El ladrillo, tras la crisis, hecho arte
La propuesta ¡®Postcrisis¡¯ lleva el arte ladrillesco a siete espacios independientes de la ciudad
En Madrid hay muchos ladrillos, todos iguales y todos diferentes: el de la arquitectura franquista, el de las facultades de la Ciudad Universitaria, el de las ciudades dormitorio perif¨¦ricas, el que levanta los para¨ªsos de ladrillo visto y toldo verde botella de los barrios obreros. Precisamente en barrios como estos fue donde m¨¢s se not¨®, y se nota, la crisis econ¨®mica. Porque, adem¨¢s, el ladrillo, como material y como concepto, puede tomarse como un s¨ªmbolo del desastre econ¨®mico. Como el peso que nos hundi¨® al fondo de los gr¨¢ficos.
As¨ª lo pensaron, 10 a?os despu¨¦s de la ca¨ªda de Lehman Brothers, los comisarios del colectivo Dilalica (a sugerencia, tambi¨¦n, del catedr¨¢tico de la escuela de Arquitectura Francisco Hern¨¢ndez Olivares), promotores de la iniciativa art¨ªstica Postcrisis, que lleva a ocho creadores a siete espacios de la capital con el hilo conductor de este material tan humilde, tan fundamental, tan cargado de significados. ¡°El prefijo post- no lo utilizamos porque pensemos que la crisis se haya terminado, sino m¨¢s bien pensando en un momento de cronificaci¨®n de esta¡±, dice Marta Ses¨¦, una de las comisarias junto a Cati Bestard y Louis-Charles Tiar.
Es curioso: un ladrillo suelto cuesta unos pocos c¨¦ntimos de euros (los artistas, antes de comenzar el proyecto, visitaron una f¨¢brica para conocer las entretelas de este material), pero el mismo ladrillo colocado en un edificio puede multiplicar desorbitadamente su precio. De ah¨ª parte la propuesta de Clara Montoya, que extrajo un ladrillo del espacio Casa Banchel. ¡°A trav¨¦s del agujero se ve un solar vac¨ªo¡±, explica Ses¨¦, ¡°tiene relaci¨®n con el hecho de que Madrid est¨¢ rodeado de solares propiedad de bancos, que los utilizan para especular, esperando el mejor momento para construir y provocando la subida de precios en la ciudad¡±. Una intervenci¨®n, la de crear en el muro un vac¨ªo con vistas a la nada, que dif¨ªcilmente ser¨ªa posible en otro tipo de centro cultural.
Tal vez haya pocas cosas tan subversivas como reivindicar il dolce far niente ante la cultura del trabajo y el esfuerzo sin fin, como reivindicaba Paul Lafargue, yerno de Marx, en El derecho a la pereza. Esther Ma?as y Arash Moori, en el espacio Nunca nadie nada no, lo hacen convirtiendo los cl¨¢sicos sacos de escombro, que nos se?alan los lugares en construcci¨®n de la ciudad, en c¨®modas hamacas para disfrutar del merecido descanso.
La obra de Mario Espliego se fija en el hecho de que en 1934 se levant¨® un monumento a Pablo Iglesias (senior, el fundador del PSOE) con un material tan tosco como el ladrillo, cosa nada habitual. Posteriormente el monumento fue desmantelado y los ladrillos se integraron en el muro alrededor del parque de El Retiro. En el espacio Casa Banchel Espliego expone un molde del cr¨¢neo del socialista pionero. Y en el espacio Alimentaci¨®n 30, que es simplemente un escaparate de Lavapi¨¦s, Marlon de Azambuja ha realizado un notorio tapiado por cuyas juntas escapan desesperadas verd¨ªsimas hojas de plantas, como una met¨¢fora del cierre y de la esperanza.
¡°Nos pareci¨® interesante a?adir una capa al proyecto a trav¨¦s del urbanismo, de la arquitectura, de los espacios¡±, dice la comisaria, por eso desperdigaron la propuesta por diferentes lugares en barrios como Arganzuela, Lavapi¨¦s o Carabanchel. Los espacios elegidos para las intervenciones tambi¨¦n son fruto de ese estado de ¡°postcrisis¡±, de la incertidumbre y la falta de apoyo institucional: iniciativas independientes, autogestionadas por artistas o comisarios, peque?os proyectos horizontales y de base, que nacieron haciendo de la necesidad virtud en un panorama de precariedad en el medio art¨ªstico (una precariedad perenne, por lo dem¨¢s). Son El Cuarto de Invitados, Nigredo, D11 e Hiato, adem¨¢s de los ya citados.
De hecho, la tem¨¢tica de la propuesta busca visibilizar y crear debate sobre las maneras en las que la debacle financiera ha transformado el campo cultural, pero tambi¨¦n el social, el ecol¨®gico o el pol¨ªtico. ¡°Son espacios que tienen gran libertad de programaci¨®n y, algunos de ellos, una oferta cultural de alto nivel; pero que son muy fr¨¢giles, ya que dependen de cuestiones como que salga una ayuda o no, o de que les suban o no el alquiler¡±, concluye Ses¨¦.
Los artistas y sus espacios
Tamara Arroyo, Nigredo (Conde de Vistahermosa, 48 izq). Marlon de Azambuja, Alimentaci¨®n 30 (Dr. Fourquet, 30). I?aki Domingo, D11 (Avda. Pedro D¨ªez, 21 Dupl. 3? Local 5). Mario Espliego y Clara Montoya, Casa Banchel (Santiago Est¨¦vez, 26). Esther Ma?as/Arash Moori, Nunca nadie nada no (Arganzuela, 9). Rafa Mun¨¢rriz, Hiato (Avda. Pedro D¨ªez, 21 Dupl. 3o Local 5). Agn¨¨s Pe, El cuarto de invitados (Mes¨®n de Paredes, 42 2?A). Las exposiciones permanecer¨¢n abiertas hasta el 30 de noviembre solo bajo cita previa en hola@dilalica.com
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