Qu¨¦ bonito ser¨ªa
Esta vez, Manuela no viene sola. Le acompa?a un hombre bueno que habla con pasi¨®n, y eso me gusta. ?l se llama ??igo Errej¨®n
Hasta hace cuatro a?os, Madrid era un lugar distinto. El ambiente era diferente, la velocidad era otra, los ce?os fruncidos eran m¨¢s recurrentes que ahora y la libertad tomaba una definici¨®n complicada. Hasta hace cuatro a?os, Madrid era una ciudad doblada en seis partes, escondida, en la que sobrevolaba una nube gris que echaba por tierra aquello de su cielo.
Recuerdo 2015. Nos reunimos mucha, much¨ªsima gente, m¨¢s de la que alcanzo a recordar, en la Cuesta del Moyano. Repart¨ªan caretas con medio rostro de una mujer hasta entonces desconocida. Su nombre era Manuela Carmena. La mayor¨ªa no sab¨ªamos qui¨¦n era, pero quer¨ªamos saberlo. Promet¨ªa cuidar de Madrid desde un tono amable, y por aquel entonces no necesit¨¢bamos mucho m¨¢s que alguien que se comprometiera a acariciar la capital, a quererla sin obligarla, a desempolvar las esquinas que acumulaban trampas. A veces uno s¨®lo necesita escuchar que lo van a querer.
Recuerdo el nervio, la sensaci¨®n de tenerlo en la punta de los dedos. Yo a¨²n no me hab¨ªa empadronado en Madrid as¨ª que no pod¨ªa votarla, pero quer¨ªa que fuera mi alcaldesa. La ciudad se ahogaba y ella tend¨ªa su mano. Muchos dudaban, lo cual es m¨¢s que l¨ªcito porque nos han descuidado y desconfiamos, pero muchos otros la cre¨ªmos porque no ten¨ªamos nada que perder.
Manuela lleg¨® a la alcald¨ªa. Se deshizo de los gestos grandilocuentes, sali¨® de los despachos grandes, se sac¨® una tarjeta de metro, redujo una deuda aberrante mientras invert¨ªa en gasto social, se rode¨® de un equipo feminista, dio voz a quienes habitamos la capital, llen¨® de aire azul la nube gris que nos enferma y acab¨® con la verg¨¹enza del incumplimiento de la Ley de la Memoria Hist¨®rica. Todo eso est¨¢ ah¨ª, se puede ver, se puede tocar.
Esta vez, Manuela no viene sola. Le acompa?a un hombre bueno que habla con pasi¨®n, y eso me gusta. ?l se llama ??igo Errej¨®n y promete cuidar de la Comunidad de Madrid con justicia y entrega. Y s¨ª, yo tambi¨¦n creo en ¨¦l, como cre¨ª en Manuela en 2015, como creo en ella ahora.
No pretendo dar un mitin pol¨ªtico y mucho menos convencer a nadie, pero siento la responsabilidad de usar este espacio para querer a Madrid. Y es que sucede que llevo un tiempo sin sentir esta ilusi¨®n, sin tener la seguridad de que mi voto va a ser escuchado y respaldado. Sucede que nunca sent¨ª tan hogar esta ciudad como ahora que Manuela la protege, me protege, e ??igo busca extender la caricia a toda la comunidad.
Este domingo hay elecciones. Han tenido mi balc¨®n. Tendr¨¢n mi voto. Y mi confianza, que vale mucho m¨¢s, ya se la han ganado.
Madrid me mata.
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