Altares de difuntos en el vest¨ªbulo del teatro
La Sala Beckett se suma a las celebraciones de la tradici¨®n mexicana del D¨ªa de Muertos con una ofrenda art¨ªstica
Una treintena de personas camina por el pasillo de un vest¨ªbulo de un teatro al son de la m¨²sica de cuatro mariachis. Dos se?ores se acercan a una mesa, con unos mecheros, y encienden unas velas sobre un espacio decorado con decenas de flores de papel. El colorido espacio est¨¢ adornado con papel blonda de diferentes tonos y con fotograf¨ªas de personas que fallecieron hace a?os, para honrar su memoria. Se trata de la escenograf¨ªa de la Sala Beckett, que ayer present¨® un altar de muertos dedicado a figuras emblem¨¢ticas de la dramaturgia y de literatura catalana y mexicana como Avel¡¤l¨ª Art¨ªs-Gener, Maruxa Vilalta, Elena Garro y Miguel Le¨®n Portilla, adem¨¢s del irland¨¦s Samuel Beckett. Ellos fueron los protagonistas de esa ofrenda ¡ªinspirada en la tradici¨®n del D¨ªa de Muertos¡ª que se pudo visitar de manera gratuita, en Barcelona.
La Sala Beckett naci¨® en 1989, hace tres d¨¦cadas, en el mismo a?o que falleci¨® el dramaturgo que da nombre al recinto. La sala, ubicada en el distrito de Poblenou, propone en su nueva temporada una reflexi¨®n sobre la muerte a lo largo de su ciclo Memento Mori, con decenas de espect¨¢culos, charlas, lecturas, conciertos y otras actividades en torno a este tema. El organizador de la actividad, el diplom¨¢tico mexicano Diego G¨®mez Pickering, explic¨® que el evento fue organizado por la Casa M¨¨xic Barcelona conjuntamente con el espacio teatral. ¡°Era dif¨ªcil que hubiera un programa enfocado a la muerte en el que no se diera presencia mexicana. As¨ª nace la idea del acercamiento entre la sala y un servidor¡±, explic¨®.
La m¨²sica de Mariachi Semblanza divirti¨® a un centenar de asistentes, mientras algunos degustaron bebidas como tequila y mezcal en el bar de la sala. Minutos m¨¢s tarde, la artista Lupita Sierra ofreci¨® un taller de pintura facial para decorar el rostro como una calavera. El evento comenz¨® con una charla entre los escritores Eduardo Ruiz Sosa y G¨®mez Pickering sobre el significado de la muerte en la sociedad mexicana, tomando como punto de partida el D¨ªa de Muertos.
La ofrenda en cuesti¨®n era un espacio, con tres niveles de altura, en el que fueron distribuidos los retratos de los escritores. Una mesa funcion¨® como un puente que conect¨® por una noche ambas culturas con sus respectivos s¨ªmbolos y gastronom¨ªa. La cultura mexicana estaba representada con frutos c¨ªtricos como limas, tequila y un dulce t¨ªpico de la ¨¦poca en el pa¨ªs, hecho con az¨²car, con forma de calavera. Las casta?as, panellets y una botella de An¨ªs del Mono representaban a Catalu?a.
Cigarrillos y alcohol
La relaci¨®n entre M¨¦xico y la muerte es, quiz¨¢, ¨²nica en el mundo. En este pa¨ªs sus habitantes comen caramelos con motivos f¨²nebres, decoran cada a?o las tumbas de sus fallecidos y, en ciertos poblados, abren las puertas de sus garajes para mostrar sus altares de muertos. En esta fecha se recuerda al fallecido, pero tambi¨¦n lo que le gustaba comer, beber y la m¨²sica que escuchaba. En las ofrendas es com¨²n que se coloquen objetos como cajetillas de cigarros o bebidas alcoh¨®licas, aunque, parad¨®jicamente, estos vicios hayan acabado en algunos casos con la vida de sus familiares.
El D¨ªa de Muertos es una tradici¨®n que data de antes de la conquista de Am¨¦rica. Esta costumbre se ha convertido en una fiesta tan original como representativa de la cultura mexicana, que en los ¨²ltimos a?os no se ha escapado del fen¨®meno de la globalizaci¨®n. A ello no es ajeno, por un lado, que la festividad ha pasado a formar parte en los ¨²ltimos a?os del discurso de productos audiovisuales de gran eco internacional, como el filme Spectre, de la saga Bond, o la animaci¨®n de Disney Coco, entre otras. Por otro lado, la tradici¨®n fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en 2003.
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