¡°No reconozco este paisaje¡±
Los afectados por la crecida del Francol¨ª critican la suciedad del cauce del r¨ªo, que arrastr¨® ¨¢rboles y que ha alterado la fisonom¨ªa de L¡¯Espluga y Montblanc
Xantal Puig describe lo que ha dejado de ser, lo que solo existe ya en su memoria. ¡°All¨ª hab¨ªa unos columpios, aqu¨ª estaba nuestro bar, todo eso eran ¨¢rboles¡±. Cuesta creerla porque lo que se?ala con fe de converso es solo una ca¨®tica explanada de ca?as, troncos y barro arrastrados por la fuerza del Francol¨ª, r¨ªo insignificante casi todo el a?o ¡ªun torrente, un riachuelo, un ¡°r¨ªo seco¡±, dicen los vecinos¡ª, pero que el martes por la noche creci¨® s¨²bitamente hasta alcanzar un caudal cuatro veces superior al del Ebro.
Ha sido el ¨²ltimo azote de un r¨ªo que, pese a su racaner¨ªa (apenas un metro c¨²bico de agua por segundo) es caprichoso y traidor. Caus¨® estragos en 1874, en una jornada negra que aqu¨ª conocen como Aiguat de Santa Tecla y que dej¨® m¨¢s de 500 muertos. Y volvi¨® a las andadas otro mes de octubre, pero de 1994.
¡°All¨ª estaba el bar, all¨ª los columpios...¡± dice Xantal sobre un paisaje que no existe
¡°No reconozco este paisaje¡±, lamenta Xantal frente a los restos de una antigua f¨¢brica de alcohol que, en 2002, convirti¨® junto a su hermana y su cu?ado en una empresa de turismo activo: Dracaventura. ¡°Esta es tierra de leyendas. Todos somos un poco Sant Jordi de adultos: responsables, serios... Quer¨ªamos ser m¨¢s como un drag¨®n, recuperar el esp¨ªritu infantil, de aventura¡±. Afirma que se siente ¡°desbordada¡±. No tanto porque su horizonte cotidiano y su negocio se hayan volatilizado en dos horas de tormenta (de las 21.00 a las 23.00 del martes), sino sobre todo por la ¡°solidaridad¡± de los vecinos de L¡¯Espluga de Francol¨ª, que ayer segu¨ªan luchando contra un fango que lo llena todo.
Desconf¨ªa Xantal de la Generalitat cuando dice que la suciedad del cauce del r¨ªo ¡ªcon gran cantidad de ¨¢rboles y vegetaci¨®n¡ª no influy¨® en el fatal desenlace dado lo extraordinario del temporal. ¡°Mi negocio no me lo ha destruido el agua, sino los ¨¢rboles¡±, dice la mujer, de 42 a?os. Media docena de troncos de gran di¨¢metro han embestido, hasta partirla, una de las paredes de la vieja f¨¢brica.
Al otro lado del Francol¨ª, el paisaje tambi¨¦n ha sido borrado para siempre sin que hayan mediado guerras o planes urban¨ªsticos, solo la furia de un r¨ªo desbordado. De un restaurante no queda nada. De la bodega Rend¨¦ Masd¨¦u, fragmentos de una pared y unas cuantas botellas de vino sucias que parecen vestigios arqueol¨®gicos. Los vecinos las pasan de mano en mano hasta una furgoneta. Jordi, el hijo menor de los Masd¨¦u, agradece su apoyo. Pero no olvida la dejadez institucional por m¨¢s que el Govern haya anunciado ahora la ¡°emergencia¡± para recuperar los cauces y prometido un ¡°plan de choque¡± con ayudas. ¡°Llevamos tiempo diciendo que hay que limpiar el r¨ªo. No nos han hecho caso¡±. Los huertos de ribera, coinciden en L¡¯Espluga, se han abandonado. Y los ¨¢rboles crecidos aqu¨ª y all¨ª agravan las consecuencias si hay riada.
Decenas de troncos obturaron un puente medieval y causaron estragos
La misma estupefacci¨®n por el paisaje desaparecido y sustituido por una masa amorfa de escombros se palpa en Montblanc, unos kil¨®metros m¨¢s abajo del curso del r¨ªo. ¡°Llevo 50 a?os aqu¨ª y como si no llevara ninguno. No s¨¦ si esto es Montblanc¡±, dice ?ngels mirando al Pont Vell. Una parte de este puente rom¨¢nico del siglo XIV, la que da acceso a las murallas del pueblo, ha sido destruida. ¡°En el 94 se salv¨® porque el agua le pas¨® por encima. Esta vez, tantos troncos lo han taponado¡±, explica Maties Soler, que dirigi¨® la restauraci¨®n del monumento en los a?os 60. Ahora, pese a que est¨¢ jubilado, dice que habr¨¢ que volver a hacerlo.
Los ¨¢rboles, lanzas arrojadas a gran velocidad, taponaron los cuatro ojos del puente de piedra y provocaron que la crecida se expandiera de forma a¨²n m¨¢s evidente que en L¡¯Espluga. Nada est¨¢ en su sitio, todo huele a barro. Es un terreno devastado que reabre el debate sobre las construcciones en zonas inundables. La Generalitat las limita, pero asume que hay derechos preexistentes. Los vecinos conocen los riesgos, pero quieren mantener sus negocios o que se les d¨¦ soluciones. Un vecino de Montblanc resume, a su modo, esa contradicci¨®n: ¡°Lo dice el refr¨¢n: ¡®A vora del riu no et facis el niu¡±.
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