El hombre del piano
El popular teclista del Toni2 se acuesta todos los d¨ªas a las 7.30
Primero toca presentar el Toni2. Una definici¨®n apresurada: un piano bar anclado en el tiempo que en principio est¨¢ enfocado para gente talludita (cincuentones, sesentones y m¨¢s para arriba), pero que se ha convertido tambi¨¦n en el garito predilecto de los modernos treinta?eros. Uno de estos j¨®venes explica el atractivo del local: "Me hace mucha gracia ver a un hombre tocar el piano. Y cantar alrededor de ese piano en plan karaoke ya es lo m¨¢s. Es una forma de salir de los locales tipo Nasti, que son todos iguales. Esto es algo diferente. Ah, y es de los pocos sitios en los que no hay que hacer cola a partir de las tres de la madrugada". Ahora toca descubrir al hombre del piano: Jes¨²s Mar¨ªa Serrano, madrile?o de 56 a?os, dedos rechonchos pero ¨¢giles, sonrisa siempre presta, educado, amable, hablador.
"Nos prohib¨ªan salir con las bailarinas, pero eso nunca se cumpl¨ªa"
'La zarzamora' y 'Mediterr¨¢neo', entre las canciones m¨¢s pedidas
Jes¨²s es un hombre de costumbres tradicionales. Se dirige a sus interlocutores siempre de usted; a las mujeres las llama "se?oritas" y a los hombres "caballeros". "?Chapado a la antigua? No, no. Tiene que ver con la educaci¨®n", dice este hombre de amplio curr¨ªculo musical.
Estudi¨® percusi¨®n, dos a?os de piano y ¨®rgano cl¨¢sico. Cuando acab¨® tanto estudio ya se encontraba preparado para ganarse la vida en un escenario. "Ten¨ªa dos opciones: o tocar el piano en la iglesia de San Gin¨¦s o en un cabar¨¦", explica, y dibuja media sonrisa que no deja lugar a las dudas. "Trabaj¨¦ en Pasapoga, en Julia... en muchos cabar¨¦s. Ten¨ªamos prohibido salir con las bailarinas, pero eso nunca se cumpl¨ªa", comenta socarr¨®n. Luego entr¨® como miembro de orquestas e incluso de bandas de rock, como Trafalgar. Qui¨¦n lo dir¨ªa, vi¨¦ndole ahora, casi siempre trajeado y con gesto estirado.
Desde 1984 acaricia las teclas del famoso piano del Toni2. Funciona tal que as¨ª: un cliente toma el micr¨®fono, le susurra a Jes¨²s la canci¨®n que quiere, ¨¦ste la interpreta al piano y el espont¨¢neo canta. Jes¨²s comparte instrumento con dos compa?eros. ?l es el m¨¢s veterano, el titular. La mec¨¢nica es la siguiente: act¨²a durante media hora, descansa otros 30 minutos mientras otro colega recoge el testigo y luego otra vez a mover los dedos. As¨ª desde la medianoche y hasta las seis de la ma?ana. "Libro los mi¨¦rcoles. Y la verdad es que no paro: ayer, por ejemplo, que fue mi d¨ªa de descanso, estuve fuera de casa todo el d¨ªa".
Y toda la noche: cuenta, bajando el tono de la voz, pero sintiendo cierto orgullo, que no ha dormido en casa. "No, no estoy casado", explica, "ni tengo hijos. He disfrutado de cinco parejas serias en toda mi vida. El d¨ªa de mi cumplea?os me llaman todas. Me he dedicado a vivir y ahora me he hecho c¨®modo, con mis man¨ªas y es dif¨ªcil que se adapten a m¨ª".
El horario es parte de sus extra?as man¨ªas. Cuando termina la jornada Jes¨²s llega a su casa (cerca de Diego de Le¨®n) sobre las 7.30, desayuna fuerte ("un s¨¢ndwich mixto con huevo o un bocadillo de jam¨®n") y se acuesta. Se despierta a eso de la una de la tarde, sale a tomar el aperitivo, come y se echa una siesta de cinco de la tarde a nueve de la noche. Luego, camina al Toni2, adonde llega sobre las 23.30. "No me quejo: vivo como dios", afirma. Jes¨²s tiene su combustible mientras trabaja. Primero pide un ron Pampero con Coca-Cola. Eso para abrir boca. "Luego Johnny Walker, con el vaso lleno de hielo hasta arriba y mucha agua. Es el secreto para aguantar toda la noche: solo un poco de whisky", comenta mientras echa cuentas de los pelotazos que se toma al d¨ªa. "Unos cuatro", dice finalmente.
Si habla de las canciones que m¨¢s le pide la gente, recita, sin dudarlo: La zarzamora, de los maestros Quintero, Le¨®n y Quiroga; Madrid, el cl¨¢sico chotis de Agust¨ªn Lara; Mediterr¨¢neo, de Serrat; Chica de ayer, de Nacha Pop; cualquiera de Nino Bravo; A qui¨¦n le importa, de Alaska, y, por supuesto, boleros cl¨¢sicos como B¨¦same mucho o Solamente una vez.
Dice que en sus casi 20 a?os trabajando en Toni2 ha visto de todo: parejas separ¨¢ndose delante de ¨¦l, parejas intimando a su mano derecha, gente famosa a su izquierda, "abuelos con sus nietos ya veintea?eros"... Y j¨®venes con modales que no son convenientes trat¨¢ndose de Jes¨²s. Como ese que se acerca y le espeta: "T¨ªo, ponme D¨¦jame". Es cuando Jes¨²s levanta la vista de las teclas, le mira con profundidad y le dice: "Aqu¨ª no se pone m¨²sica: se interpreta". Y el joven despistado se queda sin su tema de Los Secretos...
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