Almeida, el vengador t¨®xico

El Segundo Principio de la Termodin¨¢mica, que vertebra nuestra realidad, nos dice c¨®mo suceden estos procesos irreversibles. En pol¨ªtica, aunque no sea ciencia, tambi¨¦n hay procesos irreversibles, por eso cuando se trata de revertir Madrid Central, muchos ciudadanos sienten que va contra las leyes de la F¨ªsica: ser¨ªa igual de extra?o que volver a permitir fumar en el vag¨®n de metro, retirar los contenedores de reciclaje, prohibir el matrimonio gay o el divorcio en general. La moratoria de Madrid Central parec¨ªa un regreso a un pasado peor, en contra del flujo natural de la Historia (lo que en Termodin¨¢mica se llama la ¡°flecha del tiempo¡±). Ha habido un juez que lo ha entendido as¨ª y ha parado, de momento, la reapertura del centro.

Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, inopinado alcalde de Madrid, vengador t¨®xico, fan del nitr¨®geno a¨¦reo y del tubo de escape, no piensa lo mismo. Seguro que no es un humano sino un Transformer que cuando llega a casa, de noche, se convierte en un Seat 600: no se entiende si no tan profundo amor a los coches que volvieron a petar las calles del centro y a poner en peligro nuestras v¨ªas respiratorias y sistemas cardiovasculares.

El alcalde aprovech¨® la ocasi¨®n para mostrar su vis c¨®mica: a los activistas de Greenpeace que protestaron el primer d¨ªa del desastre les dijo, como dir¨ªa una se?orona beata, que a ver si se pon¨ªan a trabajar, c¨®mo el, y dejaban de defender el aire limpio de la ciudad: panda de vagos y maleantes. Luego los Ecologistas en Acci¨®n le hicieron un zasca en el juzgado. Aquellos d¨ªas funestos de regreso de las cuatro ruedas vi a gente con mascarilla por las aceras, como si esto fuera una megal¨®polis oriental.

Yo creo que en el Ayuntamiento no saben muy bien qu¨¦ hacer con esto: se pasaron de frenada en la cr¨ªtica a una medida tan razonable y universal como el cierre del tr¨¢fico para utilizarla en la lucha a garrotazos de las elecciones. Ahora que todo el mundo se echa las manos a la cabeza no saben c¨®mo recular sin quedar mal. Probablemente con cuatro modificaciones y un nuevo nombre.

A pesar de sus capacidades para la comedia, yo creo que Almeida, al que observan con estupor desde todo el planeta Tierra, corre el riesgo de convertirse en un h¨¦roe tr¨¢gico: aquel que, como Edipo, trata de rebelarse contra su Destino y acaba aplastado por este.