Actores cansados de tantos papeles de terrorista
Los int¨¦rpretes marroqu¨ªes se enfrentan a un dilema ante el boom de series sobre yihadismo: o toman el papel y contribuyen a fomentar un estereotipo negativo, o los rechazan y se quedan sin opciones de progresar en su carrera
Moussa Echarif ha hecho de casi todos los papeles de malos habidos y por haber en sus nueve a?os como actor en Espa?a: ladr¨®n, vendedor de droga, violador y de ¡°terrorista total que se carga a todo el mundo¡±. Le gustar¨ªa tener sue?os, problemas familiares o de amor pero en la ficci¨®n audiovisual espa?ola eso es un papel casi inaccesible para los actores ¨¢rabes.
¡°El terrorismo existe y hay que contarlo pero deber¨ªan contarse historias de la gente normal que est¨¢ integrada aqu¨ª¡±, dice Echarif, de 31 a?os nacido en Marruecos y nacionalizado espa?ol.
Como otros actores ¨¢rabes Echarif se enfrenta a una encrucijada profesional. Un boom?de series y pel¨ªculas sobre narcotr¨¢fico y terrorismo les ha puesto ante la inc¨®moda decisi¨®n de elegir entre hacer papeles que estereotipan a su comunidad o rechazarlos y limitar sus opciones de crecer como actores.
En menos de un mes, entre mayo y junio, se han grabado en el centro de Madrid dos atentados yihadistas para dos series distintas, La Unidad, para la espa?ola Movistar, y No te puedes esconder, para la estadounidense Telemundo.
Algunos veteranos han tomado la decisi¨®n extraordinaria de rechazar un papel, cansados de hacer de personajes que creen que dejan en mal lugar a su comunidad. ¡°Hace tres semanas me llam¨® mi director de casting para inmolarme en la Puerta del Sol y le dije que ni de co?a¡±, dice Ben Zhara, marroqu¨ª de 50 a?os y con larga experiencia como actor en series y pel¨ªculas en Espa?a. Zhara, mediador intercultural en Madrid, dice que pudo permitirse decir que no al papel porque tiene otro empleo y porque su vocaci¨®n art¨ªstica la satisface en el teatro donde dice que suele hacer papeles "de extranjero sin clich¨¦s".
Zhara, como otros actores, se queja de que en los castings las productoras piden o madrile?os puros o ¨¢rabes "reci¨¦n salidos de la patera". "En 14 a?os he sido sicario, terrorista... de todo menos guapo", dice. Lo que m¨¢s le duele es el efecto que tiene sobre la audiencia. "Entre los actores a veces nos lo tomamos a risa o con resignaci¨®n, pero esto lo que hace es darle votos a Vox", a?ade.
Para los actores ¨¢rabes arraigados o de segunda generaci¨®n, la ficci¨®n audiovisual espa?ola avanza a un ritmo mucho m¨¢s lento que la sociedad a la que pretende retratar. Los actores marroqu¨ªes, la mayor comunidad inmigrante con 874.032 residentes en Espa?a, comparten esta queja con otras minor¨ªas de actores cada vez m¨¢s activas en su reivindicaci¨®n de diversidad. Se quejan de que en series y pel¨ªculas es extraordinario que aparezca un actor de origen ¨¢rabe en papeles gen¨¦ricos, a pesar de que esa es la realidad de la calle espa?ola.
¡°Estamos en la vida real. Somos m¨¦dicos, dentistas, taxistas, camareros, pero no nos retrata el arte¡±, dice Hicham Malayo, el presidente de la Asociaci¨®n de Actores ?rabes en Espa?a. La organizaci¨®n est¨¢ ¡°gateando¡± a¨²n, pero Malayo dice que esperan que su voz se escuche con m¨¢s fuerza en adelante, como ha ocurrido en otros pa¨ªses como Estados Unidos o Francia, con minor¨ªas m¨¢s establecidas.
En Espa?a los estereotipos negativos han sido comunes desde hace d¨¦cadas. En los noventa la comedia de ¨¦xito Makinavaja, emitida en La 2, ten¨ªa en su elenco a Mojam¨¦, ¡°el Moromielda¡±. Recientemente, la industria audiovisual ha visto un ¡°fil¨®n¡± en la tem¨¢tica del terrorismo tras el ¨¦xito en 2014 de la serie El Pr¨ªncipe, una telenovela basada en un barrio de Ceuta del mismo nombre. ¡°Supuso un antes y un despu¨¦s¡±, dice Rosa Est¨¦vez, una directora de casting que suele trabajar con actores ¨¢rabes. Dice que desde entonces hay m¨¢s demanda de actores ¨¢rabes, pero casi siempre se trata del ¡°sota, caballo o rey¡±, refiri¨¦ndose a los t¨ªpicos papeles delictivos. Una excepci¨®n, a?ade, es la serie de ¨¦poca El Cid que est¨¢ preparando la estadounidense Amazon, donde los personajes ¨¢rabes aparecen como superiores intelectual y culturalmente.
El Pr¨ªncipe fue criticado por perpetuar estereotipos negativos en un momento en que el Gobierno del Partido Popular aprobaba duras leyes de seguridad que afectaban a las minor¨ªas. La serie no hac¨ªa ning¨²n esfuerzo por comprender qu¨¦ mueve a los j¨®venes ceut¨ªes hacia el extremismo religioso, seg¨²n critic¨® en un art¨ªculo en Al Jazeera Yasmina Aidi, una doctoranda en filolog¨ªa hisp¨¢nica en la Universidad de Princeton. ¡°Como las calles laber¨ªnticas de su barrio, los residentes del Pr¨ªncipe son misteriosos, ex¨®ticos y peligrosamente inescrutables¡±, escribi¨® Aidi.
Ni siquiera en series con protagonistas ¨¢rabes los actores son de ese origen. En El Pr¨ªncipe, el papel de narcotraficante protagonista de Faruq fue interpretado por un actor y modelo cubano, Rub¨¦n Cortada.
El coproductor de la serie, C¨¦sar Ben¨ªtez, dice que uno de sus prop¨®sitos era mostrar sin prejuicios que los musulmanes que caen en el yihadismo son v¨ªctimas de la pobreza. ¡°Si no lo hemos conseguido, nos habremos equivocado¡±, se lamenta Ben¨ªtez.
La productora de La unidad, Emma Lustres, admite que la ficci¨®n audiovisual suele caer en estereotipos pero dice que en esta serie polic¨ªaca han puesto mucho cuidado para evitarlos. Destaca que por ejemplo entre los protagonistas hay dos polic¨ªas ¨¢rabes. ¡°Nos preocupaba no convertir al ¨¢rabe en el enemigo¡±, dice Lustres.
Una de las actrices ¨¢rabes que ha visto progreso en su carrera audiovisual en Espa?a es la madrile?a de padres marroqu¨ªes Somaya Taoufiki, de 27 a?os. Tras estudiar arte dram¨¢tico comenz¨® a hacer papeles de mujer sumisa y prostituta. Ahora interpreta a una jefa de enfermeras en un hospital ambientado en Libia en la serie Promesas de Arena que emitir¨¢ Televisi¨®n Espa?ola.
Lamenta que la televisi¨®n y el cine tienen un gran impacto en la percepci¨®n que la sociedad espa?ola tiene de los ¨¢rabes. Ella misma se sorprende de que cuando va en el metro y le suena el tono que le avisa de la hora del rezo, con el canto t¨ªpico del muec¨ªn, se incomoda por las caras que ponen los otros pasajeros. ¡°La gente te mira como si fueras un terrorista¡±, dice. ¡°Es un canto que est¨¢ asociado a algo horrible, pero son voces que te hacen sentir algo bonito¡±.
Nourredine El attab, un actor de 36 a?os, dice que le gustar¨ªa tener otros registros en la ficci¨®n. ¡°Me encantar¨ªa enamorarme¡±, dice. ¡°pero lo primero que me pregunta mi hijo de nueve a?os cada vez que tengo un nuevo papel es ¡®?papi te van a matar?¡¯¡±.
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