Un sof¨¢ a la deriva
Quiz¨¢s la mejor manera de sumergirse en el universo de David Lynch es dejar que ese universo se adentre en ti, en forma de sue?os (y pesadillas)
¡°Fue la primera serie que nos impact¨®, no est¨¢bamos acostumbrados¡±, admite mi madre cuando le invito a recordar Twin Peaks. ¡°Te abr¨ªa la imaginaci¨®n, pero acab¨® desbord¨¢ndose¡±, se?ala mi padre. Ambos coinciden: ¡°Todos la ve¨ªamos¡±. ?Todos? Yo no. Era 1990, acababa de cumplir los nueve a?os, y la inquietante y ahora ya m¨ªtica sinton¨ªa de la serie, de Angelo Badalamenti, era la banda sonora con la que me iba a dormir. Tambi¨¦n me llevaba conmigo la imagen de una carretera con unas monta?as nubladas de fondo y, si me entreten¨ªa lo suficiente lav¨¢ndome los dientes, unas primeras escenas que resultaban un buen caldo para el subconsciente.
Ya en la cama, con la luz apagada y el murmullo de unas voces, tiraba del hilo y me iba imaginando ese mundo envuelto de un aura de misterio permanente, la que desprenden todos los mundos que de peque?o se te escapan o donde tienes vetado el acceso con un irrebatible ¡°cuando seas mayor¡±. Pero, pens¨¢ndolo bien, puede que esa sea la mejor manera de sumergirse en el universo de David Lynch o, m¨¢s bien, de dejar que ese universo se adentre en ti, en forma de sue?os (y pesadillas) en los que el tr¨¢gico destino que le intu¨ªa a Laura Palmer se confund¨ªa entonces con las noticias de sucesos y los programas dedicados a las desapariciones. En los inicios de los noventa ten¨ªa la impresi¨®n de que en la tele hab¨ªa un buen repertorio.
El destino de Laura Palmer se confund¨ªa con los programas de desapariciones
Con los a?os Twin Peaks fue reverberando, de la forma en que lo hacen las series o pel¨ªculas que te han quedado por ver. Y finalmente lleg¨®, ya en DVD, de la mano de un buen amigo cin¨¦filo. La escena se repetir¨¢ y, sentada en el sof¨¢ con los compa?eros de piso, una de mis amigas decidir¨¢ irse a dormir, hecha un saco de nervios, con la sinton¨ªa de fondo. Curiosamente, la desertora se llamaba Diana, como la destinataria (ausente) de las grabaciones en que el agente especial Dale Cooper (Kyle MacLachlan), el investigador del caso, va trasmitiendo sus pensamientos e indagaciones mientras se adentra en el pueblo-personaje de Twin Peaks intentado averiguar qu¨¦ hay detr¨¢s de la muerte de la joven Laura.
Lo que de entrada podr¨ªa haber sido una serie m¨¢s de cr¨ªmenes, con toques de western (sheriff incluido) por el forastero reci¨¦n llegado, e incluso un punto c¨®mico que a veces roza la hilaridad, ir¨¢ generando una sensaci¨®n cada vez m¨¢s intensa de desconcierto, a medida que proliferan las situaciones surrealistas y enigm¨¢ticas, que no se dejan descifrar. En resumen, todo muy random. Quiz¨¢ eso fuera lo que hizo que en su momento un buen n¨²mero de espectadores, tanto en Estados Unidos como en Espa?a, se bajasen del carro y la serie fuera reduciendo sus cifras de audiencia, aunque con el tiempo las ha multiplicado con creces y se ha convertido en serie de culto, a la que no le faltan su club de fans, sus imitadores y un prol¨ªfico merchandising.
Un buen caf¨¦ y una tarta de cereza
A?o de estreno y origen. 1990, Estados Unidos.
Actor/actriz protagonista. Kyle MacLahlan, el pueblo ficticio de Twin Peaks y
Catherine Coulson, entre otros.
Edad al verla y situaci¨®n. Nueve a?os cuando no la ve¨ªa y 28 cuando la recuper¨¦ con mis compa?eros de piso.
La mejor escena. Las que podr¨ªan pasar por cotidianas, como la obsesi¨®n del agente Cooper por el buen caf¨¦ y la tarta de cereza, una escena recurrente.
Serie que ve actualmente. Combino Years and years con Pose.
Pero ?de qu¨¦ va realmente Twin Peaks? Aunque la segu¨ª con mucha atenci¨®n soy incapaz de recordar los detalles del argumento (me ahorro as¨ª los spoilers), pero no se me olvida aquella atmosfera perturbadora en que todo y todos parec¨ªa que escond¨ªan algo y la sensaci¨®n de ir a la deriva desde el sof¨¢ de casa, mientras se suced¨ªan cortinas rojas, enanos y gigantes, bosques sobrenaturales, caballos espectrales y otras escenas turbias¡ Uno de los grandes m¨¦ritos de la serie es haber sido exigente con el espectador, desafi¨¢ndolo, haciendo que se sintiera inc¨®modo en su propio sof¨¢, aparcando la racionalidad y dej¨¢ndose llevar de la mano del agente Cooper por la intuici¨®n y las revelaciones on¨ªricas.
Una manera de hacer, la de los creadores David Lynch y Mark Frost, que ha dejado su huella en series como Expediente X (por cierto, Duchovny hace una breve aparici¨®n como transexual en Twin Peaks) o, m¨¢s recientemente, Stranger Things, y con una est¨¦tica visual m¨¢s cercana a c¨®mo se entiende ahora la televisi¨®n, mucho m¨¢s ambiciosa y cinematogr¨¢fica, tambi¨¦n en el estilo narrativo y la complejidad de los personajes. El mismo Lynch ha hecho una incursi¨®n con la extempor¨¢nea tercera temporada de la serie, estrenada 25 a?os despu¨¦s de la segunda y que acent¨²a su hermetismo.
Lynch y Frost han dejado su huella en series como ¡®Expediente X¡¯ o ¡®Stranger Things¡¯
En medio de la deriva, un tronco al que agarrarse, el de Margaret, que hace apariciones puntuales en la serie siempre con un le?o, un ti¨®, en brazos, que parece ser el punto de contacto entre la dimensi¨®n real y la imaginaria. De hecho, en la reemisi¨®n de la serie, este personaje se encarga de hacer, desde su butaca, una breve introducci¨®n de cada cap¨ªtulo, que viene a ser un resumen del esp¨ªritu de la serie: ¡°Vivo en Twin Peaks y se me conoce como la mujer del le?o. Hay una historia detr¨¢s. Twin Peaks est¨¢ lleno de historias, algunas tristes, otras divertidas. Otras son historias de locura, de violencia. Otras son ordinarias. Pero todas tienen un aura de misterio: el misterio de la vida. A veces, el de la muerte. El misterio del bosque¡±. Si la hubiera visto de peque?a, un ti¨® m¨¢gico y sobrenatural me hubiera parecido lo m¨¢s normal del mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.