El incre¨ªble caso de la izquierda menguante

La noche electoral, empachado de rabiosa actualidad, apagu¨¦ la tele a eso de las diez, muy satisfecho. Las encuestas daban ganadora a Carmena (como, por lo dem¨¢s, muchos d¨¢bamos por sentado) y el agradable extra de una Comunidad gobernada por la izquierda. Los tertulianos glosaban la aparente victoria de las opciones zurdas por todo el territorio. Olvid¨¦ que nunca hay que fiarse de la tele. Estuve leyendo un rato y luego vi un cap¨ªtulo de una serie. A medianoche volv¨ª a enchufarme para disfrutar de la victoria. Pero la tortilla se hab¨ªa dado la vuelta, por los pelos. El alcalde ser¨ªa ese se?or con gafas que hasta hace poco nadie conoc¨ªa, la Comunidad ser¨ªa gobernada por esa se?ora que dice cosas raras: la derecha disciplinada gana votos con quien sea. ?Qu¨¦ hab¨ªa pasado?

El sainete viene de lejos. Un Podemos err¨¢tico y personalista, roto por las luchas internas. Carmena que se monta un partido a su medida. Errej¨®n hace la espantada. La escisi¨®n por la izquierda de Madrid en pie. Iglesias que la apoya. La longeva aton¨ªa del PSOE madrile?o. La emergencia de Vox. Una concatenaci¨®n de acontecimientos que lleva al gobierno a la derecha, con el vigorizante aditivo de la ultraderecha, cuya utilidad como muleta del PP parece haberse normalizado.

Ahora Madrid ha hecho una ciudad mejor: enriqueci¨® el panorama cultural, implant¨® Madrid Central, promovi¨® un plan audaz para regular los pisos tur¨ªsticos, redujo significativamente la deuda. Carmena demostr¨® que se puede hacer pol¨ªtica sin ademanes machirulos, hasta llegar a veces a la cursiler¨ªa y la reposter¨ªa.

Decepcion¨®, y mucho, con la promesa de aliviar los desahucios, no ejecut¨® buena parte de los presupuestos, ni supo gestionar las primeras ¡°guerras culturales¡±. Y gener¨® controversia con el espinoso asunto de Madrid Nuevo Norte. Esto ¨²ltimo, entre otras cosas, llev¨® a la inoportuna escisi¨®n de Madrid en pie que, aunque tampoco hubiera permitido la victoria con sus votos, s¨ª que ayud¨® a aumentar la confusi¨®n y el des¨¢nimo. Mucha gente de los distritos del sur, los barrios obreros que hab¨ªan aupado a Carmena, pas¨® de ir a votar bonito.

La impresi¨®n que queda es que la izquierda no ha dado la talla, como suele ocurrir. Que sus representantes se han enzarzado en luchas intestinas, en la defensa de purezas ideol¨®gicas o intereses pol¨ªticos y personales, y no han sabido o querido ponerse de acuerdo, como si se movieran en un plano superior donde dominasen otras fuerzas m¨¢s all¨¢ del inter¨¦s p¨²blico.

Para servir a la ¡°gente¡± con eficacia, para defender un proyecto ilusionante y no franquear el paso a la derecha, su primera responsabilidad era entenderse para ganar. No lo han hecho: ahora estar¨¢n en la oposici¨®n o en su casa. Sus votantes, o sus exvotantes, sufrir¨¢n las consecuencias, con miedo y con asco. Aquella noche so?¨¦ con un cuento que podr¨ªa haber escrito Borges: un mundo imaginario donde hab¨ªa un partido de izquierdas por cada votante de izquierdas.