Un reto necesario
Anunciar que se trasladar¨¢ al legislativo la responsabilidad de redefinir el delito de sedici¨®n, en pleno juicio al mayor Trapero, supone advertir que los tiempos est¨¢n cambiando
![Gabriel Rufi¨¢n y Pedro S¨¢nchez, en el Congreso.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JDXJVEYKYAAJLOLMRHQPJMJ7KY.jpg?auth=a26318e8d0728976da0f913f1e8895209b330bf381cf7b9c15bab927d3ed935e&width=414)
Sucedi¨® hace poco menos de un a?o. Tras ser proclamado candidato de la candidatura Catalunya en Com¨² por Barcelona, Jaume Asens anunci¨® que si Podemos y sus confluencias gobernaban, reformar¨ªan el C¨®digo Penal para liberar a los pol¨ªticos por entonces preventivamente presos. Hac¨ªa poco que el juicio del proc¨¦s hab¨ªa comenzado, su retransmisi¨®n diaria reforzaba las posiciones previamente asumidas por la dividida ciudadan¨ªa de Catalunya, los prejuicios estaban a flor de piel, la justicia bajo los focos y su formaci¨®n pol¨ªtica luchaba por ocupar un espacio ya doblemente criticado: la equidistancia. Aun as¨ª, la trayectoria profesional de Asens como abogado y sus relaciones personales con algunos de los encausados o de los huidos le asimilaban a un compa?ero de viaje del independentismo. De hecho, se le hab¨ªa presentado como uno de los asesores jur¨ªdicos convocados de urgencia por Puigdemont para decidir en qu¨¦ pa¨ªs europeo podr¨ªa obtener un mejor trato judicial si abandonaba Espa?a. B¨¦lgica fue la sugerencia y el destino.
La legislatura se frustr¨® por razones m¨¢s que sabidas. La falta de qu¨ªmica entre Pedro S¨¢nchez y Pablo Iglesias no consigui¨® una f¨®rmula eficaz y nos empujaron de nuevo a las urnas. Lo que fue imposible en primavera se consigui¨® en oto?o y el desencuentro de entonces nueve meses despu¨¦s se ha convertido en el primer gobierno de coalici¨®n de la historia de la democracia espa?ola reciente. Duro embarazo, larga gestaci¨®n. Entre tantos reajustes y cambios de posici¨®n, Asens mantuvo en campa?a la misma propuesta solo que matizada en relaci¨®n al motivo inicial. Hab¨ªa desaparecido cualquier referencia a los protagonistas catalanes de la peor crisis territorial vivida en Espa?a en d¨¦cadas. Y si en el primer embate parec¨ªa un brindis al sol porque no estaba claro que pudieran gobernar porque el PSOE no estaba por la labor de sumarse a las ansias podemitas, las rebajas de enero socialistas nos ofrecen ahora, en el momento oportuno, la posibilidad de revisar aquellos aspectos del C¨®digo Penal que m¨¢s chirr¨ªan y menos adecuados resultan para poder subsanar los desperfectos de la pol¨ªtica judicializada.
El ejecutivo espa?ol est¨¢ tejiendo la tela con la que abrigar a ERC para que se sienta c¨®moda
As¨ª, anunciar que se trasladar¨¢ al legislativo la responsabilidad de redefinir el delito de sedici¨®n mientras se est¨¢ juzgando al mayor Trapero y la fiscal¨ªa se inauguraba en el juicio de la Audiencia Nacional abriendo la puerta a rebajar un grado la pena por rebeli¨®n, supone advertir que los tiempos est¨¢n cambiando. Por supuesto tambi¨¦n para los condenados por el Supremo que podr¨ªan beneficiarse de una rebaja considerable de penas a la vez que se limitar¨ªa a partir de ahora a los jueces el margen de maniobra especulativa que ha dominado el debate jur¨ªdico durante los ¨²ltimos meses fruto de la sentencia del 14 de octubre. Recordemos que all¨ª siete hombres sin piedad le negaron a la fiscal¨ªa la raz¨®n pero le compensaron con unas condenas desproporcionadas por el delito supuestamente probado. Que todo ello coincida con la pol¨¦mica por el nombramiento de Dolores Delgado como nueva Fiscal General del Estado el lunes tras regresar de un fin de semana al que se march¨® como ministra de Justicia, no ha hecho otra cosa que enervar a la oposici¨®n que sigue viendo en todos estos movimientos del tablero la jugada oculta dise?ada durante la negociaci¨®n con Esquerra Republicana para facilitar la investidura de Pedro S¨¢nchez.
La duda razonable es de qu¨¦ se sorprenden. Es tan obvio que se trata de otro gesto hacia el independentismo como que la reconducci¨®n de la situaci¨®n pasa por ah¨ª. Por tamizar unas leyes que, adem¨¢s de inconcretas e inadecuadas para los nuevos tiempos, han facilitado a los jueces m¨¢s politizados las herramientas para ejercer de correa de transmisi¨®n de las voluntades de cualquier ejecutivo que se escude en el C¨®digo Penal para eludir su obligaci¨®n negociadora y castigar as¨ª, a d¨ªscolos irresponsables que, de merecer pena, deber¨ªan pagarla con un severo castigo electoral por incumplir sus compromisos. Pero ni este es, por lo constatado, el car¨¢cter de una parte de los catalanes ni ejemplos similares han asomado en la historia electoral reciente de Espa?a. Al final, tampoco parece que seamos tan diferentes.
La oposici¨®n sigue viendo en todos los movimientos la jugada oculta de la negociaci¨®n de la investidura
No se dan cuenta quienes acusan al nuevo ejecutivo espa?ol que est¨¢ tejiendo la tela con la que abrigar a Esquerra Republicana para que se sienta c¨®moda en la nueva relaci¨®n. Y que una vez acabada la prenda hecha a medida ser¨¢n los de Oriol Junqueras quienes deber¨¢n decidir sin margen de maniobra porque la operaci¨®n se habr¨¢ hecho con la cirug¨ªa m¨¢s as¨¦ptica posible en un quir¨®fano plagado de virus hospitalarios. El Congreso de los Diputados del que forman parte y al que se apelar¨¢ para que contribuya a actualizar miradas del siglo XIX mantenidas por partidos anclados en el XX para una sociedad del XXI.
La pelota estar¨¢ en su tejado y no le quedaran otras excusas. Esquerra ante su espejo.
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