El autob¨²s de mi progreso
Los autobuses fueron los aliados de mi progreso y del progreso de la ciudad, porque el transporte p¨²blico (?p¨²-bli-co!) es la llave de su actividad econ¨®mica
Yo era muy peque?a y puede que lo tenga algo difuminado en la memoria, pero lo que no se me ha desvanecido es la emoci¨®n de ver llegar el autob¨²s agarrada a la mano de mi madre. Hab¨ªa que apretarse mucho si quer¨ªamos entrar todos. Me pasaba el viaje sumida en la peor oscuridad, con la cabeza aplastada entre varios culos y sin ver el paisaje que separaba el barrizal de mi barrio, en el Cruce de Villaverde, del civilizado Legazpi. Ah¨ª empezaba Madrid para m¨ª, en Legazpi. Era un mundo importante.
Al autob¨²s sub¨ªamos por el final y el viaje lo hac¨ªamos sujet¨¢ndonos unos contra otros, como borregos. A veces pasaban varios kil¨®metros antes de poder llegar hasta el cobrador. Porque antes hab¨ªa cobradores y conductores. Era incre¨ªble la cantidad de gente que pod¨ªamos api?arnos en la parte de atr¨¢s antes de llegar al cobrador, aunque estaba ah¨ª mismo, al principio del pasillo que daba acceso a los asientos.
Yo admiraba al se?or cobrador, y estaba deseando llegar a ¨¦l para ver c¨®mo daba esa vuelta seca, exacta, contundente, a una manivela de una m¨¢quina de hierro anclada a su peque?o mostrador de donde sal¨ªa un papelito fino y rectangular, dentado e impreso en tinta azul. Era el billete al progreso a cambio de unas pesetas. No recuerdo cu¨¢ntas. Pagaba mi madre. Tampoco recuerdo qu¨¦ n¨²mero de autob¨²s era aquel que me sacaba de la pobreza de Villaverde.
S¨ª recuerdo el que me estuvo llevando y trayendo durante los cuatro a?os de BUP y COU a mi instituto. El 19. Para entonces viv¨ªa en Legazpi, pero ya no me parec¨ªa tan moderno como cuando era peque?a. Aquella enorme glorieta ruidosa y atestada de camiones que iban y ven¨ªan al matadero y al mercado de frutas y verduras ya no me gustaba. El 19 me sacaba del gris¨¢ceo Legazpi.
Y segu¨ª progresando subida en un autob¨²s, el que me llevaba de Moncloa a Ciencias de la Informaci¨®n. El ciento y pico, creo recordar. Y segu¨ª subi¨¦ndome luego en el que me llevaba calle Alcal¨¢ arriba para hacer mis pr¨¢cticas en Diario 16.
Y ahora, que vivo en el centro del centro, mis l¨ªneas son la 1, y la 146, y la 74 a veces, y otras la 5, y de vez en cuando la 53¡ y no he dejado de subir y bajar de esos autobuses que, a la vez que no hac¨ªan m¨¢s que mejorar, contribu¨ªan a mi propio progreso y a hacer mi ciudad m¨¢s sostenible y cercana. Que me llevaron a estudiar, a trabajar, a prosperar¡
Los autobuses fueron los aliados de mi progreso y del progreso de la ciudad, porque el transporte p¨²blico (?p¨²-bli-co!) es la llave de su actividad econ¨®mica.
M¨¢s vale que estemos muy pendientes de que no haya uno o varios necios faltos de inteligencia (el diccionario los define como est¨²pidos) calculando c¨®mo provocar el deterioro de la EMT para acabar privatiz¨¢ndola.
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