Una ciudad a la escucha
Betanzos abarrota la Plaza de los Hermanos Garc¨ªa Naveira y aleda?os para escuchar el concierto de la Sinf¨®nica
El concierto conmemorativo de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia (OSG) atrajo a la plaza de los Hermanos Garc¨ªa Naveira una verdadera marea de espectadores. Las sillas dispuestas por la organizaci¨®n ¨Cmil, seg¨²n fuentes de la OSG- se llenaron en pocos minutos a partir de la apertura del recinto, cuarenta y cinco minutos antes de comienzo del acto. Las reservadas para los invitados por la entidad bancaria patrocinadora ¨Ccon bastante m¨¢s espacio libre entre fila y fila- se fueron ocupando m¨¢s tarde.
En realidad, todo el espacio previsto de la plaza se qued¨® peque?o, llegando a ocuparse no solo las terrazas de los establecimientos hosteleros. Que, hay que insistir en ello, no todos los d¨ªas una ciudad cumple sus primeros 800 a?os. Y as¨ª, todo el espacio de la cuesta de la r¨²a Castro visible desde la plaza se llen¨® tambi¨¦n de un p¨²blico dispuesto a gozar de la ocasi¨®n.
Y de la m¨²sica, claro. Lo que se pudo o¨ªr antes del concierto por los altavoces instalados no presagiaba nada bueno: amplificar la m¨²sica de un concierto como este al aire libre no es f¨¢cil y la ecualizaci¨®n propia da la de rock no tiene nada que ver con la de la sinf¨®nica. Desde el inicio del concierto se hizo patente un excesivo volumen y un exceso de presencia de los registros m¨¢s graves y agudos en detrimento de los medios, as¨ª como un desequilibrio dentre las diferentes secciones de la orquesta.
Como el d¨ªa 17 en la plaza de Mar¨ªa Pita de A Coru?a, la Sinf¨®nica estuvo dirigida por su director asociado, Jos¨¦ Antonio Trigueros. La suite de la ¨®pera Carmen permiti¨® olvidarse por momentos del sonido manifiestamente mejorable (los grandes excesos aparecieron desde las primeras notas de Les toreadors) gracias a su interpretaci¨®n por orquesta, director y solistas. Desde esta primera obra, los de la OSG tuvieron buenas ocasiones de lucimiento y las aprovecharon a conciencia.
As¨ª fue en la Aragonaise con el oboe de Casey Hill; con los de Claudia Walker Moore y Juan Ferrer sobre el arpa de Celine Landelle en el Interlude. Los de la trompeta de John Aigi Hurn y su di¨¢logo con los flautines de Walker y Silvia Rozas en la Habanera fueron como un b¨¢lsamo que resta?aba el sufrimiento de los fortissimi del tutti y en la Danza bohemia final Trigueros demostr¨® el rendimiento que es capaz de lograr de los cambios de tempo un buen percusionista. El volumen final doli¨®; directamente.
Como es habitual en estos conciertos, todas las piezas de la suite fueron aplaudidas; lo curioso es que el aplauso final dur¨® tan poco que Trigueros tuvo que salir a remediar el silencio para poder hacer saludar a los solistas. Tras estos saludos se afront¨® el Capricho espa?ol, op. 34 de Rimski-K¨®rsakov. Los excesos de amplificaci¨®n (capaces del milagro de convertir en perforantes los normalmente sedosos violines de la OSG) tuvieron un contraste sanador. Fue efecto de la calma de las trompas (grande, como siempre, Nicol¨¢s G¨®mez Naval), del corno ingl¨¦s de Tania Ramos y de las cuerdas en las Variaciones y en los adecuados por serenos o r¨ªtmicamente animados solos del viol¨ªn de Vlad¨ªmir Prjewalski y la serenidad del chelo de Gabriel Tanasescu.
Y de Europa a Am¨¦rica: primero Oblivion, de Astor Piazzolla, obra en la que un inmenso Juan Ferrer demostr¨® la cantidad ingente de m¨²sica que se puede hacer con un clarinete. La profundidad de concepto, su generos¨ªsimo fraseo y su manejo del tempo, la din¨¢mica y la expresi¨®n hicieron que la plaza y sus aleda?os estallaran en una gran ovaci¨®n. Y doy fe de que no fue porque ¡°jugara en casa¡± (Ferrer fue director del Conservatorio de Betanzos hasta diciembre de 2018).
El Danz¨®n n? 2 de Arturo M¨¢rquez, con sus cambios de ritmo e intervenciones solistas, re¨²ne todos los ingredientes para finalizar brillantemente un concierto popular como este pero la ocasi¨®n requer¨ªa de m¨¢s formalidad. Orquesta y director se unieron al Grupo Azogue de la Escola Municipal de Folclore do Concello de Betanzos, dirigido por Elena D¨ªaz, y un grupo de gaitas no nombrado en el programa de mano en la Danza de Xastres ou alfaiates.
Tras su interpretaci¨®n, la alcaldesa de Betanzos, Mar¨ªa Barral, hizo entrega a Javier Etcheverr¨ªa de una pieza de cer¨¢mica conmemorativa del 800? aniversario que el expresidente de la entidad bancaria patrocinadora, dimitido en 2007, agradeci¨®, aprovechando el momento para resaltar el v¨ªnculo de la entidad con la ciudad a trav¨¦s de la banca familiar de su apellido.
Con la habitual versi¨®n orquestal un tanto hollywoodiense de Negra sombra de Juan Montes y el Mambo n? 8 de D¨¢maso P¨¦rez Prado -musical y divertido en manos y voces de los miembros de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia- la m¨²sica recuper¨® el centro de la atenci¨®n. Cuando acab¨® ces¨® por fin el exceso sonoro; todo un aliivo.
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