Dos funcionarios madrile?os son los due?os de Apolonia, la casa del futuro
Un chal¨¦ de Soto del Real es el primero en obtener el certificado de eficiencia energ¨¦tica Passivhaus Premium, considerado el m¨¢s exigente del mundo
Myriam D¨ªaz y Antonio Traverso se ven a s¨ª mismos como ¡°dos funcionarios humildes¡±, los due?os m¨¢s improbables de una casa pionera, Apolonia. Este verano su nueva vivienda se convirti¨® en la primera de la Pen¨ªnsula en conseguir la calificaci¨®n de eficiencia energ¨¦tica considerada la m¨¢s exigente del mundo. Apolonia, situada en una calle tranquila de Soto del Real, 40 kil¨®metros al norte de la capital, es una casa Passivhaus Premium, una etiqueta concedida solamente a viviendas de consumo ultra-bajo y capaces de autoabastecerse.
Esta pareja de madrile?os con tres peque?os ten¨ªa el sue?o de escapar del ruido y la contaminaci¨®n de la ciudad. Quer¨ªan construir su propia casa en la sierra pero no ten¨ªan ni idea de los est¨¢ndares Passivhaus, casa pasiva en alem¨¢n. Fue tras consultar con m¨¢s de una decena de arquitectos cuando conocieron sobre este tipo de construcci¨®n con unos est¨¢ndares de eficiencia energ¨¦tica a¨²n m¨¢s exigentes que los pedidos por ley y que muchos creen ser¨¢n el est¨¢ndar del futuro. Son unos certificados que siguen los criterios del centro privado alem¨¢n Passivhaus Institut, ideados en 1988 para reducir la necesidad de energ¨ªa de un edificio, y de este modo tambi¨¦n hacerlos menos contaminantes. La meta es crear una casa herm¨¦tica, sin p¨¦rdidas o entradas de calor o fr¨ªo.
D¨ªaz y Traverso pagar¨¢n 330.000 euros por este chalecito de 136 metros cuadrados, un precio muy razonable considerando lo que ahorrar¨¢n en factura el¨¦ctrica. ¡°De golpe hemos pagado toda la calefacci¨®n que vamos a consumir¡±, dice D¨ªaz, una profesora de secundaria de 44 a?os. En Madrid destinaban unos 200 euros al mes en un piso con una caldera central para todos los vecinos.
Su nueva casa consume menos de la mitad en calefacci¨®n y refrigeraci¨®n que una con etiqueta A, la m¨¢s alta de la escala legal de siete letras. Una calificaci¨®n A, menos exigente que la Passivhaus, es a¨²n una rareza. En la regi¨®n de Madrid solo hab¨ªa 1.701 viviendas con esa etiqueta a finales de 2018, seg¨²n datos de la Comunidad. Los expertos en t¨¦cnicas Passivhaus aseguran que una casa con esta certificaci¨®n puede ahorrar un 90% en climatizaci¨®n con respecto a una vivienda media en Espa?a.
Los due?os a¨²n no conocen con certeza a cu¨¢nto ascender¨¢ su factura el¨¦ctrica. Se mudaron al final de julio y los paneles solares llevan funcionando solo una semana. Pero estiman que van a pagar 10,86 euros cada dos meses, sin incluir otros costes menores en concepto de impuestos, alquiler del equipo y el fijo de potencia contratada. Lo calculan con base en su consumo (9,7 kWh a la semana, seis veces m¨¢s bajo que en su viejo piso de Madrid).
Aunque en la sierra de Madrid el calor o el fr¨ªo pueden ser a veces extremos, dentro de la casa la temperatura se mantiene todo el a?o constante entre 20 y 25 grados. Esto es posible por la t¨¦cnica y materiales usados en la construcci¨®n. Apolonia es herm¨¦tica, con muros de 41 cent¨ªmetros de grosor y ventanas de triple acristalamiento. Tiene una m¨¢quina que regenera el aire y permite que la temperatura interior se mantenga estable. Su techo est¨¢ cubierto por 29 placas fotovoltaicas y est¨¢ orientada al sur, hacia el sol, para nutrirse de sus rayos, de ah¨ª el nombre con el que la bautizaron los due?os, una referencia al dios griego del Sol, Apolo. La casa genera cuatro veces m¨¢s energ¨ªa de la que consume.
Lo que ha sorprendido a los due?os es que tener una casa tan especial estuviera a su alcance, dice Traverso, un funcionario del Catastro de 46 a?os. Se pregunta c¨®mo es posible que ning¨²n millonario hubiera dise?ado una casa as¨ª antes. En Internet, Apolonia aparece en un mapa del mundo en la web del Passiv Haus Institute alem¨¢n, que lleva un registro de todas las que han obtenido la acreditaci¨®n. En Espa?a solo hay dos m¨¢s con el certificado Passivhaus Premium, en las islas de Mallorca e Ibiza. Es la etiqueta m¨¢s exigente de las tres creadas por el Passivhaus Institute. El edificio Passivhaus m¨¢s alto del mundo fue certificado el a?o pasado en Bilbao, con 28 plantas.
Cambio cultural
El arquitecto y constructor, Jos¨¦ Francisco S¨¢nchez Fuentes, explica que en Espa?a casi nadie se ha interesado por las t¨¦cnicas Passivhaus hasta hace poco a pesar de que no suponen un coste especialmente alto y se han conocido desde hace d¨¦cadas. ¡°No tiene sentido que en el siglo XXI se sigan haciendo las cosas como en los 50¡±, dice el arquitecto.
La idea de reducir el consumo de los edificios data de los 70, cuando en EEUU surgi¨® preocupaci¨®n por el embargo de petr¨®leo de la OPEP. M¨¢s recientemente se ha tomado conciencia sobre la contaminaci¨®n que suponen las viviendas. La Directiva 2012/27/UE, relativa a la eficiencia energ¨¦tica, indica que los edificios representan el 40 % del consumo de energ¨ªa final de la UE.
La escala de eficiencia de la A a la G, requerida por la Uni¨®n Europea, ha ayudado a que los espa?oles tomen conciencia sobre el ahorro de energ¨ªa. Muchos se han familiarizado con estas letras al buscar vivienda en las plataformas de Internet de compraventa o alquiler. Los propietarios est¨¢n obligados por ley a mostrar esa calificaci¨®n, dentro de las caracter¨ªsticas del inmueble.
La Plataforma de Edificaci¨®n Passivhaus (PEP), una asociaci¨®n espa?ola, cree que estos est¨¢ndares alemanes acabar¨¢n imponi¨¦ndose. Hay pa¨ªses que ya los exigen para algunos edificios. En Austria es obligatorio para sus edificios p¨²blicos en la mayor parte de municipios; en Alemania diferentes ciudades y Estados financian y promocionan el est¨¢ndar y en San Francisco, EEUU, los proyectos de construcci¨®n de este tipo reciben aprobaci¨®n por la v¨ªa r¨¢pida. ¡°Est¨¢ cambiando la cultura. El consumidor ya est¨¢ pidiendo viviendas que ahorren energ¨ªa y no contaminen¡±, dice Arturo Andr¨¦s Jim¨¦nez, portavoz de la PEP.
En Espa?a hemos pasado de solo dos edificios Passivhaus en 2009 a 106 este a?o, seg¨²n PEP. Son construcciones tan extraordinarias que arquitectos de otros pa¨ªses hacen tours para conocer m¨¢s sobre estos edificios. Funcionarios del Ayuntamiento de Aarhus, en Dinamarca, visitaron la semana pasada un edificio de alquiler social que construye el Ayuntamiento, Carabanchel 34.
El ahorro de energ¨ªa parece una idea adictiva. Desde que viven en Apolonia, los due?os est¨¢n poniendo un mayor empe?o en ello. D¨ªaz cambi¨® su Land Rover di¨¦sel por un coche el¨¦ctrico y ahora investiga en Internet en su tiempo libre sobre formas de consumir menos agua. ¡°Tenemos recursos limitados, y desaprovechamos y contaminamos en exceso, cuando hay alternativas limpias y de consumo m¨ªnimo y moderado¡±, dice D¨ªaz.
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