El rey de las banderas no vive su mejor momento
En tiempos de fiebre nacionalista, el empresario que domina el mercado de la publicidad textil ha salvado su empresa tras una bancarrota
El mayor fabricante de banderas de Espa?a tiene su sede a las afueras de Madrid, en una nave gigantesca donde se elaboran decenas de miles de unidades de este producto de tela que une y divide a la gente. Sosa Dias SA, creada en 1988, ha dominado el mercado desde los noventa, mucho antes de la fiebre nacionalista que est¨¢ dejando su huella en balcones, rotondas y otros rincones. Pero la pasi¨®n identitaria de la ¨²ltima d¨¦cada no se ha traducido en una bonanza para su empresario, Jos¨¦ Luis Sosa Dias, un hombre fornido de 61 a?os. Al contrario, Sosa Dias ha pasado su peor momento justo cuando las banderas han salido del armario. Ha sufrido una bancarrota y da gracias de seguir a flote y haber salvado a 45 empleados, la mitad de la plantilla que tuvo en sus d¨ªas gloriosos, antes de la gran recesi¨®n de la d¨¦cada pasada.
El banderismo de los ¨²ltimos a?os ha beneficiado principalmente a empresarios chinos que han inundado el mercado con producto de baja calidad. ?l cuenta que va por las calles de Madrid y las identifica r¨¢pidamente. Un pollo donde deber¨ªa ir un le¨®n, rosa en lugar de rojo¡ ¡°Se desti?en en cuanto les da el sol¡±.
Lo cuenta parad¨®jicamente quien fue apodado por la prensa como ¡°el rey de las banderas¡±. Las paredes de su despacho est¨¢n a¨²n decoradas con recortes de peri¨®dico de su ¨¦poca dorada cuando se hizo conocido por hacer la bandera espa?ola gigante de 21 por 14 metros en la plaza de Col¨®n de Madrid, la que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar hab¨ªa ordenado instalar en 2001, inspirado por una gigante que vio en M¨¦xico. En 2008, la noche de la victoria de Espa?a en la Eurocopa, sus operarios no descansaron para tener listas miles de banderas nuevas. Era un tiempo de liderazgo indiscutible sin apenas competencia.
A¨²n hoy es l¨ªder a pesar de la quiebra, aunque desde 2017 su empresa est¨¢ controlada por otro due?o y ¨¦l tiene el cargo de director gerente. El nuevo nombre es Bansodi SL, un acr¨®nimo de sus apellidos que parece un homenaje. Su f¨¢brica sigue siendo la misma, en Colmenar Viejo, 38 kil¨®metros al norte de Madrid. Es una nave industrial con unos imponentes 7.800 metros cuadrados.
Sosa Dias dice que la mala racha se debi¨® a que en su negocio lo que realmente da dinero es hacer banderolas y estandartes para empresas, como los que colocan los concesionarios de coches a la orilla de las carreteras. As¨ª era entonces y as¨ª siguen las cosas. El 85% de sus cuatro millones de euros en ingresos anuales provienen de ah¨ª, estima ¨¦l. Por esa dependencia, cuando vino la recesi¨®n y cesaron los pedidos, su empresa se ahog¨® en deudas, explica ¨¦l, como muchas otras compa?¨ªas en aquel momento.
Ascenso mete¨®rico
Hasta entonces hab¨ªa tenido un ascenso mete¨®rico. Su historia es la de un ambicioso inmigrante uruguayo que consigui¨® el ¨¦xito en Espa?a al estilo?American dream. Lleg¨® sin papeles con 21 a?os y se puso a vender libros puerta a puerta. Un d¨ªa, en el sal¨®n de su piso del barrio obrero de Canillejas, en Madrid, dijo a su esposa y sus hijas que iban a hacer una bandera espa?ola para probar. ¡°Yo quer¨ªa tener una empresa de algo¡±, explica ¨¦l. Mezclaron las tintas en la batidora, secaron la tela en el tendedero y fijaron los colores en el horno. ?l, muy patriota, no entend¨ªa por qu¨¦ los espa?oles solo sacaban su bandera para el f¨²tbol y quer¨ªa que cambiasen las cosas. Sus primeras banderitas de tela se fijaban al parabrisas, como sol¨ªan hacer los conductores en Uruguay.
Se hizo con el mercado gracias a que introdujo en la fabricaci¨®n de banderas la estampaci¨®n a la lionesa, una t¨¦cnica que le permiti¨® obtener una calidad superior a sus competidores. Gan¨® pedidos para los Juegos Ol¨ªmpicos, la Expo 92 y todos los grandes eventos de los a?os noventa y primeros 2000. Lleg¨® a tener una f¨¢brica de m¨¢stiles en Marruecos que produc¨ªa 4.500 unidades al a?o. La tuvo que dejar con la crisis y ahora los importa de Dinamarca.
Dice ¨¦l, y lo confirman competidores consultados, que a¨²n hoy es el ¨²nico en Espa?a que imprime con esa t¨¦cnica de alta calidad. Su m¨¢quina estrella, en la planta baja de su f¨¢brica, tiene una enorme cinta de 75 metros de largo. Gracias a ella sigue atendiendo pedidos de clientes exigentes. Gana concursos p¨²blicos para vestir los edificios oficiales de ministerios, comunidades o Ayuntamientos, y tambi¨¦n fabrica banderas ¡°de r¨¦cord¡±, como el encargo urgente que le pidi¨® Vox y que hizo en 48 horas, lista para mostrar en campa?a electoral. La desplegaron el 2 de noviembre 238 voluntarios afines al partido en la playa del Sardinero de Santander.
Sus rivales le consideran ¡°un pionero¡± que cre¨® un imperio de la nada. Pero los cambios tecnol¨®gicos y la competencia internacional le han hecho vulnerable. Han surgido m¨¢quinas de impresi¨®n digital mucho m¨¢s econ¨®micas que caben en un garaje. Cuando buscan calidad, algunos competidores menores en Espa?a hacen pedidos a fabricantes orientales que usan la misma tecnolog¨ªa que el empresario de origen uruguayo. China est¨¢ conquistando el mercado, tanto el de las banderas malas de bazar como el de las oficiales, seg¨²n estas fuentes, que dicen que algunos concursos p¨²blicos son ganados por empresas espa?olas con suministro de producto oriental.
¡°Sosa Dias vio un hueco y le fue muy bien durante muchos a?os, pero este es un mercado muy activo¡±, dice Pablo Milans, responsable comercial en el fabricante de banderas Imazu, en el municipio madrile?o de Paracuellos del Jarama.
El empresario de origen uruguayo dice que sigue controlando el 60% del mercado en Espa?a y conf¨ªa en mantener su nicho de producto m¨¢s selecto. Cree que hay futuro. "Somos una empresa joven si tienes en cuenta que las otras de Europa que usan mi t¨¦cnica son de segunda o tercera generaci¨®n", dice ¨¦l. ¡°Esta empresa es mi quinto hijo, me siento muy orgulloso¡±, a?ade.
El negocio ha sido bueno este a?o gracias a la repetici¨®n electoral. ?l no discrimina. Vende a Vox o a las Juventudes Comunistas. Tambi¨¦n ha hecho alguna que otra estelada catalana, aunque dice que esa bandera es m¨¢s bien cosa de los chinos.
Algunas de las banderas espa?olas que est¨¢n proliferando por las rotondas de Madrid y sus municipios ricos del noroeste tambi¨¦n son suyas, aunque dice que no sabe cu¨¢les porque, asegura ¨¦l, son pedidos de poca cuant¨ªa a los que presta poca atenci¨®n. ?l dice que solo necesita verlas para saber si son de su autor¨ªa: ¡°Si son banderas de verdad, son nuestras, las que no se desti?en¡±.
De las rotondas de Las Rozas a la plaza de Chamber¨ª
En el tema de la bandera espa?ola tambi¨¦n hay dos Madrid: en los ¨²ltimos a?os el norte ha poblado sus rotondas y plazas de rojigualdas, mientras que el sur ha rechazado iniciativas para instalarlas. Primero aparecieron en municipios ricos del extrarradio como Boadilla o Las Rozas y este mes han llegado a la capital, todas en barrios de rentas altas e ideolog¨ªa conservadora.
Tres d¨ªas antes de las elecciones aparecieron dos de gran tama?o en los barrios de Las Tablas y Montecarmelo. La semana pasada fue anunciada otra en la plaza de Chamber¨ª. La decisi¨®n de instalar banderas depende de los distritos, seg¨²n fuentes municipales. Las tres nuevas en Madrid son iniciativa de un mismo concejal, Javier Ram¨ªrez Caro, que preside las juntas de distrito de esos barrios, en Fuencarral-El Pardo y Chamber¨ª.?Se suman a las que ya hay en el centro, en la rotonda de Cibeles y a la gigantesca de la plaza de Col¨®n. El coste de estas insignias depende del tama?o.?El precio que se ha conocido de algunas instaladas en los municipios oscila entre los 3.000 y 6.000 euros.
Mientras, en el sur no triunfan iniciativas de este tipo. Un reportaje de El Confidencial expuso el a?o pasado c¨®mo los Ayuntamientos gobernados por la izquierda en esa zona no hab¨ªan instalado banderas en rotondas o plazas, m¨¢s all¨¢ de las obligadas por ley en edificios oficiales. En los 25 municipios m¨¢s poblados de Madrid solo hab¨ªa banderas extra en nueve, todos controlados por el PP.
En Getafe fue rechazada en septiembre una iniciativa del PP para colocar una bandera de grandes dimensiones en una rotonda junto a la base a¨¦rea. La propuesta fue tumbada con los votos del PSOE, Podemos y M¨¢s Madrid-Compromiso con Getafe. Estos grupos criticaron que el PP vincule el patriotismo con la exhibici¨®n de la bandera.
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