Su asesora de plantas particular, ?d¨ªgame?
Desde hace cuatro a?os, el gabinete bot¨¢nico Planthae vende plantas de interior, ilustraciones o libros, pero tambi¨¦n ayuda a trav¨¦s de cursos o atenci¨®n personalizada
Quiz¨¢ nadie espere una tienda de plantas en plena calle del Doctor Fourquet, en el coraz¨®n de Lavapi¨¦s, la que dice el culturetismo popular que tiene m¨¢s galer¨ªas de toda Europa. Pero quiz¨¢ tampoco nadie espere que esta tienda no lo sea, sino que en realidad se trate de un gabinete bot¨¢nico. Y que en ella plantas de interior, las que se quiera. Y libros, todos, con el verde como tema. Y magn¨ªficos maceteros de todo tama?o y condici¨®n mucho m¨¢s all¨¢ de la sobada terracota. Pero eso s¨ª: ni una sola flor. En Planthae hay hojas y tallos y regaderas, pero nada de flores.
Entre vermuter¨ªas y cafeter¨ªas hipster se esconde el rinc¨®n que Elena Paez mont¨® hace casi cuatro a?os gracias a la indemnizaci¨®n de un despido y a sus muchas ganas de cumplir tres sue?os: tener una librer¨ªa, trabajar con plantas y decoraci¨®n, y llenar las paredes con las obras de sus muchos amigos ilustradores. ¡°Adem¨¢s, al mudarme, vi una necesidad: ?no hay macetas bonitas!¡±, explica al fondo del local, sobre la mesa llena de etiquetas, carteles de precios y alguna hojita verde perdida. Y a principios de 2016, floreciendo la primavera, se hizo con el local. Ge¨®loga, arque¨®loga y antrop¨®loga de formaci¨®n, se hizo ¡°bot¨¢nica por afici¨®n¡±. Y ah¨ª sigue, no sin dudas ni dificultades para cuadrar cada mes las cuentas de un espacio singular en el que caben mucho m¨¢s que plantas en un barrio cada vez m¨¢s gentrificado.?
¡°Me chiflaban las plantas desde peque?a¡±, asegura. Ahora, en cambio, venderlas es ¨Ccasi¨C la ¨²ltima de sus preocupaciones. Sigue despachando ilustraciones, macetas y libros, muchos libros, de cuentos, de ilustraciones, novelas¡ todos relacionados con su pasi¨®n. Pero tambi¨¦n asesora: a galer¨ªas, restaurantes o particulares. Como Carmen, una se?ora que acaba de llamarla por tel¨¦fono para preguntarle el tama?o de sus maceteros m¨¢s grandes y a la que atiende, con paciencia y cinta m¨¦trica en mano, durante un cuarto de hora largo. Para quien quiera m¨¢s, sus talleres, impartidos en la tienda: pr¨¢ctico, como el de reproducci¨®n por esquejes; m¨¢s te¨®rico, como el de cuidados de plantas de interior. Siempre peque?o, particular, personalizado.
A ello dedica P¨¢ez parte de sus ma?anas: a acudir a casa, a ver qu¨¦ le pasa a esa orqu¨ªdea que te regal¨® tu mejor amigo o a entender por qu¨¦ no crecen como deber¨ªan esos aloes. Es la parte de contacto con la clientela lo que m¨¢s le llena. ¡°Soy muy victoriana¡±, cuenta, medio en broma medio en serio y haciendo referencia a aquellos primeros gabinetes, muebles llenos de cajoncitos y escondrijos con recuerdos de viajes lejanos. ¡°Intento que sea un lugar con encanto y la gente viene a que le haga recomendaciones, pero tambi¨¦n a darlas. Me traen semillas de sus viajes. Me aportan ideas. Hay personajes, situaciones¡ ?Si hay historia hasta en los muebles!¡±, explica, se?alando los ikeas que se mezclan con lo regalado por vecinos, amigos o clientes. ¡°Lo que no hay es business plan, solo se sobrevive. Hay un crecimiento creativo y org¨¢nico. Pero de eso no vamos a hablar¡¡±, evita mientras saca un libro de Stefano Moncuso, ¡°un genio de la neurobiolog¨ªa vegetal, que replantea todo del reino vegetal¡±, cuenta con los ojos brillantes. Su pasi¨®n es contagiosa. Y lo sabe: reconoce que, al final, lo que m¨¢s le gusta, lo que m¨¢s recomienda, es lo que m¨¢s se vende.
Adem¨¢s de qu¨¦, ?a quien despacha un gabinete bot¨¢nico, un lugar tan singular que env¨ªa una ficha por correo electr¨®nico especificando los detalles, riego, temperatura ideal, luz correcta, nombre cient¨ªfico, de cada planta comprada? No a los vecinos, tristemente, ¡°que o son abuelos o gente de AirBnb¡±, se lamenta. ¡°Despu¨¦s de cuatro a?os, funciona el boca a boca¡±, se sigue sorprendiendo P¨¢ez. Aunque reconoce que las redes sociales y un bonito Instagram todav¨ªa ayudan, ahora la clientela va m¨¢s a tiro hecho y porque se lo han recomendado.
La cuesti¨®n de c¨®mo no matar las plantas ocupa parte de sus estanter¨ªas y sus conocimientos. ¡°Ayudo a quien se instala en una casa nueva o a quien ya tiene plantas y requiere ayuda¡±, explica. Porque cada vez el verde est¨¢ m¨¢s presente en las vidas de los urbanitas que quieren ocuparse de algo pero sin que les lleve demasiado tiempo, que quieren ver crecer algo con paciencia m¨¢s all¨¢ del correr diario.
Aunque su tienda ocupa un pu?ado de metros en Lavapi¨¦s, sus ideas van m¨¢s all¨¢. Se plantea crear esquejes, investigar con semillas, montar un vivero propio. Piensa, ayuda, asesora y tambi¨¦n hace activismo con lo que vende (o no vende) y con lo que imparte. ¡°Hay plantas que se ponen de moda y son invasivas, como la oxalis triangularis. Van a sacar un real decreto para prohibirla¡ Hay mucho desconocimiento y hay que educar. Intento ayudar a que se aprenda a mirar, a observar y pensar¡±, cuenta, con la enciclopedia de The Royal Horticultural Society sobre la mesa. Aqu¨ª, el saber va mucho m¨¢s all¨¢ de la Wikipedia. Y tambi¨¦n m¨¢s all¨¢ de Doctor Fourquet, 30.
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