?scar Mulero: ¡°No creo que vaya a jubilarme nunca¡±
El madrile?o es uno de los ¡®dj¡¯ de techno m¨¢s respetados a nivel internacional, y este a?o cumple tres d¨¦cadas de carrera. Es cabeza de cartel en el festival de electr¨®nica internacional DGTL, que pasa por Madrid el 23 de noviembre
La culpa de todo la tiene Robert Smith: a los 11 a?os, ?scar Mulero escuch¨® un disco de The Cure y decidi¨® que su vida estar¨ªa dedicada a la m¨²sica. Pero en vez de juntarse con un par de amigos en un garaje a darle al bajo y a la guitarra, el madrile?o se compr¨® unos platos. Hoy, a sus 48 a?os, con tres d¨¦cadas de carrera a sus espaldas, es uno de los dj de techno m¨¢s respetados del mundo, por su t¨¦cnica virtuosa. Tambi¨¦n produce, compone y mezcla para otros artistas, y mete la cabeza en otras harinas alejadas de la electr¨®nica. Reconoce que le cuesta bajar el ritmo. "La vocaci¨®n engancha. Es la trampa, o mejor dicho, el puto problema. Son los grilletes que uno se pone gustosamente. Y est¨¢ muy bien, pero ahora miro hacia atr¨¢s y pienso: '?Qu¨¦ he hecho en 30 a?os, aparte de esto?'
Hemos quedado en un local del centro. Mulero rara vez posa para el fot¨®grafo de un medio, pero hoy est¨¢ de buen talante. Mientras el flash le ilumina la cara intermitentemente, como las luces estrobosc¨®picas del Tresor (el m¨ªtico club berlin¨¦s cuya cabina es ya su segunda casa), se responde a s¨ª mismo: ¡°Como cualquiera que se implica en una cosa al l¨ªmite, he sacrificado cosas. En mi caso, tiempo para tener relaciones. La sociedad est¨¢ planteada de manera que el tiempo libre, en el que uno puede relacionarse, se circunscribe al fin de semana. Y ah¨ª es justo cuando los dj estamos viajando, o sea: currando¡±.
Es consciente de que alg¨²n d¨ªa indeterminado, en el pasado, tom¨® un camino que le sac¨® definitivamente de la foto hogare?a de mujer, hijos y un monovolumen aparcado en la puerta. ¡°Es una vida dif¨ªcilmente combinable. Despu¨¦s de todo este tiempo y en la posici¨®n en la que estoy, ya me puedo permitir programar algunos meses de descanso, pero en mis primeros 15 a?os como dj, no recuerdo haber tenido d¨ªas de vacaciones como el resto de la gente¡±. Pill¨® inercia, y ahora no sabe cu¨¢ndo parar: ¡°Ahora, cuando no tengo un bolo, me meto en el estudio a grabar. Porque no me siento cansado de esto, al rev¨¦s, cada d¨ªa me motivo m¨¢s, y me meto en nuevos proyectos todo el rato, para descansar un poco del techno, produciendo discos para otra gente, proyectos audiovisuales... Es una madeja que se va liando y nunca ves el final¡±.
Fibroso, con la cabeza bien poblada y solo levemente cana, no aparenta en absoluto su edad. Admite que ha bajado un poco el ritmo, aunque sus est¨¢ndares r¨ªtmicos son muy diferentes a los del resto de la humanidad. ¡±El cuerpo ya me va mandando se?ales. Antes pod¨ªa tirarme un a?o sin parar ni un solo d¨ªa. Ahora, necesito un fin de semana de semana al mes como poco¡±.
Admite que se ha dejado por el camino otras opciones de vida. ?Y en lo musical? ¡°Estoy bastante satisfecho. Cuando empec¨¦ en esto, mi sue?o era dar la vuelta al mundo pinchando, con mi maleta de discos. Ahora que lo he cumplido, lo que me atrae son proyectos audiovisuales, con una vertiente m¨¢s art¨ªstica y menos bailable. Aparte, de siempre me han gustado otros sonidos m¨¢s guitarreros, como el afterpunk. Mi base est¨¢ realmente en Joy Division, New Order y The Cure. Esas bandas de los ochenta son mi ra¨ªz. Y ya he producido dos discos que van en esa direcci¨®n¡±. Su ¨²ltimo ¨¢lbum, Perfect peace, es una muestra clara. Navega por muchos estilos, alejados del techno. ¡°Quer¨ªa hacer algo que no fuera lo que alguien puede esperar normalmente de Mulero¡±.
En las distancias cortas, es mucho m¨¢s cercano y afable de lo que aparenta su agresiva estampa a los platos. Y su profesi¨®n no se le ha subido a la cabeza en estos 30 a?os. No le molesta que algunos digan que un dj no es un m¨²sico, sino m¨¢s bien un selector musical. ¡°Porque tienen raz¨®n: lo que hace es elegir m¨²sica, y lo que le diferencia es la t¨¦cnica. Y especialmente cuando yo empec¨¦, que no hab¨ªa internet ni Spotify, as¨ª que tambi¨¦n era un difusor, un descubridor: porque era yo el que se iba a comprar discos fuera, y mucha gente en mis sesiones escuchaba m¨²sica por primera vez. Hoy se ha perdido parte del encanto. Antes se hac¨ªan colas en la puerta de Madrid Rock cuando Killing Joke lanzaba un nuevo disco. Hoy eso ya no existe. Por eso, los dj hemos perdido valor¡±.
No lo dice en un tono derrotista. Al contrario: da la impresi¨®n de que se tirar¨ªa otras tres d¨¦cadas haciendo lo mismo. O casi. ¡°Cuando el cuerpo me impida viajar, mezclar¨¦ y producir¨¦ para otros m¨²sicos. Me encanta moldear sonidos. As¨ª que supongo que nunca me jubilar¨¦, eso no va conmigo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.