No trabaj¨¦is jam¨¢s
Me da la impresi¨®n de que el Primero de Mayo se vive con cierta desidia, una inercia cansina, sin demasiada ilusi¨®n
Hace 100 a?os, la huelga de La Canadiense, promovida en Barcelona por la CNT, logr¨® imponer la jornada laboral de ocho horas en Espa?a tras un paro de 44 d¨ªas. La idea era la siguiente: ocho horas para trabajar, ocho horas para descansar y ocho horas para el ocio. Desde entonces la jornada de ocho horas est¨¢ aceptada, eso s¨ª, entre que te ponen una hora para comer y que vas y vuelves del curro, puedes echarte unas diez horas al d¨ªa, o m¨¢s dedicadas al trabajo.
Es Primero de Mayo, el D¨ªa internacional de los Trabajadores, fecha dedicada a otros luchadores, los M¨¢rtires de Chicago, que persegu¨ªan, en 1886, el mismo fin: a veces nos olvidamos de que los derechos que ahora disfrutamos, alguien tuvo en su d¨ªa que conquistarlos, incluso a cambio de su vida: varios de los M¨¢rtires de Chicago fueron ejecutados.
Hoy la cosa laboral est¨¢ chunga: se trabaja mucho, se produce poco, se gana regular. Hay precariedad, autoexplotaci¨®n y problemas de conciliaci¨®n. El 44% de las horas extras se hacen sin cobrar, gratis total, como se?al¨® Comisiones Obreras. Lo importante es ponerle pasi¨®n al asunto: el dinero es lo de menos. Oigo a la gente quejarse, pero sobre todo en los bares o en las redes sociales. Sin embargo, el Primero de Mayo me da impresi¨®n que se vive con cierta desidia, una inercia cansina, sin demasiada ilusi¨®n.
En Madrid, y en toda Espa?a, los sindicatos (esa cosa que a las nuevas generaciones les debe parecer puro vintage) se manifiestan con sus pegatinas y sus banderitas de pl¨¢stico, aunque probablemente con menos ¨¦xito que otras nobles causas donde se est¨¢n logrando muchos avances, como fue al caso del ocho de marzo. La lucha por las condiciones laborales deber¨ªa estar siempre en primera l¨ªnea, porque es transversal a todas las dem¨¢s y, quien m¨¢s quien menos, salvo excepciones, tiene que currar.
Quiz¨¢s sea porque nos han dicho que nosotros somos nuestra propia empresa y que tenemos que construirnos nuestra marca personal. Que tenemos que romper nuestros propios limites y salir de nuestra zona de confort. Que hay que ¡°flexibilizar¡± el mercado laboral. ?Qui¨¦n puede estar en contra de ¡°flexibilizar¡± algo, con lo bonito que suena?
La clase trabajadora, entretanto dise?ador web, personal shopper, fundador de startup y creativo publicitario no se sabe muy d¨®nde est¨¢, a nadie le gusta demasiado pertenecer a la clase trabajadora. Aunque la mayor¨ªa tenga que trabajar. Es como si vivi¨¦semos en un pa¨ªs de marqueses, rentistas y multimillonarios.
¡°Ne travaillez jamais¡±, pintaron en los muros de Par¨ªs los situacionistas franceses en los a?os 60. No trabajes jam¨¢s. Tener trabajo es muy triste, aunque peor es no tenerlo. La cita ut¨®pica pintada en la pared hoy podr¨ªa hacerse realidad: que trabajen las m¨¢quinas y que los humanos vivamos una vida plena de disfrute y holganza, viendo Netflix. Hay que deslaboralizar la vida. Aunque lo m¨¢s probable es que las m¨¢quinas acaben trabajando exclusivamente para sus amos.
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