Un distrito a trav¨¦s de la tinta de su piel

¡°?Por qu¨¦ nos tatuamos?¡±. Helena Gallego, Iris Hern¨¢ndez y Niko Barrena se hicieron esta pregunta para el proyecto Memento, tres talleres en Mirador Arganzuela que busca contar una historia del barrio a trav¨¦s de los tatuajes de sus vecinos. ¡°?Podemos abordar la identidad de un barrio a trav¨¦s de los cuerpos que lo habitan en vez de con una visi¨®n arquitect¨®nica?¡±, se preguntaron despu¨¦s. Las sesiones, a las que han acudido alrededor de 15 personas, se han convertido en una puesta en com¨²n de las historias que hay detr¨¢s de los dibujos que cada uno llevaba grabados en la piel. ¡°Los tatus generan una capa narrativa de Arganzuela que si se ponen en com¨²n pueden llegar a contar la historia de un barrio¡±, cuenta Barrena, que tiene 11 tatuajes en la piel. En noviembre, el proyecto se presentar¨¢ en una exposici¨®n en Matadero.

Helena Gallego, tambi¨¦n con 11 tatuajes repartidos por el cuerpo, ha contado la historia de uno de ellos en los talleres. Se trata de una peque?a frase en rojo en el antebrazo: ¡°Hic sunt dracones (Aqu¨ª hay dragones)¡±, la inscripci¨®n que se escrib¨ªa en los mapas antiguos para indicar una zona desconocida. ¡°Estuve yendo a una terapia sobre el subconsciente y afloraron cosas de mi cabeza que no quer¨ªa ver¡±, cuenta Gallego. ¡°El d¨ªa que consider¨¦ que ten¨ªa que dejar de remover esa zona me lo tatu¨¦¡±.

En la primera sesi¨®n de Memento, el artista Julio Linares expuso la historia de las t¨¦cnicas de tatuajes. En la segunda, los antrop¨®logos Julia Sainz y Felipe Garc¨ªa Bravo intentaron clasificar los motivos detr¨¢s de un dibujo en la piel: ¡°Hab¨ªa muchos terap¨¦uticos, pero tambi¨¦n puramente est¨¦ticos, o que eran el recuerdo de una situaci¨®n o que se hab¨ªan hecho con amigos¡±, cuenta Hern¨¢ndez, que no tiene ning¨²n tatuaje. Barrena recuerda lo que cont¨® uno de los participantes: ¡°Un chico que est¨¢ tatuado entero dijo que solo se tat¨²a las cosas que le sacan una l¨¢grima¡±. En los talleres, cuentan los organizadores, hab¨ªa de todo: gente tatuada entera, sin nada o solo con un peque?o dibujo.

La exposici¨®n consistir¨¢ en im¨¢genes de tatuajes acompa?adas de la historia personal que hay detr¨¢s del dibujo. ¡°Al poner todas juntas se estar¨¢ contando otra historia de Arganzuela, diferente a la institucional¡±. Cada participante elegir¨¢ qu¨¦ tatuaje quiere mostrar y qu¨¦ historia quiere contar. Los organizadores aseguran que no buscan reflejar la identidad del barrio, sino contar otra versi¨®n, otra historia del distrito. ¡°Un barrio no es asible. Son mera organizaci¨®n del Ayuntamiento. M¨¢s ahora que vemos m¨¢s lo que pasa en Hong Kong o en Par¨ªs que lo que pasa en la puerta de casa¡±

Los participantes que acudieron a los talleres estaban entre los 20 y los 30 a?os, ¡°no se puede hablar de un barrio as¨ª¡±, explica Gallego. Las reflexiones durante los talleres les han conducido a explicar una generaci¨®n m¨¢s que a un barrio. ¡°El movimiento del mundo nos lleva a que un barrio no exista¡±, opina Barrena. ¡°El movimiento del mundo nos lleva a irnos de Lavapi¨¦s porque llega Airbnb, sube el precio y nos mudamos a Arganzuela, vuelve a subir y nos movemos a Carabanchel. Al final nos iremos todas a M¨®stoles. Esa condici¨®n habla m¨¢s de nuestra generaci¨®n¡±, dice Barrena, de 26 a?os.

En la tercera sesi¨®n, de la mano de la gestora cultural Bel¨¦n Soto, abord¨® el biohacking: el movimiento que reivindica la capacidad de cada individuo de modificar su aspecto como quiera. ¡°?Por qu¨¦ tengo que pagar un t¨ªtulo y que una instituci¨®n me avale para tatuar?¡±, se queja Gallego. Como no pod¨ªan tatuar en las sesiones, hicieron otro tipo de ¡°desobediencias est¨¦ticas¡±: se ti?eron el pelo y las cejas y se pintaron las u?as.

Aunque no buscaban respuestas, durante los talleres Barrena, Gallego y Hern¨¢ndez s¨ª han encontrado respuesta a la pregunta original: ?Por qu¨¦ nos tatuamos?. Gallego responde: ¡°Porque estamos vivos, porque es el ¨²nico arte que se muere con el cuerpo¡±.