Karina, un mito en el ba¨²l de los recuerdos
La rediviva int¨¦rprete eurovisiva estrena nuevas canciones tras 42 a?os sin contrato discogr¨¢fico
La vida, como buena t¨®mbola, da muchas vueltas. Maribel Llaudes en tiempos fue hero¨ªna de un pa¨ªs entero, novia anhelada por cualquier muchacho de bien, candidata a una eurovisiva y patri¨®tica posteridad que se le escap¨® por un raqu¨ªtico pu?ado de votos. De unos a?os a esta parte, sin embargo, esta jiennense de casi 73 diciembres solo ha generado inter¨¦s como carne de plat¨®, carro?a televisiva para quienes exprimen los aud¨ªmetros a costa de la prole deslenguada, los exmaridos estrafalarios y la estampa morbosa de las viejas glorias en apuros. Pues bien, la buena de Mar¨ªa Isabel quiere volver a ser Karina, la c¨¢ndida y entra?able Karina. Y como tal se encaram¨® y reencarn¨® este lunes en el escenario de la sala Galileo Galilei.
Ante apenas 160 almas (nost¨¢lgicos, curiosos o devotos inquebrantables), en ese cara a cara temerario que imponen las distancias cortas; sin retransmisiones en directo pero con las l¨¢grimas asomando en cada dedicatoria, una de las indiscutibles pioneras del pop femenino en Espa?a rebusc¨®, claro, en su ba¨²l de los recuerdos. Pero tuvo tambi¨¦n el coraje de presentar ese pu?ado de canciones nuevas que acaba de publicar bajo el t¨ªtulo de T¨² eres. Porque Karina estrena disco, as¨®mbrense. ¡°Es el trabajo enorme de una estrella que siempre lo ha sido¡±, resumi¨® su nuevo productor, Ferm¨ªn Ortiz, embarcado en la quijotesca empresa de un renacimiento tan enternecedor como improbable.
¡°En aquellos primeros tiempos yo era muy joven, pero a las mujeres nos trataban como a ni?as y ten¨ªamos que ser obedientes¡±, se sinceraba la int¨¦rprete de En un mundo nuevo en el angosto camerino de la Galileo, pugnando por mantener a raya los nervios muy pocos minutos antes de reaparecer sobre las tablas. Nos dec¨ªa Maribel que es poco amiga de echar la vista atr¨¢s, pero reconoc¨ªa su cari?o por algunos episodios inolvidables de una vida casi novelesca. ¡°Todo el mundo sabe de mi viaje a Irlanda con motivo de Eurovisi¨®n en 1971. Aquel Pasaporte a Dubl¨ªn fue el aut¨¦ntico antecedente televisivo de Operaci¨®n Triunfo. Pero mi recuerdo m¨¢s fascinante es el de la gira televisiva de 12 d¨ªas por Jap¨®n. Me acompa?aba Valerio Lazarov e ¨ªbamos sin dinero, solo con un pu?ado de esos Travelers cheques que exist¨ªan anta?o. Sobrevivimos a base de mucho arroz y aprovechando al m¨¢ximo el desayuno de los hoteles...¡±.
La fama era aquello: el segundo puesto en Eurovisi¨®n, el reconocimiento internacional, la pica en las listas estadounidenses de la revista Billboard, ese coqueteo transversal con el cine y el teatro. As¨ª, hasta que la estrella declin¨® y un directivo ¡°joven, alto y rubio¡± del sello Hispavox le comunic¨®: ¡°Maribel, aqu¨ª no renovamos a horteritas¡±. Y el mundo se le derrumb¨® a la mujer que hab¨ªa disparado Las flechas del amor, a la reina que acreditaba sesiones hist¨®ricas de grabaci¨®n junto al productor Rafael Trabucchelli (?el ¡°sonido Torrelaguna¡±!) o el compositor Tony Luz. Por no hablar de Albert Hammond, el hombre que le present¨® la partitura original de Las flechas del amor cuando ninguno de los dos pod¨ªa sospechar que aquellos dardos amatorios acabar¨ªan clav¨¢ndose en el n¨²mero 1. ¡°Albert y yo a¨²n tenemos pendiente compartir una tarde de cine¡±, nos confes¨® la voz que glos¨® mejor que nadie las andanzas de Romeo y de Julieta.
Han sido 42 largos a?os sin contrato discogr¨¢fico, por ins¨®lito que parezca. Cuatro d¨¦cadas y pico en que Mar¨ªa Isabel se ha estado pellizcando para convencerse de que los laureles existieron muy de verdad y no son fruto de su imaginaci¨®n. ¡°He sido impulsiva, cuando en la vida hay que aprender a contar hasta 20¡±, reflexiona con voz todav¨ªa jovial entre sus afeites del maquillaje. ¡°He cometido errores, me ha faltado el don de componer, me han hecho el vac¨ªo. Ahora quiero demostrar que no me rindo, que la constancia es la principal de mis virtudes. Me han ignorado quienes piensan que despu¨¦s de los 70 ya no tenemos nada que hacer. ?Y claro que servimos! Mi juventud ya no se refleja en el espejo, pero sobrevive en el coraz¨®n¡±.
Los admiradores, los fieles y hasta los morbosos la jalearon entre piropos este lunes mientras ella estrenaba t¨ªtulos como T¨² eres, Hello o Mi quimera. Karina, inmersa en su particular y raphaelesca ¡°gran noche¡±, avis¨®: ¡°Lo seguir¨¦ intentando hasta el ¨²ltimo aliento porque quiero que mis hijas est¨¦n orgullosas de su madre¡±. Sue?a con regresar a no mucho tardar a M¨¦xico, un pa¨ªs donde la adoraban hasta que le perdieron la pista. Y, aunque sabe que reverdecer los viejos ¨¦xitos ser¨¢ ¡°dif¨ªcil¡±, se encomienda a las alturas que ella misma frecuent¨®. ¡°Soy muy creyente. Ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa y Dios proveer¨¢¡±.
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