti¨® en ello una partida de 362.000 euros, mientras que en 2018 fue de 170.000 euros. El proyecto incluye la musealizaci¨®n de las fortificaciones m¨¢s relevantes, adem¨¢s de la creaci¨®n de distintos centros de interpretaci¨®n de este periodo hist¨®rico. Adem¨¢s, el Gobierno regional tiene previsto editar pr¨®ximamente un libro para documentar los m¨¢s de 2.000 elementos defensivos construidos en Madrid y situados en 105 municipios.
Valero destaca la importancia de Madrid en este aspecto: ¡°Mientras que en otras provincias los frentes de la guerra fueron avanzando y retrocediendo, aqu¨ª tuvimos varios frentes que duraron a?os, y eso contribuy¨® a que se realizaran este tipo de fortificaciones militares¡±. De ah¨ª que tengamos ejemplos de tanto valor y tan bien conservados.
La Comunidad instalar¨¢ pr¨®ximamente paneles explicativos en ambos b¨²nkeres para destacar su importancia. De vuelta a Navalagamella, el b¨²nker Posici¨®n Calvario parece m¨¢s desvencijado que su vecino, incluso algo an¨¢rquico. Por su cercan¨ªa con el pueblo, lo visitan ni?os. Muchos llevan pistolas y juegan a la guerra. Una mezcla de ternura y escalofr¨ªo recorre el cuerpo cuando simulan que mueren. Como si aquella guerra no terminara de acabar nunca.
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