Menos m¨²sica en la calle
El distrito Centro anuncia una nueva regulaci¨®n de las actuaciones callejeras, que reduce su horario y el n¨²mero de licencias
La m¨²sica forma parte del paisaje urbano madrile?o. Hay zonas de la ciudad dif¨ªciles de imaginar sin una banda sonora en directo. Tambi¨¦n cuando se trata de defender derechos. Por eso, los artistas que tocan al raso decidieron actuar el mi¨¦rcoles frente a la Junta de Distrito Centro. Mientras en el interior del edificio se perfilaba la nueva regulaci¨®n de su actividad, ellos soplaron los vientos e hicieron reverberar el terciopelo de la cuerda. Sus compa?eros de la sala de reuniones se tem¨ªan lo peor.
El popular Jos¨¦ Fern¨¢ndez anunci¨® la nueva instrucci¨®n, tras una larga conversaci¨®n con las partes implicadas: m¨²sicos, comerciantes y vecinos. La nueva normativa reduce la franja horaria de actuaciones tres horas al d¨ªa: se podr¨¢ tocar por la ma?ana solo de 12 a 14 y por la tarde de 18 a 21. Las licencias descender¨¢n a la mitad, en relaci¨®n a las expedidas durante el ¨²ltimo semestre del anterior Consistorio: habr¨¢ 450 permisos, personales e intransferibles. Otros 50 a?adidos se dedicar¨¢n a los m¨²sicos en tr¨¢nsito. El mapa de los conciertos a cielo abierto continuar¨¢ incluyendo 80 calles, aunque los recitales podr¨¢n durar solo una hora y no dos como hasta ahora suced¨ªa en las manzanas residenciales.
En aplicaci¨®n de la zona declarada de protecci¨®n ac¨²stica especial (ZPAE), Fern¨¢ndez ha anunciado un cuidado a?adido en los alrededores de hospitales, colegios y centros de mayores. Tambi¨¦n ha anotado que la regulaci¨®n de febrero de 2018 no atend¨ªa a las necesidades del vecindario y deb¨ªa revisarse: ¡°En la mesa redonda para discutir el proyecto, varios vecinos han dicho que la m¨²sica era una tortura. Si hemos llegado al l¨ªmite de que algo tan bello resulte perturbador es porque la anterior normativa ha fracasado¡±.
Los tiempos del proceso est¨¢n ya tasados: el pliego se aprobar¨¢ durante la primera quincena de febrero, para que a finales de mes comiencen a presentarse las solicitudes de los artistas. El 1 de marzo la m¨²sica de calle estar¨¢ ya regulada bajo nuevos par¨¢metros. El concejal de Centro ha apuntado que se crear¨¢ una comisi¨®n de seguimiento, encargada de valorar la efectividad de estas decisiones. Estar¨¢ compuesta por las ¨¢reas de Medioambiente y Cultura, Polic¨ªa Municipal, asociaciones vecinales, agrupaciones de comerciantes y artistas de la calle.
Con todo, los m¨²sicos que aguardaban la decisi¨®n al raso denunciaban que se les ha excluido del proyecto. La elaboraci¨®n del decreto precedente cont¨® con un sistema participativo: cost¨® consensuarlo a?o y medio. Ahora el proceso parece m¨¢s unilateral. As¨ª lo retrataba Ra¨²l M¨¢rquez, miembro de la plataforma La Calle Suena, que estaba presente en la reuni¨®n: ¡°No se ha trabajado sobre la realidad, sino sobre el papel. Reducir el n¨²mero de licencias o el horario no palia la contaminaci¨®n ac¨²stica. El verdadero problema es que algunos m¨²sicos incumplen las zonas prohibidas, como la Plaza Mayor o la Plaza de Santa Ana. Son localizaciones demasiado cercanas a las viviendas y deben respetarse¡±
La aprobaci¨®n de la norma desbloquear¨¢ las licencias, que estaban congeladas desde julio, cuando dejaron de renovarse a la espera de esta resoluci¨®n. En la puerta de la Junta de Distrito, frente a la Plaza de la Villa, Anxo Mart¨ªnez, de 29 a?os, sujetaba su trompeta y relataba las dificultades que entra?¨® su trabajo durante esos meses: ¡°Madrugabas sin saber si podr¨ªas actuar. Depend¨ªa del criterio del polic¨ªa con el que te encontraras esa ma?ana patrullando el Rastro. Est¨¢bamos en un limbo absoluto¡±.
Errukine Olaziregi, de 38 a?os, canta un jazz de corte cl¨¢sico y americano, inspirado en los tugurios de Nueva Orleans. Lleva muchos a?os entrenando sus cuerdas vocales, que calibra a la luz del d¨ªa y con p¨²blico. ¡°Creo que estas restricciones parten de un equ¨ªvoco grande. Los m¨²sicos callejeros no desaprovechamos ning¨²n talento. Eso es minusvalorar esta experiencia, que ofrece un gran aprendizaje al artista. Te obliga a meterte al paseante en el bolsillo¡±, explicaba. Esa simbiosis a pie de calle parece ahora estar en peligro.
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