40 a?os del Tony2: el piano de Madrid
El garito abri¨® sus puertas en el n¨²mero nueve de la calle Almirante de Madrid una noche de mayo de 1979
Jos¨¦ Luis no era un cualquiera. Jos¨¦ Luis abr¨ªa la puerta, bajaba las escaleras, apoyaba su brazo en la barra de capiton¨¦ y ped¨ªa al camarero un combinado de Justerini & Brooks. El viernes. Y el domingo. El viernes. Y el domingo. Una rutina que ya iba camino de 39 a?os. Por si pudiera existir alg¨²n tipo de duda sobre su fidelidad, a Jos¨¦ Luis le conservaban su botella de JB en el segundo hueco del armario acristalado empezando por la izquierda. Jos¨¦ Luis era un modisto de la alta costura madrile?a. Algunas veces, cuentan, acud¨ªa con amigas a escuchar el piano de cola del bar. Ellas se ausentaban pasada la medianoche. ?l se quedaba hasta las 5.00 de la ma?ana. Jos¨¦ Luis se march¨® hace poco m¨¢s de un mes a los 72 a?os. Fue el cliente m¨¢s fiel que tuvo el Tony2.
¡°Muri¨® de repente, como consecuencia de una infecci¨®n generalizada¡±, cuenta C¨¦sar Tejero, el propietario. ¡°Su botella ¡ªapunta con el dedo a la barra¡ª sigue por la mitad, tal y como la dej¨®. Cuando pasemos el luto nos la beberemos con la familia. Era un gran amigo de la casa¡±. As¨ª es el Tony2. Un aut¨¦ntico refugio castizo de memorias. Un garito que en 2019 cumple 40 a?os. O el lugar donde C¨¦sar, de 50, empez¨® a desenvolverse tras la barra con apenas 13. ¡°Hasta que a los 15 dej¨¦ de estudiar y me met¨ª a trabajar con mi padre¡±. Antonio Tejero, el m¨ªtico Tony. ¡°?l se dio cuenta de que a la gente le encantaban los pianos verticales y, sobre todo, sentarse al lado del pianista. Por eso lo puso¡±.
El Tony2 abri¨® sus puertas en el n¨²mero nueve de la calle Almirante de Madrid una noche de mayo de 1979. Su piano, siempre all¨¢ en el fondo del negocio, se ha cambiado cuatro veces desde entonces. Eso s¨ª, nada de evolucionar de modelo o de marca. Siempre un Yamaha C2. Y siempre de cola. ¡°Por su rusticidad, dureza, sonoridad y aguante¡±, cuenta con su voz rota Jes¨²s Serrano, el pianista m¨¢s longevo del local. La primera vez que Jes¨²s pis¨® la moqueta, observ¨® las gigantescas macetas con sus kentias en la zona de los sof¨¢s y le dio a las teclas fue en 1987. Y aqu¨ª sigue, con su americana, sus chinos, su ordenado pelo blanco y su rutina de siempre: sobre las 23.00, cuando llega, se toma agua con gas y lim¨®n; a eso de las 2.00, un ron pampero con Coca-Cola. Y una hora antes del cierre, casi a las 4.00, un Johnnie Walker rojo con agua. ¡°El Tony es mi vida, mi casa. Este a?o cumplir¨¦ 66 y a¨²n no s¨¦ cu¨¢ndo me jubilar¨¦¡±.
A 25 minutos a pie del piano de los pianos madrile?os se encontraba el Tony 1. Se inaugur¨® en 1964. Se cerr¨® en 1983. ¡°Aqu¨ª conoc¨ª a Tony¡±, recuerda Jes¨²s. ¡°Eran tiempos complicados econ¨®micamente; los dos bares coincidieron abiertos cuatro a?os. Al final nos quedamos con el segundo porque estaba mejor situado¡±, evoca C¨¦sar. Hoy, casualidad o no, rezuman los ecos del Tony 1 en la calle Lagasca 103 con Elitte Piano Bar, ajeno, distinto y muy diferente del original.
C¨¦sar cuenta que en el Tony2 tambi¨¦n se iba a desayunar por las ma?anas. Que se tra¨ªan boller¨ªas de la confiter¨ªa Mallorca, que al final se decidi¨® abrir solo por las tardes porque la clientela empez¨® a caer, que la cocina cerr¨® hace un a?o ¡ª¡°pero siempre habr¨¢ un jam¨®n, queso manchego y salchichas blancas al vino¡±¡ª que trabajan 14 empleados ¡ª¡°seis camareros, cuatro pianistas, tres porteros y dos de limpieza¡±¡ª que este agosto har¨¢ reformas en los ba?os y que cuando se pod¨ªa fumar aquello era un infierno. ¡°Yo conozco a todos los clientes, pero a m¨ª por la calle no me conoce nadie porque yo al ¨²nico sitio que voy con traje es a trabajar¡±.
Un hecho que le ha permitido codearse con lo m¨¢s selecto de la cultura madrile?a. ¡°?Aqu¨ª se han celebrado fiestas de los Premios Goya!¡±. Y se han rodado pel¨ªculas como Gordos o D¨ªas de Cine. ¡°Recuerdo que Francisco Rabal nunca pagaba, ten¨ªa que ir siempre a cobrarle a su casa. Era de los pocos que fiaban¡±. Tambi¨¦n eran muy fieles los humoristas Eugenio y Mill¨¢n Salcedo. O la mism¨ªsima Sara Montiel. ¡°Jos¨¦ Luis Coll ten¨ªa su rinc¨®n, al que seguimos llamando el rincoll. Nunca cant¨®. ?l llegaba, se ped¨ªa su copa de rioja Cune y se pon¨ªa a escribir en un posavasos. El ¨²nico que todav¨ªa no ha venido es Sabina¡±.?
El pianista Jes¨²s dice que aqu¨ª lo ¨²nico que est¨¢ prohibido cantar son los himnos. ¡°Me piden el Cara al sol, La Internacional¡ , pero nosotros no opinamos de f¨²tbol, pol¨ªtica y religi¨®n. Por agradar a unos no puedes ofender a otros¡±. ?La canci¨®n m¨¢s cantada? Un beso y una flor?de Nino Bravo.
Cuentan que en el Tony2 entraron a robar una vez hace a?os. Ocurri¨® a primera hora de la tarde. Unos capos abrieron la puerta y se llevaron el jam¨®n junto con el cambio de la caja registradora. De eso hace miles de noches, como cuando all¨¢ por 2004 C¨¦sar destap¨® el local para la gente que naci¨® en los 90. "Antes solo ven¨ªan mayores porque se cantaban boleros, coplas y tangos. Y ahora se escucha y se versiona de todo". Aquello fue el golpe de efecto del hijo de Tony. O el ali?o que faltaba para atrapar a las nuevas generaciones. El Tony siempre estar¨¢ abierto todos los d¨ªas del a?o excepto Nochevieja y Nochebuena:
¡ª ?Qu¨¦ le dir¨ªa su padre si entrara hoy por esa puerta?
¡ª (Mira hacia arriba, suspira). Me dar¨ªa dos golpecitos en la espalda y me dir¨ªa: ¡®Muy bien, chaval¡¯.?
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