¡®Remake¡¯ a la valenciana: De S¨¢nchez e Iglesias a Rib¨® y G¨®mez
Pedro y Joan se han venido arriba. El respaldo electoral alcanzado por ambos les lleva a mirar con displicencia a Pablo y Sandra
Se abre el tel¨®n. Aparecen Pedro S¨¢nchez y Pablo Iglesias. Se cierra. Se vuelven a descorrer las cortinas: aparecen Joan Rib¨® y Sandra G¨®mez. Distintos actores, mismo libreto. Desde el mar de butacas los espectadores asistimos imp¨¢vidos al sempiterno espect¨¢culo de la lucha por el poder; a ratos, entretenidos; a ratos, cabreados. Toca prestar atenci¨®n al lenguaje no verbal. Se llama sinergolog¨ªa: disciplina del campo de la comunicaci¨®n que analiza, interpreta y codifica el lenguaje no consciente. S¨¢nchez y Rib¨® transmiten relajaci¨®n. Iglesias y G¨®mez, tensi¨®n.
Pedro y Joan se han venido arriba. El respaldo electoral alcanzado por ambos en las recientes elecciones generales y municipales -respaldo relativo, puesto que no les ha procurado mayor¨ªas absolutas- les lleva a mirar con displicencia a Pablo y Sandra. Esos perdedores. Actores de reparto que aspiran a un protagonismo por encima de sus posibilidades.
Los guionistas le otorgan a Pedro una posibilidad vedada a Joan: una nueva convocatoria electoral en oto?o. Subir¨¢ la abstenci¨®n, s¨ª, pero los n¨²meros que tienen en la Moncloa son satisfactorios para los intereses socialistas. Se reforzar¨ªan las siglas PSOE y PP en detrimento del resto. Venimos de enterrar al bipartidismo y este empieza a resucitar.
Rib¨® no puede llamar de nuevo a los ciudadanos capitalinos a las urnas. ?M¨¢s quisiera! Pero est¨¢ dispuesto a gobernar en minor¨ªa los pr¨®ximos cuatro a?os. Si fumase, se fumar¨ªa un puro y exhalar¨ªa las volutas a la cara a Sandra.
Nuestros cuatro personajes dominan la t¨¦cnica del chicken game o juego del gallina de la Teor¨ªa de Juegos. Consiste en avivar una escalada de tensi¨®n psicol¨®gica en la negociaci¨®n hasta que una de las partes, con el abismo a sus pies, se eche atr¨¢s. La teor¨ªa falla cuando ¨¦mulos de los Helmuts locos -soldados alemanes que en la II Guerra Mundial, cegados por el odio y el af¨¢n de venganza, no tem¨ªan a la muerte- dirigen las negociaciones.
?Es el caso? Creemos que no. Adem¨¢s, entre bambalinas, otros autores mueven sus hilos para evitar el desastre final. Por ejemplo, Ximo Puig, presidente del Consell y secretario general de los socialistas valencianos. Ya ha impartido instrucciones para poner fin a la escalada de desencuentros que se viene produciendo en el ayuntamiento de Valencia. La reuni¨®n prevista para ma?ana, lunes, entre Comprom¨ªs y PSPV-PSOE nos dar¨¢ la medida de si sus sugerencias han sido o no asumidas por Sandra G¨®mez y su equipo.
Con m¨¢s conchas que un gal¨¢pago, Joan Rib¨® espera paciente el desenlace y devuelve al corral, una tras otra, las propuestas que le arriban desde sus presuntos socios. Mira de reojo a Pedro S¨¢nchez y sonr¨ªe: almas gemelas.
Tiene ya planificada toda la legislatura municipal: subir los congelados sueldos de todos los concejales -as¨ª se lo transmiti¨® a la l¨ªder municipal del PP, Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢-, dejar su impronta como alcalde mediante gestos simb¨®licos que perduren en el tiempo y recuerden que Valencia fue, all¨¢ en el siglo XX, capital de la Rep¨²blica espa?ola, y administrar los votos de Comprom¨ªs para que su sucesor/a encuentre un balance positivo en 2023.
S¨®lo recordarle al alcalde en funciones un principio que Eduardo Punset desgran¨® en una de sus m¨²ltiples entrevistas: ¡°Hasta las bacterias funcionan por consenso, o no funcionan¡±.
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