Escenas de matrimonio
ERC y JxCat son una pareja de conveniencia que ha aguantado crisis tras crisis tratando que los hijos no supieran, y por no dilapidar el patrimonio
Hay un tiempo en la vida de una pareja con problemas en que a¨²n conserva la frialdad para ventilar sus diferencias en privado, y fingir la felicidad en p¨²blico. Pero si persisten las desavenencias, un d¨ªa, alguno de los miembros estalla. Y una vez abierta la veda, ya no importa que todo se sepa, porque ya pesa m¨¢s la necesidad de liberarse psicol¨®gicamente de tanto tiempo de retenci¨®n.
Oh, sorpresa, estoy hablando de ERC y Junts per Catalunya. Una pareja de conveniencia que ha aguantado crisis tras crisis tratando que los hijos no supieran, y por no dilapidar el patrimonio. Hoy est¨¢n como los participantes de Supervivientes tras cinco semanas comiendo ra¨ªces: sudorosos y con la susceptibilidad a flor de piel.
Hasta ayer, las crisis entre los dos socios de gobierno se hab¨ªan ventilado fuera del hemiciclo. El presidente del grupo de ERC, Sergi Sabri¨¤, ha demostrado gran habilidad para pasar de Jekyll a Hyde con s¨®lo cruzar el sal¨®n de pasos perdidos: por ejemplo, en los pasillos pod¨ªa arremeter contra el vicepresidente del Parlament Jordi Costa ¡ªJunts per Catalunya cocido con Masa Madre¡ª, pero sus intervenciones desde el esca?o eran exquisitas piezas de defensa de la unidad independentista y ret¨®rica del m¨¢s puro Memorial de Greuges 2.0.
El pacto de los ex post neo convergentes con el PSC en la Diputaci¨®n de Barcelona ha puesto a prueba la capacidad de resistencia de Sergi Jekyll Sabri¨¤ Hyde. Ayer por la ma?ana estall¨® en RAC1 acusando a JxCat de mentir. Luego le salt¨® un poco a la yugular el portavoz de JxCat, Eduard Pujol, con un mensaje a medio camino entre ¡°quien siembra vientos recoge tempestades¡± y chincha rabi?a.
Sabri¨¤ ten¨ªa un par de horas para obrar el milagro de la transmutaci¨®n una vez m¨¢s. Pero son demasiadas semanas de Supervivientes. Empez¨® su pregunta al president Quim Torra con la lista can¨®nica de reproches al Tribunal Supremo y a la actuaci¨®n del Estado, pero se le notaba inquieto, mirando cada poco el cron¨®metro que marca el tiempo de intervenci¨®n. Y al final lo solt¨®: ¡°Tenemos una oportunidad de demostrar que estamos a la altura y fortalecer todas las instituciones del pa¨ªs: todas, todas¡±. A?adiendo un inquietante ¡°?verdad, president?¡±?
En su r¨¦plica, Torra admiti¨® problemas, pero contraatac¨® con un doble giro: primero preguntando ¡°?d¨®nde empezaron las contradicciones?¡±, o sea, qui¨¦n fue el primer ad¨²ltero. Y segundo, citando con piller¨ªa al cient¨ªfico Jorge Wagensberg, fallecido el a?o pasado; con piller¨ªa, digo, porque, qu¨¦ casualidad, el sobrino de Wagensberg es hoy un diputado¡ de ERC. A continuaci¨®n, empez¨® a entonar un mea culpa, y justo entonces se consumieron sus dos minutos y medio reglamentarios y el presidente del Parlament le retir¨® la palabra: Torra volvi¨® a demostrar una gran capacidad de gestionar la falta de tiempo.
Me muero por ver el siguiente episodio, a ver c¨®mo resisten los concursantes: s¨®lo los puede salvar el Estado pas¨¢ndose otra vez de frenada.
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