El ¡®pendrive¡¯ esp¨ªa que condena a tres a?os de c¨¢rcel a un dentista
El due?o de una cl¨ªnica dental grab¨® a su empleada mientras se cambiaba de ropa
La escena sucede en una cl¨ªnica odontol¨®gica de Alcorc¨®n (Madrid). Como cada d¨ªa, Arancha (nombre ficticio), que trabaja de recepcionista en el establecimiento, se dispone a cambiarse de ropa en el interior de un peque?o almac¨¦n-laboratorio habilitado para ello. Apenas ha empezado a desvestirse, con la puerta ligeramente entreabierta, cuando la mano de su jefe agarra el pomo por fuera:
¡ª?Me puedo quedar? Es que me hace ilusi¨®n ¡ªle dice el dentista.
¡ªNo, no... je, je... Cierre, cierre... ¡ªle responde ella.
Esta conversaci¨®n, registrada por el pendrive grabador que el propio due?o de la cl¨ªnica hab¨ªa colocado en la habitaci¨®n para espiarla, llamar¨ªa meses despu¨¦s la atenci¨®n de Jos¨¦ Pedro V¨¢zquez, juez de lo Penal de M¨®stoles: "Es que hay palabras que, dichas en forma de bromas, encierra una verdad insondable del alma humana. Eso que coloquialmente se conoce como medio en serio, medio en broma". "Y, en el presente caso, el acusado ten¨ªa de veras ansias de conocer [a la v¨ªctima] sin la cobertura de las prendas de ropa", escribe el magistrado en una sentencia donde condena al dentista a tres a?os de c¨¢rcel por un delito contra la intimidad con agravante de abuso de confianza.
Seg¨²n consta en el fallo, fechado el pasado diciembre y al que ha tenido acceso EL PA?S, el juez considera probado que el due?o de la cl¨ªnica, J. A. R. R., de 53 a?os, coloc¨® un aparato grabador en el almac¨¦n para captar la imagen de su empleada mientras se cambiaba. En l¨ªnea con la Fiscal¨ªa, argumenta que lo hizo "con ¨¢nimo libidinoso". "Porque no tiene sentido otro [¨¢nimo]", expone el magistrado despu¨¦s de analizar las alegaciones del acusado, que lleg¨® a afirmar que puso el dispositivo porque le desaparec¨ªa dinero de una caja que hab¨ªa en ese cuarto. Una tesis que rechaza V¨¢zquez, que subraya que el pendrive estaba enfocado para obtener un "primer plano ¨®ptimo" de la trabajadora.
La v¨ªctima ¡ª"ajena por completo" a esta situaci¨®n, seg¨²n el juez¡ª relata que descubri¨® todo en febrero de 2016, cuando encontr¨® el USB en el suelo de la recepci¨®n de la cl¨ªnica. Cre¨ªa que alguien lo hab¨ªa perdido y, seg¨²n detalla, lo introdujo entonces en un ordenador para intentar recabar pistas sobre su propietario. Descubri¨®, en cambio, que le hab¨ªan grabado con c¨¢mara oculta: el aparato electr¨®nico conten¨ªa v¨ªdeos captados mientras se cambiaba y donde se la ve¨ªa perfectamente en bragas. Decidi¨® entonces dejar el pendrive en el suelo, se fij¨® en el ¨¢ngulo de c¨¢mara y dio posteriormente "el cambiazo".
Aunque al juez "le asalta la duda" sobre si el hallazgo se produjo realmente as¨ª, ya que el abogado de Aracha intent¨® llegar a un acuerdo extrajudicial con el dentista antes de denunciar, el magistrado descarta que las im¨¢genes est¨¦n manipuladas y subraya que los detalles sobre c¨®mo se encontr¨® el USB no "erradican la realidad de que el acusado utiliz¨® un aparato para grabar escenas intimas de la denunciante". "A nosotros nunca nos interes¨® llegar a este punto, pero el condenado prefiri¨® que mi representada reviviera lo ocurrido, forz¨¢ndonos a tener que ganarle los juicios", insiste el letrado laboralista Juan Antonio Jim¨¦nez-Piernas.
Esta victoria en la v¨ªa penal se suma a otra en la civil. El Tribunal Supremo ya conden¨® en enero de 2019 al dentista a indemnizar con 62.500 euros a la mujer por haber "quebrantado gravemente y reiteradamente sus derechos fundamentales" como trabajadora. Ahora, por su parte, adem¨¢s de la pena de tres a?os de c¨¢rcel, el magistrado V¨¢zquez impone a J. A. R. R. una inhabilitaci¨®n para ejercer como dentista durante ese mismo periodo de tiempo, el pago de una multa de 7.500 euros y el abono de 3.000 euros a la v¨ªctima. "Solo hay que ver el abismo entre la indemnizaci¨®n que conseguimos en la v¨ªa laboral y la concedida en la penal para darse cuenta de que la estrategia procesal fue todo un ¨¦xito", apostilla el abogado de la v¨ªctima.
En su sentencia, el juez de lo Penal de M¨®stoles tambi¨¦n rechaza otra de las tesis de defensa del due?o de la cl¨ªnica, que acus¨® a la mujer de haberse autograbado para "sacarle el dinero del modo m¨¢s vil". "Pero eso no se corresponde con las grabaciones en las que se le ve a ¨¦l y a ella al lado, o a ¨¦l cuando ella acababa de desaparecer de escena", destaca el magistrado, en l¨ªnea con los jueces de lo Social, que sentenciaron en su d¨ªa: "Al menos en seis ocasiones, antes de la hora de incorporaci¨®n de [la v¨ªctima], el demandado accionaba un aparato de grabaci¨®n de imagen y sonido, que dejaba conectado. Al salir ella del almac¨¦n, el demandado volv¨ªa y pon¨ªa fin a la grabaci¨®n". Todo quedaba captado.
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