Se busca inquilino verde para el edificio Clesa
El Ayuntamiento de Madrid presenta la rehabilitaci¨®n de la antigua central lechera a un concurso internacional orientado a la lucha contra el cambio clim¨¢tico
La arquitectura funcionalista estaba proscrita. El r¨¦gimen hab¨ªa fundado su triunfo en un estilo imperial. Pero en plena dictadura franquista, los propietarios de Clesa comprendieron el valor a?adido de una f¨¢brica moderna. La innovaci¨®n tecnol¨®gica requer¨ªa del envoltorio adecuado; un traje que ahondara en los valores de la firma. Por eso, cuando Alejandro de la Sota (1913-1996) mostr¨® su proyecto, la familia quiso en seguida convertir la tinta en hormig¨®n armado. Sobre el plano, so?aron con que all¨ª el fulgor de las m¨¢quinas inaugurar¨ªa un tiempo nuevo.
Tras siete a?os abandonada, la f¨¢brica volver¨¢ a despuntar, aunque por otros motivos. El Ayuntamiento de Madrid presenta el complejo a Reinventing Cities, un concurso internacional que promueve el reciclaje de ¨¢reas urbanas en desuso. El evento est¨¢ organizado por el grupo de liderazgo clim¨¢tico C40, que aglutina a m¨¢s de medio centenar de ciudades comprometidas con la reducci¨®n de emisiones de carbono a la atm¨®sfera. El ¨¢rea municipal de Desarrollo Urbano explica que con la candidatura ¡°se busca recuperar el lugar y adaptarlo a las exigencias medioambientales para albergar usos culturales¡±. La gesti¨®n del futuro centro ser¨¢ privada, mediante un contrato de explotaci¨®n, al contrario que otros espacios tambi¨¦n municipales como el Matadero.
El a?o pasado, Madrid ya present¨® al festival dos solares y el mercado de Orcasur. Pero esta es la primera vez que se concurre con patrimonio de inter¨¦s cultural. El reto consistir¨¢ en introducir las energ¨ªas renovables en un inmueble protegido, que cuenta con una extensi¨®n de unos 15.000 metros cuadrados. El proyecto seleccionado deber¨¢ respetar el esp¨ªritu de la construcci¨®n, dividida en vol¨²menes seg¨²n el proceso productivo l¨¢cteo, al tiempo que integra en ella materiales reciclables o incorpora vegetaci¨®n que atempere la isla de calor. La recepci¨®n de propuestas estar¨¢ abierta hasta el 20 de abril de 2020.
Despu¨¦s de que Clesa se declarara en concurso de acreedores, el complejo cerr¨® sus puertas en 2012. Desde entonces lo han sobrevolado los fantasmas del derribo y el abandono: Metrovacesa compr¨® el terreno, donde quiso edificar vivienda, pero el Consistorio de Ana Botella protegi¨® varios elementos de la f¨¢brica ¡ªcomo las dos naves principales de aspecto vaporoso¡ª y evit¨® la demolici¨®n. M¨¢s tarde, el Consistorio de Manuela Carmena modific¨® el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana e hizo del suelo propiedad municipal. El equipo de Ahora Madrid ten¨ªa como objetivo alojar all¨ª un contenedor cultural que dependiera de Madrid Destino, pero su mandado acab¨® antes de que pudiera concretarse el proyecto.
Lo que s¨ª estuvo claro entonces, y se ha mantenido ahora, es el uso del resto de la parcela, que contin¨²a en manos particulares. All¨ª Metrovacesa erigir¨¢ una ciudad sanitaria que de servicio al colindante Hospital Ram¨®n y Cajal. Habr¨¢ oficinas, restaurantes, un centro formativo y pisos para los m¨¦dicos residentes. El Ayuntamiento, por su parte, construir¨¢ una pasarela peatonal que salve la v¨ªa f¨¦rrea y conecte el recinto con la estaci¨®n de cercan¨ªas. Todo ello a solo unos minutos de Madrid Nuevo Norte, la operaci¨®n que transformar¨¢ la faz de Chamart¨ªn, actuando sobre 2,65 millones de metros cuadrados.
Miguel D¨ªaz Batanero, director de suelo de Metrovacesa, adelanta que la inmobiliaria presentar¨¢ tambi¨¦n un proyecto propio para Clesa. El directivo alaba la forma en que se solucionar¨¢ el futuro de la f¨¢brica, que mientras aguardaba su nuevo destino no ha dejado de estropearse: ¡°La intenci¨®n de rehabilitar el edificio solo con recursos p¨²blicos estaba dilatando todo el proceso. Una colaboraci¨®n p¨²blico-privada, sin embargo, agilizar¨¢ los plazos. El resultado supondr¨¢ una regeneraci¨®n del barrio de Fuencarral, que contar¨¢ con nuevas dotaciones culturales y empresariales¡±, asegura.
La suya y el resto de propuestas ser¨¢n examinadas por un jurado que a¨²n no se ha compuesto, pero que contar¨¢ con diferentes perfiles profesionales y de la Administraci¨®n. La Fundaci¨®n Alejandro de la Sota, que divulga el legado de este autor de Pontevedra, insiste en la necesidad de que los especialistas en el trabajo del maestro velen por la calidad del resultado final. Por ahora el Ayuntamiento no ha garantizado esta presencia en el tribunal. Uno de los hijos del arquitecto, tambi¨¦n llamado Alejandro, reflexiona as¨ª sobre el presente del patrimonio: ¡°Hay que adaptarlo a las necesidades actuales, pero mediante un criterio respetuoso, que salvaguarde su se?a de identidad y que las generaciones futuras puedan tambi¨¦n disfrutarlo¡±.
Desde el entresuelo del barrio de Chamber¨ª en el que vio abocetar el gimnasio del Colegio Maravillas, de la Sota hijo rememora el aciago destino que tuvo la Casa Guzm¨¢n, una de las pocas viviendas particulares que firm¨® su padre. Tendida a la orilla del Jarama, aquella no estaba protegida, como otras muchas obras de arquitectos modernos espa?oles, y fue sustituida por una mansi¨®n de corte c¨¢sico y tres alturas. La p¨¦rdida caus¨® un gran estupor, pero el da?o ya estaba hecho. La f¨¢brica Clesa s¨ª cuenta con el reconocimiento legal necesario para impedir un derribo. Pero acabar con un edificio no siempre significa echar abajo sus muros.
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