De ¡®jam sessions¡¯ por Madrid: cuando la m¨²sica en directo no deja de sonar
De domingo a jueves, la capital se convierte en un efervescente circuito de m¨²sica en directo con jazz, rock, pop o flamenco como protagonistas
El sonido es lo m¨¢s importante. Ser capaz de clavar una melod¨ªa, tambi¨¦n. Entrar y salir a tiempo, fundamental. Lo mismo que saber callarse cuando ya se ha soleado, y pavoneado, lo suficiente. Esa es la atm¨®sfera ¡ªy la jerga¡ª del universo de las jam session de Madrid: sesiones de m¨²sica en directo en las que cualquiera con dotes musicales puede improvisar sobre el repertorio m¨¢s representativo de un g¨¦nero.
Para poder jugar sobre los temas, m¨²sicos y m¨²sicas deben conocer los t¨¦rminos descritos al dedillo. ¡°El desarrollo de las jams tiene que ver con la calidad de los m¨²sicos y su capacidad para poder llevar a cabo una comuni¨®n entre toda la gente que est¨¢ encima del escenario¡±, opina Quique G¨®mez, de 42 a?os y una de las mejores voces de blues masculinas de nuestro pa¨ªs adem¨¢s de un armonicista feroz.
Desde hace siete a?os, G¨®mez lidera la jam de los domingos de la Coquette, genuino bar de blues de la capital. Tiene forma de cueva y en ¨¦l se citan varias generaciones. Para ¨¦l, una jam tiene que tener ¡°unos m¨ªnimos¡±. Lo cuenta as¨ª: ¡°Como hay muchas de car¨¢cter amateur ¡ªen las que se sube todo tipo de m¨²sicos a escena¡ª, en la Coquette intentamos mantener un nivel: a veces lo complicado es que no se te cuele gente que no sabe tocar porque quiere su minuto de fama¡±.
Lo que relata G¨®mez es algo relativamente habitual en las jams. Mientras el colectivos profesional suele aguardar su turno, pacientemente, para que le llamen a subir al escenario y tocar el tema en el que es invitado, los aficionados demandan la atenci¨®n de la banda para cantar o tocar lo que les apetece o se saben. Inevitablemente, en ocasiones, se produce el desastre sobre las tablas. Visto desde fuera puede ser algo bochornoso. Igual de sonrojante que la retribuci¨®n econ¨®mica media que reciben los m¨²sicos por una jam: en algunos casos, 30 euros por noche.
Lucas de Mulder, guitarrista madrile?o de 28 a?os, prepara su primer disco en solitario adem¨¢s de tocar en varias bandas. Una de ellas es la Intruso Acid Jam: base de la sesi¨®n que se celebra los martes en El Intruso. De Mulder, responsable de la jam, suele contar con invitados, como el trompetista madrile?o Luis Soler o el saxofonista cubano Inoidel Gonz¨¢lez. Entre el p¨²blico suele haber ¡°turistas o gente que trabaja por la zona y al salir se vienen a tomar algo¡±. La clientela busca tomarse una copa entre semana en un ambiente agradable.
Entre los habituales, siempre hay caras nuevas: Cristina P¨¦rez, violinista turolense de 26 a?os, es una de ellas. ¡°Veo que aqu¨ª se aplica la t¨¦cnica, pero que se pone m¨¢s intimidad y m¨¢s emoci¨®n. En la m¨²sica cl¨¢sica, todo est¨¢ m¨¢s encorsetado¡±, resume su primera experiencia en la jam del Intruso.
La noche del martes no suena a jazz sino a rock en la sala Wurlitzer Ballroom. The Stickless, en activo desde mayo de 2018, se ha convertido en la primera jam de rock de Madrid; su banda base est¨¢ formada ¨²nicamente por mujeres. Laura Solla, guitarrista orensana de 26 a?os, es una de sus integrantes: ¡°En Madrid, hay un constante relevo generacional. Me parece un flipe que haya m¨²sica en directo de lunes a domingo. Conf¨ªo en que esto se mantenga a?os o, mejor, que vaya a m¨¢s¡±.
Caf¨¦ Berl¨ªn, El Junco o Marula Caf¨¦ son guaridas habituales para los m¨²sicos y los aficionados a la m¨²sica en directo en la capital. Los mi¨¦rcoles y los jueves son d¨ªas fuertes para estas tres salas. En Caf¨¦ Berl¨ªn, los mi¨¦rcoles flamencos son todo un reclamo. Ese mismo d¨ªa, en El Junco, la brass jam de Los Muchachos protagoniza la noche y el jueves On Fire: la jam de m¨²sica negra con Pablo P¨¦rez a la cabeza. En Marula Caf¨¦, los mi¨¦rcoles y los domingos est¨¢n la Trip Jam y la Roots Jam, respectivamente. Fernando Lamadrid, bajista sevillano de 40 a?os afincado en Madrid desde hace cuatro y miembro de la banda de Juanito Makand¨¦, toca los mi¨¦rcoles en la Trip Jam y los domingos en Do?a Truhana: un bar restaurante de La Latina que se ha convertido en uno de los sitios de moda de la capital.
Durante la jam de Do?a Truhana, el local se llena de m¨²sicos que esperan su turno para tocar entre saludos, charlas y tragos. El p¨²blico ¡ªla mayor¨ªa gente guapa con pinta de veranear en sitios donde el surf es el deporte favorito¡ª ¡°es dispar, curioso y abierto¡±, explica Lamadrid. Y prosigue: ¡°Yo vengo de Andaluc¨ªa, donde hay mucho arte, pero falta mucho apoyo. Madrid sigue siendo el centro neur¨¢lgico de la m¨²sica porque se la toma en serio y hay cientos de propuestas¡±.
Lara Vizuete, pianista, chelista y cantante formada en Musikene ¡ªel Centro Superior de M¨²sica de Euskadi¡ª se ha subido a cantar con Lamadrid y el resto de la banda una versi¨®n de Crazy, de Gnars Barkley. Vizuete tiene muy claro que, a d¨ªa de hoy, ¡°sigue habiendo muchos prejuicios¡±. ¡°Cuando una chica va a una jam lo primero que hacen es pasarle el micro. Pero en realidad, hay muchas mujeres instrumentistas. Hay que ense?ar a los ni?os desde peque?os que no hay instrumentos de hombres o de mujeres. No hay nada biol¨®gico que te impida tocar el bajo o el saxo¡±, apunta Vizuete.
Tras el jaleo en Do?a Truhana, es obligatoria la visita a la jam de Bogui Jazz siempre y cuando se quiera terminar la semana de una manera sofisticada. El pianista argentino Sebasti¨¢n Chames, de 47 a?os, est¨¢ al frente de esta propuesta que, tal y como comenta, ¡°busca ser el punto de encuentro de la comunidad jazz¨ªstica de Madrid¡±. El p¨²blico que la frecuenta, de mediana edad, guarda un silencio sepulcral que muestra el respeto m¨¢s absoluto por todo lo que sucede encima del escenario.
Sobre el tipo de m¨²sicos que participan, Chames lo tiene claro: ¡°Quienes vienen a Bogui a tocar tienen una excelente formaci¨®n y grandes capacidades para la composici¨®n¡±, explica. Una conclusi¨®n con la que coincide Dick Angstadt, alma de la sala. El gerente y programador del local relata orgulloso que la sala ha sido elegida como ¡°uno de los mejores clubs de jazz del mundo, seg¨²n la revista especializada Down Beat¡±. ¡°Era el momento de poner en marcha una jam de jazz porque en Madrid hay mucho nivel¡±, contin¨²a Angstadt.
Mientras las ganas de escuchar m¨²sica coincidan con la sed, acudir el domingo a la Coquette para disfrutar de un repertorio de blues es una buena idea (a pesar de la posible resaca del lunes). Quique G¨®mez ¡ªresponsable de la jam que ha actuado en M¨¦xico, California y Chicago¡ª se pone m¨¢s serio de lo habitual para darle al p¨²blico un peque?o tir¨®n de orejas: ¡°Tenemos un problema educacional en Espa?a. No tenemos la cultura de escuchar la m¨²sica a no ser que sea culta. A veces, hay que mandar callar a la gente. Se les escucha m¨¢s hablar que a los m¨²sicos tocar¡±.
Y as¨ª, con la banda tocando blues ¡ªy la perpetua charleta del p¨²blico oscilando en el ambiente¡ª, la semana se abrocha con una reflexi¨®n: el oficio de m¨²sico es un deporte de riesgo en el que, a veces, el invierno es permanente. Pero, maldita sea, como dec¨ªa Charlie Parker: ¡°Vamos a celebrarlo. Tenemos a Bart¨®k y ginebra. ?Qu¨¦ m¨¢s necesitamos?¡±.
Gu¨ªa para ir a una ¡®jam¡¯ casi diaria
Menos viernes y s¨¢bados, Madrid acoge una jam diaria. Los lunes arrancan con afro en Barco (Barco, 34). El martes es el turno del jazz en El Intruso (Augusto Figueroa, 3) y del rock en el Wurlitzer (Tres Cruces, 12).
Marula Caf¨¦ (Ca?os Viejos, 3) ofrece los mi¨¦rcoles jam con sonidos africanos (repite el domingo en clave hip hop). La m¨²sica negra tambi¨¦n resuena en El Junco (plaza de Santa Barbara, 10) los mi¨¦rcoles y los jueves.
El flamenco es la apuesta de los mi¨¦rcoles en el Caf¨¦ Berl¨ªn (Costanilla de los ?ngeles, 20). Do?a Truhana (plaza de los Carros, 3) tambi¨¦n tira de flamenco fusi¨®n los domingos mientras que, ese mismo d¨ªa, La Coquette (Hileras, 14) apuesta por el blues.
Un templo flamenco en el Caf¨¦ Berl¨ªn
Uno de los reclamos m¨¢s importantes de un local de m¨²sica en directo es que haga sentir como en casa tanto a los m¨²sicos que tocan como al p¨²blico que acude. Es el caso del Caf¨¦ Berl¨ªn y de sus mi¨¦rcoles flamencos: una de las joyas nocturnas de m¨²sica en directo de la ciudad en la que consiguen juntarse leyendas, obreros del g¨¦nero y nuevos valores que buscan defender con mucho arte cualquiera de los palos que se toquen. Y, por supuesto, trascender. Trascender con cada nota y con cada sonido para provocar a los all¨ª presentes ese pellizco de emoci¨®n en el est¨®mago tan m¨¢gico y tan necesario que solo produce el flamenco.
Liderada por Bandolero ¡ªpercusionista de Jorge Pardo, El Habichuela o Josemi Carmona¡ª en esta jam se dan cita Jos¨¦ Mar¨ªa Cortina, Joni Jim¨¦nez, Antonio Ramos El Maca, Iv¨¢n Ruiz Machado, Kiki Ferrer, David Bao, Paquetito, Enrique Rodr¨ªguez Enriquito, Rafita de Madrid y Rub¨¦n Romero como parte de la formaci¨®n base. Este encuentro semanal tambi¨¦n es especial por los invitados que colaboran. Por all¨ª han pasado Duquende, Kiki Morente, Farruco o Antonio Lizana. Pr¨®ximamente, lo har¨¢n Jos¨¦ del Tomate, Paquete o Saray Mu?oz: hija de la desaparecida Tina, mitad de Las Grecas.
Pato, alma del Caf¨¦ Berl¨ªn y genuino anfitri¨®n de la noche flamenca, ejerce como maestro de ceremonias abajo del escenario, atendiendo a los m¨²sicos y a los que se acercan a disfrutar de la velada. Sin reparos, manda guardar silencio si alguien entre el p¨²blico eleva el tono. La solemnidad es fundamental para disfrutar de quej¨ªos, arpegios y jaleos. Cada momento es irrepetible. Por suerte, el duende visita cada mi¨¦rcoles este c¨®nclave de maestros en el que se adora al flamenco como la divinidad que es.
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