Los beb¨¦s que no crecen jam¨¢s
Este fin de semana se celebra en Madrid la feria Dolls and Reborn International Show
En Espa?a la natalidad es baj¨ªsima y ya hay muchos distritos de Madrid donde es m¨¢s f¨¢cil encontrar un perro que un beb¨¦. Es un verdadero problema demogr¨¢fico. Sin embargo, hay soluci¨®n para el problema, al menos en apariencia: los mu?ecos reborn, que son igualitos a los beb¨¦s de verdad, hiperrealistas, no crecen nunca, no hay que pagarles la universidad ni los vicios. Son adorables, con sus manitas regordetas, sus muecas graciosas o lloronas, las peque?as u?as, las rojeces y peque?as venitas. Como pesan lo mismo que un beb¨¦ real, cuando uno lo coge en brazos se pregunta qu¨¦ hizo en aquella noche de juerga, hace nueve meses, de la que recuerda nada. Son mon¨ªsimos. Es todo, tambi¨¦n, muy raro.
El precio depende de la fama de la escultora, de la pericia de la pintora y las horas de trabajo que le haya dedicado. Van desde los 350 euros en adelante
Este fin de semana se celebra feria Dolls and Reborn International Show, en RafaelHoteles Atocha (M¨¦ndez ?lvaro, 30), donde se re¨²nen m¨¢s de setenta expositores. Al entrar no sabe uno si est¨¢ en una sala polivalente de un hotel o una planta de maternidad de un hospital. Menos mal que los reborn no berrean. Alg¨²n d¨ªa les pondr¨¢n Inteligencia Artificial y la habremos liado.
¡°Cuando los vi por primera vez, hace 14 a?os, pens¨¦ que eran beb¨¦s reales. F¨ªjate, yo iba buscando a una Barbie tipo Escarlata O¡¯Hara, de colecci¨®n, y me encontr¨¦ esto¡±, explica la organizadora Mar¨ªa Valle, pionera del asunto en Espa?a. Le cambi¨® la vida: empez¨® a crear estos mu?ecos y ahora tiene la primera tienda especializada, Angelitos dulces (Ofelia Nieto, 17).
Dice la historia com¨²nmente aceptada que los reborn aparecieron en la Segunda Guerra Mundial cuando, ante la escasez, las madres reparaban las mu?ecas rotas de sus hijos, de ah¨ª su nombre (reborn significa renacido en ingl¨¦s). En los a?os 90 el movimiento cogi¨® fuerza en Estados Unidos y ahora mueve a multitudes por todo el mundo, y hasta ha generado una industria auxiliar: en la feria tambi¨¦n hay puestos de ropita y complementos, como chupetes o canastillas. ¡°Es que la ropa para los beb¨¦s muy peque?os no es muy bonita, porque crecen r¨¢pido y la ensucian mucho¡±, dice Valle.
¡°Estos mu?ecos no son juguetes sino obras de arte que llevan detr¨¢s un trabajo muy artesanal¡±, dice Sandra del Moral, otra de las organizadoras, ¡°son piezas de colecci¨®n a las que muchas veces no se les da el uso adecuado¡±. Hay al menos dos artistas implicadas en el proceso de reborning: la escultora, que fabrica el mu?eco (vienen sobre todo de Estados Unidos, hay pocas en Espa?a) y la pintora que le aplica diferentes capas de pinturas, texturas y barnices para que sea real. Los precios fluct¨²an desde los 350 euros en adelante. ¡°Yo he llegado a ver pagar 4.000 euros en una subasta¡±, afirma Valle. El precio depende de la fama de la escultora, de la pericia de la pintora y las horas de trabajo que le haya dedicado.
¡°Yo m¨¢s que acabarlos, los abandono, siempre creo que ese podr¨ªa hacer algo mejor. Adem¨¢s, esto no termina nunca, siempre hay algo nuevo que aprender¡±, dice Yolanda Esteban, que lleva ocho a?os al frente del Taller de Arte Reborn, en Legan¨¦s, donde se aprende a hacer uno desde cero. Asegura tener alumnas todos los d¨ªas, ma?ana y tarde: hay afici¨®n. ¡°Hay gente que pide un reborn inspirado en su hijo, as¨ª que se busca un mu?eco que se parezca y se intenta replicarlo con los mismos granitos o marcas que pueda tener¡±, explica Esteban. Esperemos que en casa no confundan a uno con otro.
Adem¨¢s de beb¨¦s, dentro de este mundo hay animales, como los monitos, o personajes de ficci¨®n, como los de la pel¨ªcula Avatar, de piel azul. Al fondo de la feria, entre tanto ambiente dulce y algodonoso, destaca un stand negro que se llama Hospital de Terror Pedi¨¢trico. La artista Ruth Egea exhibe aqu¨ª sus piezas de terror. ¡°Y eso que no me gustan las pel¨ªculas de terror, me muero de miedo¡± cuenta. Aqu¨ª tiene beb¨¦s vampiro, elfos reci¨¦n nacidos o un peque?uelo hombre lobo (o, mejor dicho, beb¨¦ lobo) que es una ricurina. No est¨¢ claro que al p¨²blico que viene buscando un adorable beb¨¦ le acab¨¦ de gustar esta tendencia heterodoxa, pero desde luego aporta un terror¨ªfico toque de color (negro). ¡°Es muy dif¨ªcil para los reborn de terror encontrar nuestro camino¡±, se lamenta Egea, ¡°aunque yo lo voy a intentar¡±.
En un corrillo tres mujeres hablan con sus reborn al cuello. Mientras charlan y les miran, les acunan. ¡°Hay quedadas de aficionadas que se re¨²nen para pasear a los beb¨¦s en sus carritos y hablar sobre ellos¡±, dice Esteban. Inquietante.
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