Le toca el turno a Moratalaz: expulsi¨®n de los vecinos de La Salamandra

Ol¨ªa a pintura en el antiguo centro educativo Antonio Gil Alberdi el lunes pasado y aquello no auguraba nada bueno. Tras el cambio de cerradura en agosto, toc¨® limpiar las paredes de murales y dibujos que aquel ¡°nido de rojos peligrosos¡± hab¨ªa dejado.

¡ªNo nos lo cre¨ªamos. Cuando nos lo dijeron, salimos corriendo para verlo y ya estaban cubri¨¦ndolo todo de blanco. Pero nos echaron enseguida. Ya no somos bienvenidos.

Lo cuenta Ana Mar¨ªa Garc¨ªa, una psic¨®loga jubilada de 68 a?os que reconoce que entre el grupo de esos vecinos rojos peligrosos, como les adjetivaron miembros del PP en la Junta de Distrito en la pasada legislatura, crece el ¡°des¨¢nimo¡± y el ¡°decaimiento¡±. Ella forma parte de la asociaci¨®n vecinal La Salamandra y con ella lleg¨® y trabaj¨® hasta caer rendida para acondicionar aquel colegio de Moratalaz de 2.117 metros cuadrados construido en un solar de 4.024 que llevaba a?os abandonado. El lavado de cara, del que particip¨® la propia Junta, sirvi¨® para convertirlo en un espacio abierto, cultural, social y donde no hubiera ning¨²n tipo de intercambio econ¨®mico. ¡°Pero no somos okupas¡±, se apresura a aclarar.

Ese detalle es importante porque es el eje de un conflicto pol¨ªtico con varias vertientes. Llegaron all¨ª ¡°de una forma legal¡±, es decir, bajo un acuerdo verbal con el anterior equipo de Gobierno de Ahora Madrid. Lo acreditan correos electr¨®nicos, las actas de los plenos de las juntas de Distrito y el di¨¢logo fluido que rein¨® desde abril de 2015 a junio de 2019. Fueron a?os de bonanza vecinal. De talleres, clases de taichi, encuentros literarios o el cuidado del huerto. Los vecinos organizaban actividades y tej¨ªan redes sociales.

Pero con el nuevo Gobierno, todo cambi¨®. Igual que pas¨® con La Gasolinera, en el barrio de la Guindalera, o con La Dragona en Ventas, las normas estrictas volvieron a imponerse y el acuerdo verbal anterior se diluy¨®. ¡°La anterior corporaci¨®n municipal permiti¨® la utilizaci¨®n del colegio sin documento de cesi¨®n que avalase dicho uso¡±, defienden desde la Junta de Distrito. ¡°No es verdad. No hab¨ªa un contrato, pero entraban con la autorizaci¨®n del due?o y se puede acreditar. En eso consiste el acuerdo verbal, y si se rompe se puede denunciar¡±, explica el abogado Antonio Segura.

Los vecinos, con ¨¢nimo de llegar a un acuerdo, se reunieron con la nueva concejala, Almudena Ma¨ªllo (PP), que les inst¨® a que elaboraran y mandaran un proyecto. Pero, para sorpresa de todos, se qued¨® en el camino. ¡°Hace unos d¨ªas, la Comunidad emiti¨® varios informes en respuesta a las solicitudes de cesi¨®n temporal recibidas, determinando que va a ser necesaria la ocupaci¨®n del centro para el desarrollo de actividades docentes y concluyendo con el sentido desfavorable a su cesi¨®n temporal¡±, dicen fuentes del actual equipo del distrito. Consultada la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, la respuesta fue que ¡°es un espacio que gestiona el Ayuntamiento¡±.

Los vecinos se quedar¨¢n en casa. No habr¨¢ actividades. Llega la pintura blanca, que borra toda expresi¨®n que no agrada al actual Ayuntamiento.