Tres imprudencias y un cazador muerto
Condenados por homicidio los organizadores de una batida de jabal¨ªes por colocar mal a los asistentes
Jos¨¦ Mar¨ªa H. permanece atento al desarrollo de la cacer¨ªa. Los perros acaban de levantar las primeras piezas de sus refugios y unos cuantos jabal¨ªes se dirigen ya hacia la l¨ªnea de cazadores que est¨¢ inmediatamente por encima de la suya. Los animales alcanzan la posici¨®n, situada a lo largo de una alambrada, junto a un sendero. Y la superan. Jos¨¦ Manuel M., uno de los 14 hombres apostados all¨ª, sigue con la mirada a los jabal¨ªes, apunta con su rifle y dispara. Tres veces. No acierta al animal. Pero s¨ª al muslo izquierdo de Jos¨¦ Mar¨ªa H. La bala le atraviesa ambas piernas y, en su camino, le secciona totalmente la arteria femoral izquierda. El hombre muere desangrado all¨ª mismo, en el vedado de caza B-1 0.424 de Fogars de la Selva (Girona).
El disparo de Jos¨¦ Manuel M. fue el ¨²ltimo de una cadena de graves errores humanos que provocaron la muerte de su compa?ero de cacer¨ªa. Ocurri¨® el 6 de diciembre de 2014. Jos¨¦ Manuel ha sido condenado ahora por homicidio imprudente al pago de una multa de 810 euros; tambi¨¦n se le ha prohibido llevar armas durante 12 meses. Es lo habitual en este tipo de accidentes, donde lo que se busca no es tanto castigar al responsable con una pena de c¨¢rcel sino resarcir econ¨®micamente a la familia, explica Sergio S¨¢nchez, presidente de la Federaci¨®n Catalana de Caza (FCC). No a trav¨¦s de la multa, de escasa cuant¨ªa, sino de una indemnizaci¨®n que abonar¨¢ el seguro.
En la sentencia, a la que ha accedido EL PA?S, el juez afea que Jos¨¦ Manuel M. faltara a ¡°la m¨¢s elemental diligencia¡± al disparar porque ¡°sab¨ªa que en su l¨ªnea de disparo estaban sus compa?eros¡±. Unos 40 llegaron a Fogars esa ma?ana para cazar jabal¨ªes llamados por el grupo de cazadores del pueblo. Los cazadores invitados, que eran muchos, ¡°no conoc¨ªan el terreno ni las normas y costumbres de la colla organizadora¡±.
Jos¨¦ Manuel ha aceptado la pena. Pero lo novedoso del caso es que otras dos personas, que obviamente no efectuaron los disparos, han sido condenadas tambi¨¦n por homicidio imprudente. Son los organizadores de la batida, que actuaron con total imprudencia, seg¨²n el juez. ¡°Es un precedente ¨²nico en derecho penal, la sentencia contribuir¨¢ a aumentar la seguridad de las batidas¡±, explica Marc Molins, abogado de la familia de la v¨ªctima.
Esas responsabilidades empiezan por el cap de colla, Francisco R. El cap de colla o jefe de grupo es quien ¡°tiene que organizar todo: los perros para caza mayor, la colocaci¨®n de las postas para que no haya tiros enfrentados¡±, ilustra el presidente de la FCC. La sentencia, dictada por el juzgado de lo penal n¨²mero 2 de Arenys de Mar, a?ade que la persona que desempe?a ese rol debe ¡°asegurar el cumplimiento de las normas de seguridad¡±.
A las 9.30, Francisco R. se present¨® sobre el terreno sin mucho que decir. Actu¨® ¡°con total desatenci¨®n¡± de sus obligaciones y sin ¡°la m¨¢s elemental diligencia¡±, dice la sentencia. El cap de colla no inform¨® a los cazadores de las normas, no les explic¨® c¨®mo se desarrollar¨ªa la batida ni qu¨¦ caracter¨ªsticas ten¨ªa el coto. Y deleg¨® en otro compa?ero, Jordi V., la colocaci¨®n de una l¨ªnea de cazadores integrada por 14 personas.
Y ah¨ª es donde el segundo error humano ¡ªla imprudencia del cap de colla¡ª enlaza con el tercero. Porque Francisco R. no se asegur¨® de que Jordi estuviera ¡°capacitado¡± para esa tarea. Y este cometi¨® igualmente errores flagrantes al trazar la l¨ªnea, que deb¨ªa ser recta. El hombre condujo a los cazadores hacia la zona del monte donde deb¨ªan colocarse, junto al alambrado que delimitaba el camino, propiedad del Ayuntamiento de Fogars. Aunque es la compa?¨ªa de seguros la que pagar¨¢ a la familia de la v¨ªctima, el Consistorio ha sido condenado como responsable civil subsidiario.
El asistente, en cualquier caso, dio las instrucciones oportunas para la colocaci¨®n. Y el resultado fue que ¡°algunos de los cazadores estaban m¨¢s adelantados o retrasados respecto del resto, con el consiguiente peligro para la vida de los mismos¡±, se?ala la sentencia.
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