Conciertos con M
La Sinf¨®nica empieza el a?o a lo grande con obras de Bach, Pergolesi, Lotti y Palestrina
Con M de motete. O de Magnificat ¨Ct¨ªtulo- y de magn¨ªfico, calificativo que no da miedo emplear cuando se acaba de salir de un concierto como los que el viernes y el s¨¢bado ha celebrado la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia (OSG), dirigida por Carlos Mena, quien tambi¨¦n actu¨® en su faceta de contratenor. El programa previsto estaba compuesto por el Salmo 51, Tilge, H?chster, meine S¨¹nden, BWV de J,S, Bach (1685 - 1750) sobr el Stabat Mater de G.B. Pergolesi (1710 - 1736) y el Magnificat de Bach.
Pero tambi¨¦n con M de memorable. Dos breves a?adidos de ¨²ltima hora por parte del director y cantante sirvieron de catalizador de esa especial reacci¨®n qu¨ªmica que se produce a veces en un auditorio. Esa chispa entre el escenario y el p¨²blico, que precipita en una atenci¨®n y uno gozo especiales por lo que sucede en aquel, surgi¨® en estos conciertos desde las puertas de entrada de la zona baja del Palacio de la ?pera.
Fue un momento m¨¢gico en el que la m¨²sica m¨¢s pura naci¨® (la m¨²sica siempre nace) surgiendo como de la nada. Las voces de Mena, del tenor Juan Antonio Sanabria y del bar¨ªtono Jos¨¦ Antonio L¨®pez trenzaron la preciosa polifon¨ªa de dos motetes de Antonio Lotti (1667 - 1740) y en el encanto de esa delicada malla qued¨® atrapado el p¨²blico del Palacio de la ?pera. Mientras terminaba el segundo motete de Lotti, Mena subi¨® cuidadosa, caso sigilosamente a escena, levant¨® los brazos y, sin soluci¨®n de continuidad; como una consecuencia l¨®gica, las cuerdas de la Sinf¨®nica atacaron las primeras notas del Salmo 51 de Bach.
El sonido de las cuerdas ten¨ªa un color distinto al de otras ocasiones y la curvatura convexa y el pico en la cabeza de algunos arcos delataban a quienes estaban en las primeras filas del Palacio de la ?pera que estaban siendo usados arcos barrocos. A partir de ah¨ª, la m¨²sica fue calando m¨¢s y m¨¢s hondo en el ¨¢nimo del auditorio con las voces de Jone Mart¨ªnez y de Marianne Beate Kielland,
Mart¨ªnez tiene un bonito timbre, una voz brillantemente esmaltada y muy bien proyectada que llega al p¨²blico muy adentro en cada una de sus intervenciones. A Kielland se le puede pasar por alto una cierta falta de cuerpo en el registro m¨¢s bajo de las obras interpretadas. El timbre aterciopeladamente c¨¢lido en su zona media y alta, su buen gusto y su idoneidad estil¨ªstica, con unas ornamentaciones de libro, son de gran hondura. Y hay que recordar que su parte estaba escrita para castrados, ya que las mujeres estaban vetadas en los coros de iglesia cuando esas obras se escribieron.
La segunda parte empez¨® con dos motetes de Palestrina y esta vez no hubo sorpresa, salvo el cambio de situaci¨®n del grupo. Pero lo ya esperado fue superado por la satisfacci¨®n de lo que se escuch¨® y los cinco cantantes, incluido Mena, elevaron algunos grados la serena emoci¨®n. El enlace directo con el esplendoroso inicio del Magnificat bachiano, con la orquesta en pleno sonido, fue literalmente espeluznante, poniendo los pelos de punta a quien tuviera un m¨ªnimo de sensibilidad. Y comenz¨® a cantar el coro. El de la OSG son¨® con una brillantez inusitada para un coro no profesional, algo sobre lo que volveremos m¨¢s abajo.
Mena condujo la orquesta con tanto primor como firmeza, sacando todo el partido de su gran ductilidad, en una gama din¨¢mica muy amplia y muy bien matizada. Y sobre todo, con un fraseo y color id¨®neos en cada n¨²mero de la obra y con un cuidado exquisito del acompa?amiento a las voces solistas, incluida la propia, que destac¨® en todas sus intervenciones..
Kielland dijo con gran dulzura el aria Et exultavit, un buen preludio para la inmensa serenidad de la siguiente, Quia respexit, en la que Mart¨ªnez, con el ¡°oboe d¡¯amore¡± de David Villa elevaron los esp¨ªritus del auditorio. El contraste con la grandiosa fuga Omnes generationes pis¨® el acelerador de la emoci¨®n. Jos¨¦ Antonio L¨®pez dio la raz¨®n a la letra de su aria, Quia fecit mihi magna (¡°Porque hizo en m¨ª grandes cosas¡±). Y no solo por la redonda belleza de su voz sino por su magn¨ªfico empleo, que estas m¨²sicas hacen recordar textos b¨ªblicos y la par¨¢bola de los talentos est¨¢ ah¨ª presente.
Juan Antonio Sanabria cumpli¨® con su parte, tanto en su aria a solo como en el d¨²o con Mena. Este destac¨® en todas sus intervenciones, logrando una sensaci¨®n de preciosa complicidad en el tr¨ªo con las sopranos Suscepir Israel, con acompa?amiento de coro y continuo. Hay que destacar la hermosa serenidad del Coro de la Sinf¨®nica en la fuga Sicut locutis est y su maleabilidad para volver a la m¨¢s espectacular grandiosidad bachiana en las estrofas finales: Gloria patris et Filio et Spiritui Sancto y la brillante fuga Sicut erat in principio.
Esta elasticidad y la brillantez ya mencionada hacen pensar c¨®mo se puede llegar a estos niveles con una dedicaci¨®n de tiempo libre, que hace pensar en su rendimiento como algo entre asombroso y misterioso. Usando el eslogan de una pizzer¨ªa y haciendo un s¨ªmil panadero se dir¨ªa, por una parte, que el secreto est¨¢ en la masa. En esta ocasi¨®n el coro contaba con m¨¢s de 80 componentes.
Con estos efectivos el potencial sonoro se multiplica y con ¨¦l los defectos, pero estos llevan tiempo ausentes o inapreciables en el COSG. Pero tambi¨¦n se multiplican las virtudes y en el caso de un coro, adem¨¢s de la brillantez y la potencia sonora hay que valorar lo que en algunos momentos puede ser a¨²n m¨¢s relevante, que los pianissimi m¨¢s sutiles se logran mejor con grandes masas sonoras, como sucedi¨® en estos conciertos de la OSG.
Pues bien, siguiendo en el s¨ªmil de tahona, lo m¨¢s importante es lo que llamar¨ªamos una buena levadura, una fermentaci¨®n reposada y una cocci¨®n a fuego lento. Lo que su director-fundador, Joan Company, atribuye al hecho de que muchos de sus componentes se iniciaron en el Coro Joven. Se puede apreciar que esto permite la existencia de una especie de ¡°escuela¡±, en la que la eficacia de los m¨¦todos de trabajo logra desarrollar una personalidad propia. Pero tambi¨¦n algo de suma importancia, una cantera que permite una renovaci¨®n paulatina de voces y, con ella, que el coro suene siempre fresco y lozano.
Una vez m¨¢s, la explicaci¨®n del ¨¦xito art¨ªstico est¨¢ en el proyecto total de la OSG y sus agrupaciones: en este caso, el dise?o de sus coros en 1998 por parte de Joan Company. Y es esta integridad del proyecto Orquesta Sinf¨®nica de Galicia la que el incumplimiento por parte de la Xunta de Galicia del Convenio con la OSG pone en peligro.
Las ovaciones del p¨²blico -especialmente c¨¢lida, sonora y duradera la del s¨¢bado, como es costumbre- y los comentarios a la salida de los conciertos eran un¨¢nimes. Se hab¨ªa asistido a un concierto que la gran mayor¨ªa presagiaba que se habr¨¢ de recordar como el mejor de la temporada. Memorable, s¨ª, y seguramente por m¨¢s tiempo que una simple temporada, como aquella Pasi¨®n seg¨²n San Mateo de 2015..
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