Valdemar¨ªn, luto por Espa?a en un barrio de derechas
Junto al hip¨®dromo de Madrid viven apellidos ilustres en el antiguo lugar de veraneo de los vecinos del barrio de Salamanca
Los hoteles huelen a perfume de higo, hay patinetes el¨¦ctricos en cada esquina y El Embassy, La Mamona y Volapi¨¦, la sant¨ªsima trinidad de las franquicias exquisitas, mantienen abiertas sus sugerentes puertas. Sin embargo, bajo tierra se registran movimientos tel¨²ricos que mantienen alerta a muchos de los vecinos de este lugar a las afueras de Madrid. ¡°Espa?a es el Titanic pero con los pasajeros aplaudiendo¡±, dice Luisa Herranz, una se?ora de 67 a?os.
Valdemar¨ªn, un barrio residencial del distrito de Moncloa-Aravaca, junto al hip¨®dromo, en el que viven algunos apellidos ilustres, vot¨® en masa a la derecha el domingo de elecciones generales. Se puede decir sin miedo a equivocarse que en estas calles por las que caminan jubilados en ch¨¢ndal y zapatillas de colores chillones, como Herranz, no le van a erigir una estatua a Pedro S¨¢nchez. El 92% eligi¨® entre PP, Ciudadanos o Vox. Fue aqu¨ª tambi¨¦n donde el partido de extrema derecha de Santiago Abascal sac¨® su mejor porcentaje de votos en Madrid capital (29,4%).
¡°?Por qu¨¦ Abascal? Porque no es un cobarde. Siempre le hab¨ªa votado al PP, pero les da miedo hacer lo que tienen que hacer¡±, contin¨²a Luisa Herranz, que el otro d¨ªa se encontr¨® al socialista Jos¨¦ Bono en Illescas durante una corrida de toros y lo puso ¡°de vuelta y media¡±. Como su marido es ruso, a menudo recibe a familiares rusos en casa y todo es cordialidad y risas hasta que alguno de ellos se mete con Franco: ¡°Los freno en seco. La ¨²nica que habla mal de ¨¦l soy yo, que por algo lo he sufrido. Qu¨¦ sabr¨¢n ellos¡±.
En un puente que conecta el barrio con el otro lado de la carretera de A Coru?a apareci¨® hace tiempo una pintada: ¡°Rajoy, traidor¡±. La maniobra hacia el centro pol¨ªtico que ha anunciado Pablo Casado, el l¨ªder del PP, de cara a las elecciones del 26-M para frenar la sangr¨ªa de votos pilla aqu¨ª a contramano. Tras la victoria del PSOE, entre los vecinos se ha difundido por WhatsApp una bandera de Espa?a con un cresp¨®n negro que algunos han colocado de foto de perfil.
El luto contin¨²a tres d¨ªas despu¨¦s en este lugar con una de las rentas per c¨¢pita m¨¢s altas de la ciudad. ¡°?No quiero hablar de pol¨ªtica, estoy enfadad¨ªsimo!¡±, brama un se?or, que camina ayudado de dos bastones de trekking como si estuviera pisando monta?a y no asfalto. Los clientes de radiotaxi piden que les manden veh¨ªculos sin la publicidad de Podemos. Las rotondas conectan en cuatro direcciones hileras de chal¨¦s con piscina (casoplones, como se dice ahora) y urbanizaciones con gimnasio y p¨¢del. Las residencias de ancianos, como Orpea, en la que vivi¨® sus ¨²ltimos a?os el t¨ªo del Rey, Alfonso de Borb¨®n, parecen hoteles de cinco estrellas. El servicio, mujeres latinoamericanas en uniforme blanco, es el ¨²nico que espera en las solitarias paradas de autob¨²s desperdigadas por el barrio.
En esta colonia que antes era un lugar de veraneo para los vecinos del barrio de Salamanca, hasta que comenz¨® a tener entidad propia como sitio de primera residencia, la victoria de S¨¢nchez se interpreta como un retroceso en las libertades individuales. ¡°Abascal es el que ha tenido valor para decir lo que pensamos todos de la ley de violencia de g¨¦nero. Si t¨² vas a la c¨¢rcel por mirar a tu mujer, ella, por l¨®gica, tambi¨¦n tiene que ir a la c¨¢rcel por mirarte a ti¡±, explica Antonio Rodr¨ªguez, otro vecino que dedica la ma?ana a caminar.
Con todo, no ha sido Vox el que m¨¢s apoyos logr¨®. El PP le super¨® con el 40,1%. Para Mar¨ªa, trabajadora de la sanidad, el partido de Abascal es una derecha excesiva, echada al monte. Sus convicciones, como las de su amiga Charo, casan m¨¢s con un liberalismo econ¨®mico y un progresismo social moderado. Eso s¨ª, ni o¨ªr hablar de S¨¢nchez. ¡°Es un pol¨ªtico nefasto. No conf¨ªo en ¨¦l¡±, dice Mar¨ªa. ¡°Prepotente, as¨ª lo defino. Har¨ªa cualquier cosa por mantenerse en La Moncloa¡±, remata Charo.
Que casi el 30% de sus vecinos haya confiado en la ultraderecha mosquea a Santiago Villarroya, exdirectivo de una multinacional de 80 a?os. Le parece un n¨²mero muy alto porque, en general, tiene al vecindario por gente sensata. ?l vot¨® a Ciudadanos, porque cree que es un partido equilibrado. ¡°Pensaba que Vox era una minor¨ªa¡±.
La se?ora Herranz ha dado la vuelta al barrio en su paseo diario. Vuelve a pasar por los mismos lugares, vuelve a hacerse presente. Saca a relucir que uno de los vecinos es el expresidente Zapatero: ¡°Un asalariado de Maduro viviendo entre nosotros¡±.
Ausente Zapatero, encontrar a ese 8% restante que ha votado opciones progresistas no es tarea sencilla. ?Ser¨¢ esta se?ora que toma caf¨¦ en una terraza? No. ?Y este joven en un Land Rover? Tampoco. ?Quiz¨¢ la adolescente que ve un partido de tenis en el exclusivo club Couder, cuya oficina es un hermoso edificio de acero y piedra? No quiere mojarse. ?Y por ¨²ltimo, por intentarlo, no lo ser¨¢ este se?or con boina que limpia la l¨¢pida de sus antepasados en el cementerio de Aravaca? Bingo. Se apellida Mar¨ªn y no quiere dar m¨¢s datos porque en Valdemar¨ªn son tres los que votan a la izquierda y cualquiera podr¨ªa reconocerlo: ¡°Cuando oigo lamentos estos d¨ªas yo sigo la corriente, pero por dentro...¡±.
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