Una vida embargada por una firma falsa
Una mujer sufre una pesadilla judicial y econ¨®mica por el uso fraudulento de su identidad en la compra de un coche. Acumula multas y deudas con Hacienda
Daihana Giraldo, una peluquera de 30 a?os, vive desde hace un a?o una situaci¨®n absurda que se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para ella. Alguien suplant¨® su identidad, con la que compr¨® un viejo coche de segunda mano que condujo durante dos a?os como un suicida por las carreteras de Madrid. El buz¨®n de Giraldo, que no tiene carn¨¦ de conducir ni sabe diferenciar el acelerador del freno, se llen¨® a partir de ese momento de multas impagadas y avisos de embargos de Hacienda.
El s¨ªndrome de persecuci¨®n que sufre el moroso le acecha d¨ªa y noche. "Tengo 20 c¨¦ntimos en la cuenta", muestra con una aplicaci¨®n del banco instalada en su tel¨¦fono m¨®vil. Giraldo, a la que han embargado dos veces por unas deudas que no le corresponden, se ha acostumbrado a tener la cartilla tiritando. Tiene la n¨®mina retenida. Cuando debe hacer frente a un recibo domiciliado ingresa la cantidad exacta el mismo d¨ªa. Unas deudas ajenas le hacen la vida imposible.
La mujer denunci¨® en marzo el caso en el juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero seis de Villaba. Sin ning¨²n g¨¦nero de duda, demostr¨® el fraude, que se cometi¨® incluso cuando ella estaba fuera de Espa?a. Un juez, en diligencias previas, asegur¨® que ve¨ªa suficientes indicios para creer que hab¨ªa sido v¨ªctima de un delito continuado de estafa que ronda los 12.000 euros. Las autoridades identificaron a quien vendi¨® el coche en L'Hospitalet. Es una chica llamada Ver¨®nica G. M., que asegura no haber visto a Daihana Giraldo en su vida. Dijo que deleg¨® la venta del coche en su padre. Entre la documentaci¨®n tambi¨¦n figura la persona que hizo de intermediaria, un tal ?lvaro G. G., encargado de hacer la transferencia. La Guardia Civil le tom¨® declaraci¨®n a todos ellos, como consta en el auto. Sin embargo, la Fiscal¨ªa dictamin¨® hace un mes que no ha recabado suficientes pruebas contra ellos y propuso archivar el caso.
La sucesi¨®n de hechos resulta una paradoja para la v¨ªctima. Como no se ha investigado lo suficiente no hay pruebas para acusar a nadie de estafa, y como no hay estafador tampoco se supone que exista estafa, por lo que esas deudas pesan sobre ella como una losa. Ahora, con su abogado, recurrir¨¢ el sobreseimiento del caso, pero a su vez deber¨¢ abrir un segundo procedimiento administrativo para demostrar, m¨¢s all¨¢ de que se encuentre a un culpable, que a ella no le corresponde pagar esas deudas.
Colombiana de nacimiento, madre de dos hijos, este enredo que la desvela comenz¨® en enero de 2018. Le lleg¨® una carta que le apremiaba a pagar el impuesto de circulaci¨®n de un Volkswagen Golf, de 2007, matr¨ªcula 4327FPW. 93,10 euros. Le pareci¨® un error que seguramente solucionar¨ªa en el d¨ªa. Fue a la Consejer¨ªa de Econom¨ªa de la Comunidad de Madrid, donde una funcionaria le recomend¨® pagar para que no creciera la deuda y que despu¨¦s presentara una reclamaci¨®n. As¨ª hizo, y por unos meses se olvid¨® del asunto.
Entonces alguien le recomend¨® que pidiera la ayuda por madre trabajadora. Cumpl¨ªa todos los requisitos para ingresar 100 euros al mes por el segundo de sus hijos hasta que cumpliera tres a?os. Rellen¨® los papeles, los present¨® y estuvo meses esperando el dinero, en vano. Nunca lleg¨®. En la Agencia Tributaria le informaron de que las cantidades que le correspond¨ªan estaban retenidas por m¨¢s de una decena de infracciones de tr¨¢fico cometidas por el conductor del coche que estaba a su nombre.
Las hay de todos los colores. Por exceso de velocidad, por saltarse una l¨ªnea continua, por huir a gran velocidad de la polic¨ªa ("conductor var¨®n se da a la fuga"), por saltarse un control. A cualquier hora del d¨ªa, pero sobre todo entre las 14.00 y las 15.00 en carreteras de los alrededores de Madrid, la M-50 o la M-505. Las cantidades adeudadas se multiplican al no haberse identificado a tiempo qui¨¦n iba al volante.
Las notificaciones iban a parar a una casa en la que ya no vive. Giraldo regentaba una peluquer¨ªa con unas socias en Collado Villalba. En 2015 vendi¨® su parte y se fue a Chile, donde vivi¨® hasta 2017, cuando regres¨® a Espa?a. Se instal¨® en Alpedrete. Meticulosa, ordenada, de cabeza muy estructurada, muestra billetes de avi¨®n, sellos en el pasaporte, fechas, agendas. Nada queda en el aire. En ese tiempo de ausencia, quien suplant¨® su identidad compr¨® el coche en octubre de 2016, con todos los papeles en regla, y lo vendi¨® en julio de 2017 a otra mujer en Majadahonda, a quien el juzgado no ha sido capaz de localizar. En las transferencias de veh¨ªculos, en la que figura su firma falsificada, aparecen los nombres de gestores colegiados, como el de Santiago S¨¢nchez Jim¨¦nez, del Colegio Oficial de Gestores Administrativos (ICOGAM), que sobre el papel represent¨® a Giraldo, o mejor dicho, a quien le rob¨® su identidad.
42 cartas de embargo
Entre las pruebas que presenta para demostrar su inocencia ¡ªen la l¨®gica de este enredo la v¨ªctima es quien tiene que demostrarlo¡ª esgrime su nacionalidad espa?ola. El estafador pag¨® por el coche 300 euros y despu¨¦s lo vendi¨® por casi 3.000. La compra se hizo con su NIE, el n¨²mero de identidad de inmigrante, que tuvo que falsificarse a la fuerza. La venta se llev¨® a cabo con el mismo documento, cuando en realidad ya no era v¨¢lido. Entonces ella ten¨ªa en vigor el DNI.
Dentro de lo que cabe, podr¨ªa ser peor. ?Y si el conductor irresponsable que iba a 160 por la autov¨ªa hubiera atropellado a alguien? "Pero igual me pongo a llorar. Es muy injusto. La gente me dice que se va a solucionar pero no termina de ocurrir", dice Giraldo.
En su casa guarda 42 cartas de embargo. Decenas de multas, recursos, impuestos, transferencias, autos judiciales. Su actitud ha sido tan proactiva que el d¨ªa de descanso en la peluquer¨ªa, el martes, lo dedica en bajar a Madrid y recorrer oficinas p¨²blicas. ?Le falta un documento de Tr¨¢fico? Lo consigue en el d¨ªa. ?La Guardia Civil necesita un papel del gestor y van a abrir diligencias para hacerse con ¨¦l? No se preocupen, agentes, ella se encarga ahora mismo, en un rato lo tienen. No conoce el desaliento. A veces se cruza con bur¨®cratas que le dicen eso de vuelva usted ma?ana, una manera de dejar el caso en suspenso hasta que el tiempo la agote. Pero ella vuelve. Una y otra vez. No es su deuda y no quiere pagarla.
¡°Ha habido cierta pereza para llegar al fondo de la cuesti¨®n¡±
El abogado?Francisco Javier Juana Cantarero se ha hecho cargo del caso. No comparte el archivo propuesto por la Fiscal¨ªa: "A veces da la sensaci¨®n de que ha habido cierta pereza para llegar hasta el fondo de la cuesti¨®n. No le veo otra explicaci¨®n. Es absurdo. Est¨¢ bien claro que hay un responsable y seguramente una connivencia con una gestor¨ªa", explica el abogado por tel¨¦fono. Se refiere a que la gestor¨ªa que llevaba los papeles de la peluquer¨ªa de Daihana Giraldo cerr¨® y su gestor desapareci¨®. Durante un tiempo estuvo en busca y captura. Tanto ¨¦l como su clienta tienen la ligera sospecha ¡ªaunque no demostrada¡ª que desde ah¨ª se pudo filtrar su documentaci¨®n hacia alguien que la us¨® fraudulentamente. En su caso, seg¨²n fuentes policiales, ella puede ser v¨ªctima de una red de venta de identidades robadas, que utilizan sobre todo la documentaci¨®n de inmigrantes que se van del pa¨ªs. Alguien que us¨® esta forma de hacerse pasar por otro fue C¨¦sar Rom¨¢n, el Rey del Cachopo, oculto durante meses por el asesinato de la que era su pareja, Heidi Bulmes. Para esconderse en Zaragoza, el restaurador de Madrid que goz¨® de fama hasta que le ahogaron las deudas suplant¨® la identidad de un venezolano que hab¨ªa regresado a su pa¨ªs. Con el NIE de ese se?or se present¨® en comisar¨ªa y denunci¨® haber perdido su identidad. Esa triqui?uela le permiti¨® tener un contrato como cocinero hasta que fue detenido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.